Osvaldo Rivera Riffo
Presidente
Fundación Voz Nacional
Nos enfrentamos a disyuntivas difíciles y decisivas para el futuro de la República.
Las recientes elecciones de consejeros expresaron claramente la voluntad del soberano. Nadie con dos dedos de frente puede darle una interpretación distinta de lo que fue el sentir popular. Rechazo a la partitocracia, rechazo a todo vínculo con interés foráneo. Rechazo a una política refundacional, rechazo al embuste de una nueva constitución 2.0 a medida de los intereses partidarios y económicos y de espaldas a la Nación. Rechazo a la pretensión de veteranas políticas, que por muchas redes que muestre no es otra cosa que más del mismo engaño
Por eso con el mayor respeto, en esta oportunidad me dirigiré directamente a José Antonio Kast, usando el estilo democrático en el intercambio de opiniones y asegurando la defensa de valores y principios. Y lo hago porque es tiempo de definiciones, no de acomodos ni de cálculos.
Lo interpelo Sr Kast para que, de frente al pueblo, a la nación soberana, responda lo siguiente:
Me imagino que Ud. sabe cuál es el propósito de la agenda 2030: “Transformar nuestro mundo es el título central de este programa político internacional”
Pues bien, la excusa de los cambios propuestos ha sido el cambio climático para hacer más sostenible el mundo .Pero, Señor Kast ¿quién decidió estos cambios tan profundos y a quien de verdad benefician?, sería bueno conocer su opinión.
Usted y su partido, me imagino, están al tanto de lo que significa esta agenda en el proceso globalista en el que está metido occidente, así como sus causas y consecuencias.
Si la analizamos con detención, hay planteamientos sobre educación, salud, inmigración, fronteras abiertas, teoría de género, paridad, feminismo, justicia, identidad nacional, valores y tradiciones patrias conculcadas, como a su vez aborto y eutanasia, con la finalidad de controlar la demografía mundial, como lo expresara entre otros la conocida Sra. Lagarde, vocera mundial de los intereses económicos de esta agenda, así como otras premisas que atentan contra las soberanías nacionales. Entonces, responda señor Kast, ¿qué tiene que ver esto con el cambio climático como planteamiento central de esta agenda que se intenta imponer a Chile bajo el esquema de una nueva constitución, apoyada por toda la escuálida centro derecha?
Si Ud. me responde que hay un consenso global sobre estas materias, le tengo que decir con mucha claridad que no conozco a nadie a quien se le haya preguntado por estos cambios supuestamente necesarios para una mejor calidad de vida. Si Ud. me responde que hay consenso sobre una educación de calidad con profesores de nivel superior, que hay consenso sobre políticas de desarrollo de largo plazo, qué hay necesidad de reforzar valores y tradiciones que aminoren el relativismo imperante, qué hay consenso en que la salud deber ser un servicio al alcance de todos con la legítima posibilidad de elegir, por cierto que hay consenso. Como lo hay también en evitar la pobreza material e intelectual del pueblo para que no sean carne de cañón de ideologismos y embustes a los que nos tienen acostumbrados los políticos. Hay consenso sin duda en luchar por evitar el hambre al que la agenda 2030 nos conduce, como así también a un endeudamiento fiscal y personal sin límite, de tal forma de hacernos esclavos de quienes nos quieren ofrecer la salvación a costa de nuestra libertad.
Lo interpelo señor Kast a dar respuesta a esto que está claramente establecido en este proceso internacionalista y del que hasta ahora ha evitado pronunciarse.
Imagino que Ud. y su partido no está por la idea de la agenda de educar a los niños en el planteamiento de la ciudadanía global. Si Ud. está de acuerdo con ello diga entonces que hay que renunciar a la Patria, al arraigo por la tierra, a las costumbres, a las tradiciones, a nuestros héroes y epopeyas. Diga sin ambages que está propuesta destruye la familia y la naturaleza del Ser.
Defina con claridad meridiana qué entiende por nuevo orden mundial, tan preconizado por quienes están detrás del éxito de esta nueva constitución y de aquellos organismos internacionales que han puesto especial interés por intervenir en las decisiones soberanas de Chile.
Responda señor Kast. Este es un pueblo que está aguardando la unión, la que no se hace sobre la base de una farsa. Esa unión que la Nación aguarda se hará en base a la verdad, en todo los ámbitos. Solo así, entonces la majestad de la ley podrá imponerse y el chileno verá en ella el deseo cumplido de la única y verdadera igualdad.
Ya lo dije en la columna anterior, el temple de un líder se mide y se ve en los momentos de grandes crisis. Si no tiene esa altura discúlpeme, sus palabras y explicaciones no serán más que un alma ciega que solo divaga en la confusión de sus pensamientos y eso a Chile no le sirve, queda a la misma altura de quien pretende competirle desde su ex partido, la agonizante UDI, que en sus últimos aleteos quiere prestarle su último aliento al progresismo, como lo viene haciendo desde que los amigos de hoy le asesinaron a su líder y fundador.
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