Osvaldo Rivera Riffo
Presidente
Fundación Voz Nacional
Estaba escrito, no habían pasado 24 horas de la traición del senado cuando otro carabinero cae víctima de la delincuencia organizada.
¿Pensará Coloma, a quien se sindica como el gestor del acuerdo entreguista del senado, que con componendas y contubernios con la izquierda extrema, con socialistas y “demócratas” pararía la escalada de crímenes a las fuerzas de orden? Pues ahí tienen la prueba más elocuente, a menos de 24 horas del cambio del articulado propuesto por la cámara de diputados, los delincuentes amparados por la resolución del senado, actuaron sin que esa norma aprobada todavía sea ley.
No existen las explicaciones posibles para razonar sobre estas conductas de los políticos chilenos sumisos a las órdenes de las agencias internacionales, con un árbitro que a pocas horas de iniciarse la sesión del hemiciclo senatorial -gigantesca expresión para tan insignificante como mediocre grupo de individuos que ahí se reúnen- envió un mensaje abogando por los DDHH de aquellos verdugos de la seguridad ciudadana que asesinan a mansalva, escondidos en las sombras de la noche. Consecuente con lo que ha sido la lógica en su corta carrera política: Destruir la institución de Carabineros y despejar el camino, junto con el “lumpen”, sus aliados, para hacer su revolución.
Hace un tiempo recordé en esta columna a Dante Alighieri y su trascendente obra La Divina Comedia. Pues bien, Dante reservó para los traidores el noveno círculo del Infierno.
Según su descripción, en este círculo que es el último de los infernales y a la vez el centro del universo, hay ahí un inmenso lago helado: el Cocito, donde se encuentran sumergidos, unos más que otros y en posiciones diferentes, los condenados por traición. El poeta distingue cuatro zonas en este lago tan céntrico. En la cuarta, donde termina el camino de bajada hay, pagando su pena y totalmente cubiertos de hielo, quienes son según el poeta, los peores pecadores: los que han traicionado a los grandes benefactores de la humanidad y sobre todo a la Patria y a la Nación entera. La magnitud de su crimen explica que el encargado de castigarlos sea el propio Lucifer, el rey del Infierno. Lucifer, de un tamaño enorme, tiene seis alas de murciélago y tres caras. Una de estas caras es roja, otra amarilla y la tercera negra. Cada una tiene la boca que le corresponde, bien armada con la correspondiente dentadura. Con la central, mastica a Judas, que hoy jueves santo se recuerda su gran traición por 3O monedas de plata, número que se repite en la historia. Fueron los 30 pesos de la Sra. Hutt, hoy candidata a consejero constitucional, los que desencadenaron la revolución que hoy vivimos y fueron 30 años la justificación para vender la constitución. Es la razón por la que esta cuarta zona del Cocito recibe el nombre de Judeca. En las otras dos, son Marco Junio Bruto y Cayo Casio Longino, los asesinos de Julio César, quienes sufren, en un suplicio interminable, las dentelladas de Lucifer.
Si Coloma con su obsesión dialogante, Chahuan, Macaya y Kast siempre al servicio del Progresismo, pretendieron, en este caso, ver como un traidor se convierte en héroe, sólo hay que recorrer mentalmente la distancia que separa a quienes los observan desde puntos de vista opuestos. Pero este procedimiento no siempre funciona. Y son muchos quienes, queriendo pasar por héroes, han tenido que oír, con o sin razón, la frase "Roma no paga traidores” referida al magnicidio del gran emperador o traicionando a la Patria.
El territorio de la traición es complejo. Y dado que promete ser el gran argumento retórico del año, quizás convendría hacer un mapa detallado para que nadie se pierda y marcar en dicho mapa, con el mismo lápiz que usarán en Mayo, las líneas de la traición que está sufriendo Chile y recorran los caminos que pueden salvar a Chile de esta plaga de inservibles progresistas, volviendo a usarlo en diciembre ¡Rechazando! y dejando que en el Cocito de sus vidas se ahoguen en su propia mierda la mayoría de los políticos que nos gobiernan.
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