Gonzalo Rojas Sánchez


Se han ido conociendo ya las argucias que están usando algunos expertos de las izquierdas para deshacer los acuerdos a los que habían concurrido en la primera fase de trabajo de la Comisión.

A estas alturas, ya no resulta comprensible que cada vez que esto sucede haya personas que se vean sorprendidas por la doblez de los marxistas. Es cierto que algunos expertos nombrados por la oposición –debido a su falta de experiencia y a su hombría de bien– se sienten descolocados ante las emergentes pillerías de los gobiernistas, pero lo importante es que en cuanto perciban esa innoble actitud, se pongan en guardia atenta y no vayan a incurrir en una segunda entrega de confianza a quienes no la merecen.

¿Por qué pasa que personas de alta cualificación intelectual y moral caen en la ingenuidad de pensar que se puede confiar en las izquierdas?

Primero, porque desde su propio noble comportamiento, la disposición obvia respecto de los demás es a pensar que todo el mundo puede y debe comportarse con honradez. Sí, todo el mundo puede y debe, pero el marxismo es de tal modo perturbador de la naturaleza humana que, mientras se permanece capturado por ese reduccionismo ideológico, las facultades morales se oscurecen y se está dispuesto, simplemente, a hacer todo lo que sea conveniente para la revolución.

Quienes desde su mejor buena voluntad piensan que ‘esta vez sí’ habrá izquierdistas que se comporten honradamente, se dignifican a sí mismos en su buena aproximación a los demás, pero yerran en cuanto a la posibilidad de que efectivamente la contraparte se comporte del modo que ellos lo esperan.

La segunda razón es la falta de formación histórica específica sobre el maquiavelismo de los marxistas. O, quizás, bastaría con decir, sobre ‘el marxismo de los marxistas’. Los 120 años de actuación de los partidos bolcheviques, comunistas y de todos sus sucedáneos, demuestran fehacientemente que jamás se puede confiar un ápice en ellos. Pero eso hay que saberlo, hay que conocerlo con cierto grado de detalle.

¡Cuanta falta hace una buena formación histórica de nuestros políticos y actores cívicos!

Fuente: https://viva-chile.cl/2023/04/una-vez-mas/

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