Por Vladimir Huarachi Copa
En este primer tramo hacia la histórica segunda vuelta presidencial en Bolivia, después del 17 de agosto, se han producido una serie de hechos analizados, comentados e incluso debatidos en medios de comunicación. Y no se trata solo de acontecimientos nacionales, sino también de sucesos internacionales que, al momento de escribir este artículo, continúan marcando la retina de generaciones posteriores a la de los políticos bolivianos: la derrota política de Milei en Argentina y la movilización en Nepal que culminó con la caída del primer ministro, protagonizada por la generación Z.
La derrota de Milei se explica, principalmente, por la situación económica: no logró garantizar el bienestar de las familias argentinas. A ello se sumó la corrupción que no supo afrontar y que, por el contrario, lo expuso a una contradicción frente a su promesa de erradicar los vicios heredados de la “casta política”. A estos factores se añade el desgaste en el Congreso y, quizá lo más relevante, la unidad alcanzada por los distintos sectores del peronismo. En ese contexto, el distanciamiento de Axel Kicillof respecto a Cristina Fernández fue un punto decisivo.
En el caso de Nepal, el derrocamiento de una clase política corroída por la corrupción fue liderado por la llamada generación Z, nacida entre 1997 y 2012. Esta protagonizó una movilización contra la prohibición de 26 redes sociales, entre ellas algunas de las más populares: WhatsApp, Facebook, Instagram y WeChat. La consecuencia inmediata fue el apagón digital que aisló a millones de familias, pues gran parte de los hogares dependen de las remesas enviadas desde el extranjero. Detrás de este estallido, los jóvenes señalaron como causa de fondo la corrupción persistente de los sucesivos gobiernos.
Ahora bien, ¿qué relación tienen estos hechos internacionales con Bolivia? Sin forzar la respuesta, podría afirmarse que el caso argentino guarda cierto paralelismo con la falta de unidad en las organizaciones políticas bolivianas vinculadas al pueblo. A diferencia del peronismo, el “evismo”, el “masismo” y el “androniquismo” no lograron presentarse en un solo bloque, lo que les costó un desplazamiento forzoso de la arena política en las últimas elecciones, aunque los evistas aseguren que “ganaron” a través del voto nulo.
Por un lado, el masismo, con Eduardo Del Castillo como candidato presidencial, sabía perfectamente el impacto que tendría en el electorado su decisión de competir. Por otro, Andrónico Rodríguez, actual presidente del Senado, también conocía el alcance de sus actos al lanzarse a la contienda, más aún al no haberse distanciado de Evo Morales como sí lo hizo Axel Kicillof en Argentina. Así, puede decirse que el evismo, el masismo y el androniquismo actuaron movidos más por disputas personales que por un verdadero interés en la sociedad boliviana.
Hoy, rumbo a la segunda vuelta para elegir al nuevo presidente, el binomio que llegue al poder no solo deberá enfrentar la delicada situación económica, sino también un escenario político trabado por la disputa entre generaciones que buscan conquistar al electorado: Baby Boomers, Millennials, Z y Alpha. En este contexto, dos candidatos a la vicepresidencia son Millennials, Edmand Lara (PDC) y Juan Pablo Velasco (Alianza Libre), mientras que los únicos de esa generación que aspiraban a la presidencia, Andrónico Rodríguez y Eduardo Del Castillo, quedaron fuera, tanto por sus propias decisiones como por el peso de sus inmediatos antecesores.
De este modo, es posible que más temprano que tarde la generación Z, al ingresar de lleno a la arena política, logre desplazar a los Millennials. Estos últimos, cuando tuvieron la oportunidad de marcar una ruptura con sus antecesores, no supieron hacerlo. Aunque cabe la posibilidad de que intenten regresar a la contienda en 2030, tendrán detrás a una generación que no parece dispuesta a esperar un “plan B”. Por eso, los binomios que hoy compiten por la presidencia difícilmente tendrán una segunda oportunidad, del mismo modo que el electorado ya se la negó al establishment político.
Vladimir Huarachi Copa
Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma de Nayarit, México. Maestro en Análisis Regional por el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias sobre Desarrollo Regional de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, México. Diplomado en Preparación y Evaluación de Proyectos, Docencia Universitaria Basada en la Neuroeducación y Competencias, y en Investigación Científica y Técnica. Los primeros dos diplomados fueron obtenidos en la Universidad Mayor de San Simón, Bolivia, y el tercero en la Universidad Militar de las Fuerzas Armadas, Bolivia. Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Mayor de San Simón, Bolivia. Entre sus escritos más recientes se incluyen: El voto en contra en Bolivia (Primereando Las Noticias, 21/09/2025), El agronegocio y la prolongación de la vieja política (Los Tiempos, 20/08/2025), Contexto de inicio de campaña de Andrónico (Los Tiempos, 30/06/2025), Bolivia hacia el colapso de su sociedad (Los Tiempos, 10/06/2025), y Expectativas sobre la economía boliviana (Los Tiempos, 27/05/2025)
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