16/04/2023 

 

 

 

 

 

 

Andrés Montero


La mayoría de los chilenos se pregunta: ¿Cómo es posible que un pésimo presidente, que tanto daño le hizo a Chile, tenga un monumento en su honor frente al palacio de gobierno?


A pocos metros del Palacio de la Moneda, en Santiago de Chile, se erige un monumento al expresidente chileno Salvador Allende Gossens.

Es lugar de culto para la izquierda dura chilena. También lo es, para dignatarios extranjeros, que le rinden honores al peor presidente de la historia de Chile.

El actual presidente Gabriel Boric, inició hace 1 año su mandato visitando el monumento y dando una señal de admiración por quien condujo a Chile a su peor crisis política, económica y social.

El monumento tuvo su origen en una moción de la Cámara de Diputados en 1991 –tras el fin del gobierno militar– la cual se transformó en ley en 1994. La inauguración del monumento tuvo lugar en el año 2000, bajo el gobierno de Ricardo Lagos.

23 años después, la mayoría de los chilenos se pregunta: ¿Cómo es posible que un pésimo presidente, que tanto daño le hizo a Chile, tenga un monumento en su honor frente al palacio de gobierno?

Salvador Allende Gossens, fue presidente de Chile al cuarto intento, entre 1970 y 1973, habiendo obtenido solo el 36 % de los votos.

En la Constitución antigua no era necesario en Chile obtener mayoría absoluta, lo que le permitió a Allende convertirse en presidente, con el apoyo del Partido Demócrata Cristiano PDC, en el Congreso Nacional.

Tras asumir Allende, e iniciar rápidamente sus acciones revolucionarias, coartando la libertad individual y transitando hacia un socialismo soviético, el PDC se transformó en opositor. El expresidente Eduardo Frei Montalva (1964-1970), fue un activo opositor de Allende.

El gobierno de la Unidad Popular incluía en sus filas a socialistas, comunistas e izquierdistas en general (muy parecida a la actual coalición gobernante de Gabriel Boric).

Allende llevó a Chile a ser campeón del mundo en inflación, título arrebatado más tarde por la Argentina peronista.

La economía chilena bajo Allende colapsó. Se estatizaron, sin pago alguno, más de 600 empresas privadas, se destruyó la agricultura con una brutal reforma agraria, se intentó unificar la educación con la Escuela Nacional Unificada ENU y se instauraron la Juntas de Abastecimiento del Pueblo JAP, para acceder a alimentos de primera necesidad.

Durante el gobierno de Allende se estrecharon vínculos con la Cuba castrista, habiendo visitado Chile el tirano del Caribe, durante 24 días.

La Alemania comunista de Honecker fue otro socio ideológico de Allende, al igual que la Unión Soviética de Brézhnev.

Al cumplirse este año 50 años del golpe militar chileno, en que un grupo de valientes soldados, liberaron a Chile de una inminente tiranía marxista, el gobierno de Boric está empecinado en conmemorar la muerte de Allende, quien se suicidó, durante el golpe militar.

Ya ha comprometido su visita a Chile en septiembre próximo, el delirante presidente de México AMLO, el presidente de Argentina y el exguerrillero presidente de Colombia, todos miembros del «progresista» grupo de Puebla.

La izquierda dura y populista se dará cita en Santiago de Chile para seguir alabando a Allende e intentar darle apoyo al presidente chileno, que navega con dificultades y sin rumbo conocido.

Allende fue un seductor, amante de la buena ropa, de la buena comida y de los licores caros. Su elocuencia le permitió obnubilar a los sectores más desposeídos y alcanzar el poder con un sistema electoral hoy desaparecido.

Para el europeo común es difícil entender el proceso chileno, toda vez que muchos políticos, incluyendo a parte de los europeos de derechas, no perciben que Chile llegó en 1973 a un punto de no retorno similar al de Cuba, Venezuela o Nicaragua.

Las fuerzas armadas intervinieron en Chile, como último recurso y a solicitud de una gran mayoría ciudadana. El apoyo actual al presidente chileno no alcanza el 30 % y el último ejercicio electoral en Chile, resultó en que un 62 % de la población estuvo en contra del proyecto de nueva Constitución propuesto por la izquierda chilena.

La desinformación y la venganza han sido los principales motores de promoción de la figura de Allende en universidades norteamericanas y europeas.

La prensa sesgada, Naciones Unidas y sus divisiones de DDHH y un no pequeño grupo de chilenos, que tras el golpe salieron de Chile para iniciar una potente campaña de desprestigio del gobierno militar, capturaron la atención de muchos.

Ya llegará el día en que ese monumento inmerecido se retire y vuelva a reinstalarse el monumento al general Manuel Baquedano, héroe de la Guerra del Pacífico, desmantelado en democracia por hordas de violentos vándalos que no conocen la historia de Chile.

También algún día volverán los monumentos a esos valientes soldados que juraron morir por la Patria y que salvaron la democracia de Chile y a muchos que recuperaron la libertad, y que más tarde les dieron la espalda a soldados nobles, muchos de ellos octogenarios y nonagenarios en prisión, sin haber tenido acceso a un juicio justo.

  • Andrés Montero es columnista, autor y empresario chileno

Fuente: https://www.eldebate.com/internacional/latinoamerica/20230416/monumento-salvador-allende_107681.html

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