Osvaldo Rivera Riffo
Presidente
Fundación Voz Nacional
La historia está plagada de actos innobles realizados por hombres que cegados por el odio han cometido todo tipo de sacrilegios en contra de personas, bienes, la historia o la teología y toda norma civilizada de respeto y orden.
Sin duda que los ritos históricos, aquellos que encienden el patriotismo de las naciones, son ejemplos que cruzan a los pueblos civilizados en cuyo seno año a año en ceremonias ritos o actos religiosos recuerdan las gestas que le dieron identidad honor y gloria.
Ver pasar a los sones marciales por las calles de todos los pueblos a chilenos, soldados, escolares, comunidad organizada rindiendo honores a nuestras gestas históricas quizás sea el más elevado sentimiento de agradecimiento del pueblo chileno a quienes nos legaron dignidad, libertad y soberanía.
Cuando veía a un grupo de marinos marchar al son de su característica marcha naval por los pasillos de la Zofri en Iquique, un frío estremecedor de emoción recorrió mi sangre. Cerrando el desfile marcha Arturo Prat llevando del brazo a su amada esposa Sra. Carmela Carvajal, ambos ataviados bajo las costumbres y hábitos de la época. Emocionante homenaje lleno de simbolismos.
En el estadio o en lugares cerrados donde se está haciendo costumbre celebrar las efemérides, impidiendo al pueblo participar, impidiéndole llenar su espíritu con el recuerdo de la valentía de sus héroes y sentir correr por sus venas ese frío envolvente que lleva a la emoción al escuchar los bellos sones marciales. Si, con la complicidad de las autoridades militares, se le cierra la puerta al pueblo para sólo dejar entrar a todos aquellos portadores de la mentira, lo feo y lo malo. A quienes borrando la historia, destruyendo nuestros templos, escribiendo mamarrachos, cumplen paso a paso con el propósito de refundar Chile.
Pues bien, este 21 de Mayo en un lugar cerrado en la ciudad de Iquique se rindió homenaje a la más grande gesta heroica reconocida en la historia donde incluso en Capitán Prat pasó a formar parte de los tres héroes navales más ilustres de la historia mundial.
Todos los años en torno a la rada de Iquique, barcos de distinto tonelaje, lanchas y botes y costas abarrotadas de chilenos esperan la llegada de esa hora, las 12:10 del mediodía, para recordar y recrear en su memoria el momento sublime en que la Esmeralda con su bandera al tope disparando el último cañonazo se hunde en el mar Pacifico, cruzando a la trascendencia y al recuerdo siempre emocionado de un pueblo que año a año, en distintos rincones del territorio, emula una hazaña pocas veces repetida en la historia de la humanidad, entregándole a niños y jóvenes los valores de la gloria, de la valentía, del heroísmo, del sentido de Nación, la razón de la libertad y la defensa de nuestra soberanía.
En esa hora de gran recogimiento que aprieta el corazón de cada chileno desde hace 144 años, sin demora y en presencia del presidente de Chile se dejan caer sobre la boya que marca el hito del hundimiento miles de coronas de flores y las sirenas y campanas lanzan sus tañidos de agradecimiento y de gloria elevando su sonido al firmamento, a la espera que la luz divina ilumine y encienda nuevamente los corazones y ponga en alerta al pueblo chileno que entonará de nuevo la célebre canción de Yungay
Sin embargo la hora solemne, esa que durante más de un siglo se mantuvo inalterable, este año fue vilmente ultrajada. Ocurrió, como es habitual, que quien ostenta por equivocación del pueblo la primera magistratura de la Nación se permitiera hacerse esperar y no llegar a las 12:10 como lo reclama el protocolo de celebración, por ser esa una hora precisa de inmolación histórica.
Pero ahí lo tienen, indiferente a la historia, despreciando los grandes valores de nuestra nacionalidad, riéndose de la valentía y muerte de Prat y sus héroes. Avasallando con su liviandad intelectual todo vestigio de dignidad.
Se cometió un gesto perverso, tan propio de los impulsos primordiales del carácter de quienes nos gobiernan. Nos está acostumbrando por la fuerza de los hechos a observar cometer ciertas acciones por el simple hecho de quebrantar la tradición y la ley, las normas valóricas y para que hablar del comportamiento moral. Quieren imponernos el resquebrajamiento social y moral para finalmente triunfar con una revolución refundacional.
Se ha provocado una acción con mucha maldad y lo han hecho conscientes y disfrutando de ello.
En cualquier tribunal serio esta acción sería con agravante de ensañamiento, caracterizada por la complacencia en el sufrimiento causado a las víctimas. Elemento subjetivo que entraña el íntimo propósito de satisfacer instintos de perversidad, provocados con conciencia y voluntad decidida, elementos objetivos que le son propios, conscientes en males innecesarios y máximo dolor y sufrimiento a las víctimas. Es una acción propia de homicidas que quieren asesinar nuestras tradiciones y costumbres.
¿Quiere otro ejemplo?
No espere más, tenga ya la decisión tomada y en diciembre con todas sus letras ¡Vote en Contra!!!
Recuerde a Prat e inflija una derrota histórica.
.