Osvaldo Rivera Riffo
Presidente
Fundación Voz Nacional


Al pensar en esta columna se me vino al recuerdo un cuento infantil muy conocido y mediante el cual se les enseñaba a los infantes a no mentir. El cuento se llama, El zorro embustero. Ningún padre o madre quiere que su hijo diga mentiras ya que la honestidad y la sinceridad son dos valores que queremos transmitir a los pequeños de la casa y para ello lo mejor es dar el ejemplo.

El zorro era rápido divertido e inteligente, engatusaba con sus cuentos. Adoraba ser escuchado, nada le gustaba más que las caras boquiabiertas cuando él contaba algo.

Con los años se fue haciendo más astuto e inventaba las historias más disparatadas. Así las cosas el zorro se fue haciendo famoso en el bosque, no por ser un gran atleta o un valiente, ni siquiera un excelente narrador, sino por ser un embustero. Los que participaban con él nunca sabían cuando decía la verdad y en qué momento mentiría.

Una noche su madre salió de casería y quedó atrapada en una trampa.

¡Hijo estoy atrapada, pide ayuda por favor! Gritó desesperada la pobre zorra.

El mentiroso salió a pedir ayuda y nadie le creyó su cuento, sus amigos se escondieron en las madrigueras y lo dejaron solo. Su fama de mentiroso se había apoderado del bosque…

Este cuento síganme Uds. con en la siguiente historia y estoy cierto que encontrarán una similitud completa.

Desde que comenzara la incursión presidencial de José Antonio Kast fui observando un modo particular de entender el desarrollo político por el que el país atraviesa. Se escuchaba un discurso apuntando a las cosas necesarias y útiles, el que fue identificando como “el sentido común”, sin dar señales de la sociedad que quería construir para el futuro.

Fueron elementos que dieron un perfil de un proceder propio de quien organiza una estructura instrumental funcional a las ocasiones precisas donde poder anclar sus intereses.

Luego de su primera incursión presidencial, sólo quería construir un movimiento apoyado en un centro de pensamiento para ideas políticas, donde concitó la colaboración de variadas personas que con distintos intereses fueron aportando ideas y en muchas conversaciones intercambios necesarios de estrategias.

Pero había un común denominador en cada una de esas acciones, el supuesto líder se mostraba escéptico, rebatía consideraciones básicas para enfrentar la política con nuevas ideas como si un imán lo atrajera a no separarse del núcleo madre de donde venía.

Esto hizo que muchos nos desilusionáramos de su actuar y de la forma como prefería  rodearse de hombres y mujeres “yes men”, algunos de los cuales sin luces de ninguna especie

La negativa original a organizar una propuesta política que lo alejara de la partitocracia actual era resistida y comenzó una secuencia de equivocaciones.

Ganada la primera vuelta, en su segundo intento se dejó seducir por un viaje a EEUU que  a la fecha deja enormes y difusas dudas. Su comportamiento posterior, en el último debate con Boric, se dejó arrastrar por un ataque personal absolutamente inútil. Era el momento del estadista, de ese que llevaba la bandera de la esperanza, del orden, de la autoridad de la defensa de aquellos valores tan respetados de nuestra tradición cristiano occidental, de un proyecto político con visión de estado y de futuro. Pero no, prefirió mirar como lo atacaban,  como le desmoronaban una imagen que sabían que estaba hecha con arena.

En la desesperación la nación soberana  optó por darle una nueva oportunidad y entregarle el respaldo para que dentro del proceso  ilegal e inscontitucional por él mismo denunciado,  existiera una barrera de contención y de denuncia permanente de lo que se haría al interior de esa ilegal instancia.

Eligió no a los mejores, con el clásico dedo para representar al PR en el “consejo constitucional”

Obtuvieron un resonado resultado que dejó boquiabiertos a la elite política completa y entonces salió el conejo del sombrero. “Llegó el PR a confeccionar una nueva y buena constitución,” creyéndose un cuento distinto para el que había sido mandatado. En resumen partieron traicionando a sus electores y a Chile.

Enviaron más de 400 enmiendas al texto escrito y con candado por la comisión experta. Generando una estrategia comunicacional para dar a conocer sus enmiendas con las cuales será la constitución con amor por el bien de Chile y aquí aparece de nuevo  el zorro embustero mintiendo a destajo porque esas enmiendas no han sido votadas por el pleno.

Iniciada la discusión de las enmiendas comienzan paralelamente los diálogos y consensos, por cierto no la defensa de principios y valores ni mucho menos coherencia con lo que sostienen los planteamientos de su declaración doctrinaria y cometen un crimen político trascendental, retiran las enmiendas que incomodaban a la izquierda y que afectaban la esencia misma de lo que ellos defendían y que era el clamor a gritos de la ciudadanía.

Fue estruendoso el aplauso recibido por sus adversarios políticos y el PR estaba ufano, había logrado tener validez entre sus pares y no tener el rótulo de EXTREMISTA” ya lo había adelantado el dueño del Partido que ellos buscaban el centro político. Por cierto una posición muy cómoda para estar un día con los pensamientos conservadores y al día siguiente con los mandamientos de la izquierda. Lo que este señor nunca ha entendido es que el centro político no existe, sólo es una idea que se asemeja a un péndulo que se mueve de acuerdo a la fuerza de un extremo a otro y cuando la fuerza se detiene queda detenido inerte en el centro.

De estos centristas hay muchos y algunos con notoriedad comunicacional como un cómico locutor que oficia de analista político y que asume ser el representante de la moral política chilena, sin duda que no se da cuenta del atrevimiento de su ignorancia.

Entonces el PR y el zorro embustero serán como la pieza musical Tocata y Fuga y para los que no entiendan esta metáfora explicaré brevemente este contenido musical: la tocata es una introducción libre, conocida también como Preludio, construida sobre la base de rápidas escalas y arpegios. La fuga, como toda fuga, entreteje y va traslapando repeticiones  de un tema principal urdiendo un complejo juego de voces.

Sin ni siquiera saber de música, han urdido un juego de voces que desgraciadamente suena disonante y peor aún de una línea melódica sólo conocida en ceremonias o rituales sórdidos de la política, en que se entrega a los infiernos el destino de sus ideas con el propósito de seguir gozando del bienestar terrenal que otorga la élite política: Ser parte de la partitocracia.

Los  escombros de la ruina en que quedarán convertidos, será un símbolo de la traición, la mentira, la torpeza y la estupidez política y las cabezas de varios de sus emblemáticos representantes  quedarán políticamente, como en las antiguas guerra, ensartadas en la picota para que el pueblo aprenda quienes fueron los traidores que vendieron la patria al globalismo internacional.

Como se oyó más de alguna vez ¡Ni perdón ni olvido!

¡Ud. Vote en contra en diciembre, es su única oportunidad!

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