5 junio, 2023 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por Vanessa Kaiser


1.- Una gran mayoría del país “desaprueba” al Presidente. Muchos no querrán una Constitución que lleve su firma. La campaña del “en contra” será pan comido.

2.- Es muy probable que se repita la situación del plebiscito de entrada. La segunda papeleta reflejó un rechazo profundo hacia la clase política. Recordemos que el 79% votó en contra de su participación. Este juicio será aún más devastador si desaparece la oposición a este proceso que “sólo le importa a los políticos”, mientras los ciudadanos lidian con las consecuencias del descalabro institucional que afecta al país. No olvidemos que, en las elecciones de consejeros, los blancos, nulos y la abstención suman casi cinco millones de votos.

3.- Agregue a lo anterior la sensación de ilegitimidad de este proceso ampliamente rechazado. ¿Entenderán los políticos que al menos cinco millones de personas y una parte importante de quienes votaron por Republicanos van a estar en contra de todo lo que le presente una clase política que no respeta los resultados democráticos?

4.- Al parecer el lema de Carlos Ibáñez del Campo en su campaña- “a barrer con los políticos”- volverá a cobrar fuerza, sobre todo, cuando la ciudadanía se dé cuenta de que su malestar terminó por ser útil al empoderamiento escandaloso de la casta política. Basta con dar a conocer la disposición que establece el fin del principio de representación en favor de las directivas de los partidos: “La ley regulará los casos, la oportunidad y forma en que los órganos directivos de un partido político podrán dar órdenes de partido a sus afiliados parlamentarios”. Si no las cumple, el político pierde el cargo y el partido determina quién lo reemplaza. El carácter totalitario de esta propuesta es, francamente, inaceptable.

5.- Como si con la institucionalización de un régimen oligárquico no fuera suficiente, nuestra democracia corre peligro puesto que el Servel no está en la lista de los órganos autónomos establecida por los bordes y en el proyecto de la Comisión Experta no se le menciona ni una sola vez. Nadie que sepa esto y valore su democracia va a votar a favor.

6.- Los padres del país votarán en contra cuando sepan que, en la nueva Constitución, se suprime el deber del Estado de “otorgar especial protección” al ejercicio de su derecho a educar a sus hijos. Por otra parte, el reemplazo de los padres por “las familias”, en tanto sujeto del derecho y deber a educar, no sólo rompe la relación entre el vínculo consanguíneo directo y el ejercicio de la autoridad paterna y materna, sino que distorsiona la identidad del titular del derecho y del deber a educar.

7.- Es altamente probable que la ciudadanía vote en contra del primer artículo del mamarracho rechazado, simplemente, porque no aceptará un modelo institucional que tenga fundamentos octubristas, preferidos por los convencionales del proceso anterior. En lo que respecta al contenido del polémico modelo se recomienda un ejercicio jurídico básico cual es la revisión de la historia de la ley 20.050 en las actas de las discusiones de reforma constitucional de 2005. Lo cito: El estado social y democrático de derecho implica: “a. La determinación constitucional de un deber jurídico efectivo; b. El carácter general de ese deber jurídico, de suerte que forme parte necesariamente del contenido del poder público; c. Es un deber jurídico cuyo cumplimiento es exigible por los ciudadanos en sede judicial; d. Ese cumplimiento del deber no se satisface únicamente con la dictación y vigencia de las normas jurídicas que atiendan al contenido del mandato que se propone, sino que requiere, además, de la producción de efectos en la misma realidad social, y e. Por ello mismo, se trata de un deber finalista, cuyo contenido consiste en imponer una acción positiva destinada a realizar los objetivos que se pretenden del Estado Social”.

En breve, se cavará la tumba del neoliberalismo bajo la fórmula de justicia social que hoy inspira a los jueces activistas de los tribunales laborales que fallan casi en un 100% de los casos a favor del trabajador.

8.- Coherente con el modelo descrito, el proyecto de la Comisión fija las reglas para la entrada al mercado del Estado empresario. Cuando la ciudadanía entienda que, si vota a favor, le estará dando la Constitución habilitante a Teillier y compañía, votará en contra.

9.- Otro aspecto a tener en consideración es que, en medio de la crisis de seguridad más importante de los últimos cincuenta años, se plebiscitará un documento que desconstitucionaliza a las FF.AA. de Orden y Seguridad, cambiando, además, su estatus de “dependientes, obedientes y no deliberantes” por una subordinación al poder civil que podría transformarlas en guardia pretoriana del gobierno de turno. Claramente, la gente votará en contra.  

10.- Finalmente, que hayan radicado la soberanía en el pueblo y no en la nación es resultado de un nuevo intento de desmantelamiento y refundación de Chile; otra forma de introducir la “plurinacionalidad”. Me explico. Bajo el manto de una nación conviven muchos pueblos; a la inversa, no existe tal cosa como muchas naciones constituyendo un solo pueblo. Por algo usamos el término “Estado-nación” y no existe la fórmula “Estado-pueblo”. Si no cree que esta distinción es relevante, lo invito a revisar las últimas reformas a la Constitución China en que se cambió la palabra “pueblo” por “nación”, justamente, para dotar de mayor unidad a la diversidad. Por otra parte, desde el ojo torcido de la izquierda, el pueblo refiere solo a la clase explotada o a aquellos pueblos de origen indígena que les sirven de punta de lanza para despedazar la unidad territorial y cultural del país.

 En suma, nadie que ame a Chile votará a favor.

Fuente: https://ellibero.cl/opinion/10-razones-para-votar-en-contra/

.