18 DE MAYO DE 2022
Hermógenes Pérez de Arce
Estoy en desacuerdo con que la Constitución esté muerta, como dice la mayoría: está plenamente vigente y hay que hacerla respetar. Pero en Chile ya no hay estado de derecho (una mala traducción de "rule of law"), como dicen, pues no se respeta la ley. Su principal violadora es la Corte Suprema, que acaba de condenar al brigadier (r) Miguel Krassnoff por un delito "de lesa humanidad" inexistente a la fecha de los hechos. Mismo oficial que ha sido sentenciado a 843 años de presidio, algo inverosímil, sin pruebas y sólo en virtud de una ficción ilegal, confesada ante las cámaras por el juez que más lo condenó. Los prevaricadores deberían ir a la cárcel, pero acá van a la Corte Suprema, cuyo acceso está vedado a los honestos (Raquel Camposano y Alfredo Pfeiffer, por nombrar sólo dos.)
Tempoco el modelo de economía libre está muerto, como dice la mayoría. Hay cerca de un millón de emprendedores que todavía tienen (si bien cada vez menos) libertad para producir y vender lo que producen. El mercado está más vivo que nunca, si bien en parte es negro. Pero produce.
El "malestar" que supuestamente se declaró en 2019, si lo hubo, no fue culpa del modelo, sino del Estado. Las listas de espera en la salud pública son culpa del Estado. La falta de aprendizaje en la educación y las tomas de establecimientos se radican en la estatal. Las malas pensiones se deben a que se mantiene la edad de jubilación en 60 años para mujeres y 65 para hombres, fijadas cuando vivían menos de 70 años, en circunstancias que hoy viven, gracias al modelo, 80 ellos y más ellas. No atreverse a aumentar la edad de jubilación es culpa del Estado.
Los "campamentos" y la falta de viviendas también son su culpa, porque no financia más construcciones debido a que paga en exceso a sus funcionarios: un 50 % más que en iguales tareas del sector privado. Y porque ha multiplicado por siete su personal entre 1990 y 2015. Entonces el gasto en burocracia y pitutos no deja plata para los sin casa. Si se redujera en 10 % las remuneraciones excesivas del Estado se podría financiar una pensión mínima de $400 mil pesos mensuales.
Un parlamentario gana 25 salarios mínimos, aparte de variados agregados "para gastos". Uno sueco gana cinco salarios mínimos. En el exceso de remuneraciones y personal del sector público se va la plata de los que pagamos impuestos. Lo que hay que cambiar es el sector público, no la Constitución.
El auge del delito también es culpa del Estado. Estoy en desacuerdo con que se persiga a los carabineros y policías más que a los delincuentes y con la actual justicia prodelito. Fin a la puerta giratoria. Supresión del Instituto de Derechos Humanos, persecutor de las fuerzas de orden. Cada vez que toman preso a un delincuente flagrante, resulta que estaba libre teniendo una o más condenas u órdenes de detención pendientes. Culpa del Estado. Y de inmediato la justicia lo deja libre. Consecuencia: más portonazos, encerronas, asaltos. En Chile hoy el maleante es un rey. Casi no paga costos y es el único que puede portar armas y usarlas. Hay que destronarlo. Operación rastrillo en poblaciones y todos los patos malos para adentro.
Estoy en desacuerdo con que los reos no paguen con trabajo su deuda con la sociedad. Deberían mandarlos a algunas de nuestras numerosas islas a sembrar papas, en lugar de estar hacinados en penales saturados, cuyo suelo está cubierto de excrementos, donde las peleas con machetes y las perversiones son parte de la rutina diaria y "el bueno se hace malo y el malo se hace peor".
Sí, estoy en desacuerdo con este Chile de izquierda y en proceso de desintegración institucional y social en que, sobre todo si otra vez gana el Apruebo, ya no va a valer la pena vivir.
Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/
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