15 DE MAYO DE 2022 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


Una amiga, otrora piñerista y actual entreguista, que ha dejado de leerme porque, dice, yo insisto en mencionar a Pinochet como un libertador y en decir que si gana el Rechazo hay que seguir con la Constitución del 80, me ha confesado que todos los taxistas con que habla, en sus diarios desplazamientos derivados de su trabajo, le dicen que se necesita otro Pinochet.

--Por supuesto-- le he replicado-- pues los taxistas son voceros del sentido común y saben que lo que más le urge a Chile hoy es recobrar el orden, restablecer la legalidad ("rule of law", mal traducido como "estado de derecho") y una economía libre, fundada en disminuir el tamaño del Estado, respetar el derecho de propiedad y la subsidiariedad.

Rasgos que caracterizaron al gobierno de Pinochet, el más exitoso de nuestra historia en términos de los cambios positivos que introdujo y de los desafíos económicos y armados internos y externos que superó. Y además procuró respetar y hacer respetar los derechos humanos, cosa que puedo probar fácilmente, pero por sostener la cual me echaron de un programa del Canal 13 (cuyo dueño pidió perdón a la audiencia por haberme convidado) y me aplicaron censura previa en la Revista del Abogado (usted puede leer el artículo censurado retrocediendo al 27 de marzo de 2015 en este blog).

Lo que yo sostengo lo repudia violentamente la izquierda, no lo comparte el centro y no se atreve a decirlo la derecha, parte de la cual, además, sobre todo la de menor edad, tampoco lo cree, pues ha comprado las consignas mentirosas de la izquierda.

Este blog, donde he mantenido siempre la misma línea, últimamente ha disminuido su número de lectores a la mitad, en la cual, sin embargo, se han quedado los más opuestos a mis ideas, supongo que para poder seguir contradiciéndome y/o insultándome en sus comentarios. Pero yo nunca he condicionado lo que escribo al número de seguidores, sino sólo a lo que realmente opino.

Y opino que Chile nunca ha sido más libre y democrático que bajo la Constitución actual. Mientras ella rigió sin cortapisas The Economist situó al país entre las "democracias plenas". Cuando sobrevino el actual "parlamentarismo de facto", nos rebajó a "democracia defectuosa". Luego, hay que restablecer la normalidad legal para recobrar nuestra democracia, perseguir la delincuencia y garantizar el orden. Y pese a que los contribuyentes financiamos caras y bien equipadas fuerzas para mantener la paz interna, los políticos actuales no se atreven a usarlas y reina el delito. ¡Que nos devuelvan la plata!

Chile nunca ha mejorado más en términos de orden interno, riqueza material, estabilidad política y superación de la pobreza que bajo la Constitución de 1980. Esto es objetivo y perfectamente comprobable. ¿Cómo podría yo estar de acuerdo en reemplazarla, sólo porque me amenazan con la violencia si no lo hago? ¿O porque dejan de leer este blog?

¿Por qué si, a través de la violencia ilegal y el parlamentarismo de facto, se ha llegado a un "plebiscito de salida" que (¡sorpresa general!) el Rechazo va a ganar, yo debería, sin embargo, opinar que hay que cambiar la Carta de todas maneras? La mayoría popular va a decir que no y yo, partidario de esa Carta ¿debo insistir en cambiarla? ¿Me creen imbécil? Porque sólo los imbéciles se meten a "arreglar" lo que anda bien. Sobre todo si la mayoría tampoco quiere "arreglarlo".

¡Váyanse a la punta del cerro!

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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