Por Raúl Pizarro Rivera


Sólo su falta de criterio y la odiosidad política del Presidente Boric fueron los factores que lo indujeron a llevar a la Gala del Dieciocho de Septiembre en el Teatro Municipal de Santiago a su hijita Violeta, de algo más de un mes de vida.

Mientras su padre saludaba desde el palco a los asistentes, su madre, Paula Carrasco, sostenía en sus brazos a su dormida hija. Especialistas pediátricos comentaron que una experiencia así hay que evitarla “por el daño que el bullicio puede causar a la audición del lactante”.

Boric, que de protocolo sabe tanto como de economía, notificó a su invitante, el jefe comunal de Santiago, que no podría tenerlo en el palco presidencial, toda una tradición dieciochera, “porque iré a la gala con mi familia”. Ese fue el desenlace de una crítica del edil capitalino al Mandatario por viajar a La Pampilla a inaugurar oficialmente desde allí las fondas, invitado por el alcalde de Coquimbo, un militante del Frente Amplio.

La izquierda interpretó dicha tierna escena de los Boric/Carrasco en el Municipal como “un homenaje a las familias chilenas”, todo un tongo, sabiéndose que días antes, el Presidente le puso urgencia al proyecto de aborto libre.

Esta iniciativa fue parte de la campaña presidencial de Boric y, también, incluida en el fallido texto de la Convención Constitucional marxista. Cuando, para evitar su extinción, la DC se unió al pacto electoral del Gobierno, exigió que tal propuesta se eliminase del programa de Jeannette Jara, por lo que el Frente Amplio se enardeció, ya que a juicio de su presidenta Constanza Martínez, “tal derecho de la mujer es la razón de ser de nuestro partido”.

El escenario político actual es mayoritariamente adverso a la idea de legislar sobre la materia -el aborto ya es legal en tres causales- y el presidente de la Cámara de Diputados anunció que la idea “ni siquiera la pondré en tabla”.

En la propaganda de las elecciones presidencial y parlamentaria se ha puesto especial énfasis en la necesidad de que el Congreso apruebe, y pronto, el proyecto de sala cuna universal obligatoria para las mujeres trabajadoras. Ello es contradictorio y absurdo frente al apuro del Gobierno por imponer el aborto libre. Si a las alarmantes cifras de la disminución de la natalidad en el país se le suma el “derecho” a la libre eliminación de un feto, ni siquiera serán necesarias las salas cunas.

En Chile hay 2.600.000 mujeres en edad fértil, pero 1.600.000 de ellas rehúsa ser madre. El promedio de hijo por familia es de 1.12, un 50% menos que en 1990.

En esta lúgubre realidad inciden las políticas económicas de cada Gobierno, y éste, el de Boric, se ha encargado de empeorar severamente la del ámbito femenino. Se estima que existen 3.800.000 mujeres en “situación de trabajo”, de las cuales 1.200.000 lo hace en la informalidad, esto es, al margen de las leyes laborales y de sus derechos sociales.

Del supuestamente probable 2.500.000 de mujeres con trabajo formal, hay 500.000 cesantes, 100 mil más que en la fecha en que este Gobierno inició su gestión. Dicho nivel de desempleo femenino agudizará el deseo, cada vez más generalizado, de no tener hijos, lo que genera un panorama desolador con consecuencias nefastas para el Estado.

La disminución poblacional implica un cambio demográfico alarmante, y ello porque Chile tiene una de las tasas de fecundidad más bajas de Latinoamérica (1.12 hijos por mujer), lo que ya está causando un fulminante envejecimiento de la población y se proyecta una drástica reducción de sus habitantes para 2050.

Una disminución poblacional genera severos desequilibrios económicos, como la reducción de la fuerza laboral, el aumento de costos en los sistemas de pensiones y atención de salud, menores ingresos públicos por impuestos y una contracción de la demanda interna y del crecimiento, todo ello con nefastas consecuencias para la caja fiscal.

Por último, acaba de concretarse otro episodio adverso para la ya más que alicaída situación de las mujeres chilenas: en la Asamblea General de la ONU, el Presidente Boric echó al fuego a quien, alguna vez, la izquierda definió como “la mamá de Chile”, Michelle Bachelet, al anunciar inoportunamente su candidatura a la Secretaría General de dicho organismo mundial.

Aunque la elección del sustituto del socialista portugués António Guterres será a fines de 2026, desde ya es pronosticable que la ex Mandataria tiene muchos más obstáculos que terreno plano para acceder a dicho rimbombante pero irrelevante puesto.

Tendrá que ser oficialmente presentada -si es que llega a ocurrir- por un nuevo Gobierno absurdamente anti izquierdista y, para peor de ella, es hija de una comunista. Le dio cobijo y sepultura en Chile al criminal dictador de la entonces Alemania Oriental, tras la caída del Muro de Berlín.

Para una candidatura de esta envergadura son súper millonarios los fondos que se requieren, pues se trata de una campaña a nivel mundial. El presupuesto 2026 obligatoriamente ya tiene recortes sustantivos y los candidatos de oposición anuncian más, por lo que es impensable su financiamiento.

Bachelet, a no olvidarlo, salió mal de su cargo de Alta Comisionada de DD.HH. de la ONU, ya que 14 naciones solicitaron que no se le ofreciera seguir en dicha función. Xi Jimping la criticó en términos inusualmente duros. Desde ya tiene los votos en contra nada menos que de Estados Unidos y de China.

Era ella la candidata de Boric para sucederlo en La Moneda, pero no postuló a la elección presidencial porque no hubo un solo estudio de su sector que le diera alguna mínima garantía de ser electa, y en compensación, ahora la propone para la ONU.

El país la recuerda como la autora del desmadre de la inmigración con el arribo masivo de haitianos y también se la identifica como quien marcó el inicio de la corrupción en la administración pública. Fue, además, difusora de una gran mentira (“me informé por la prensa”), y los tribunales no han indagado los $ 350 millones que recibió su Fundación Horizonte Ciudadano de parte de la Gobernación del Bío Bío, investigada en el marco de las defraudaciones al Fisco. No es, entonces, una (pre) candidata de Chile, sino sólo de Boric: más que un reconocimiento, esta genialidad del Presidente la ha crucificado, y con mucha anticipación.

En este Gobierno, ¡y qué duda cabe!, nuestras mujeres han ido cuesta abajo, porque entre las muchas materias que ignora está la genuina dimensión del feminismo y su real e histórica razón de existir.

SI TE GUSTÓ, COMPÁRTELO

.