Osvaldo Rivera Riffo
Presidente
Fundación Voz Nacional


Estamos como chilenos y como Nación cumpliendo un año de vivir en el infierno y pareciera ser que de este ambiente descrito por Dante Alighieri en La Divina Comedia entre 1304 y 1321, poema épico escrito en versos que relata las hazañas de los héroes, no se tuviera conciencia real y solo importara como realidad virtual para comentar por whatsapp. Sin embargo esta obra de la literatura universal se ha convertido en un modelo de virtud y en una fuente de conocimientos de la cultura medieval desde la filosofía, la religión, la ciencia y la  moral. Su solo nombre “Divina Comedia” determina su acción, evidenciando los valores cristianos y trascendentes del hombre que hoy más que nunca cobran importancia capital. Es quizás la lectura necesaria y obligatoria que todos debieran leer o releer.

Por tanto me permito recordar esta joya de la literatura ya que viene al caso, quizás, para entender alegóricamente el tránsito que lleva hoy la vida de todo un pueblo que no pierde su fe, pero cada vez más le arrinconan el alma.

Para aquellos que todavía miran con indiferencia o complicidad lo que ocurre en Chile, que sirva entonces como una ventana para mirar al interior del infierno. Así entonces, introduciéndonos en un pequeño resumen, la obra tiene tres capítulos: Infierno, Purgatorio y Paraíso y cada capítulo está dividido en treinta y tres cantos, sumando la obra un total de cien.

Permítame una  breve explicación de la estructura. Dante organiza la obra de este modo debido al alto valor simbólico que tenía la numerología en el imaginario medieval. Así, en la obra tenemos el número tres (en tres capítulos) símbolo de la perfección divina y de la Santísima Trinidad.
El número cuatro referido a los cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego.
El número siete símbolo de lo cabal referido a los siete pecados capitales.
El número nueve, símbolo de la sabiduría y la búsqueda del sumo bien.
Finalmente el número cien símbolo de la perfección.

Ahora quiero recordarle en esta modesta motivación intelectual, un resumen de esta magistral obra que encierra la búsqueda del bien, la belleza y la verdad. En la primera parte Virgilio, el Poeta, acompaña a Dante en la travesía por los nueve círculos infernales en los cuales vislumbra los escarmientos que sufren los pecadores impíos. Aquí se encuentran los cobardes a los que el escritor tilda de inútiles y en el río Aqueronte el poeta se encuentra con el barquero infernal Caronte que lleva las almas hasta las puertas del infierno, donde se lee un letrero con la inscripción !Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!, debiendo cruzar nueve círculos donde se encuentran los condenados según sus culpas: Faltos de fe, Avaricia, Gula, Lujuria, Ira, Pereza, Herejía, Violencia, Fraude, Traición.

En la segunda parte el poeta conoce el Purgatorio, lugar en que las almas pecadoras, purifican sus pecados para ascender al cielo.

En la tercera Dante es recibido por Beatriz en las puertas del paraíso, conociendo el firmamento, la victoria de los Santos y la gloria del Altísimo.

En la conclusión final el peregrino vuelve a la tierra  iluminado y convencido por la revelación y decide dar testimonio para advertencia y consejo a la humanidad.

He querido hacer esta reflexión consiente de que más de alguien pensará que la Divina Comedia fue escrita hace 700 años y por tanto pertenece a un pasado glorioso de las letras, no compatible con los criterios de hoy. Para  su sorpresa, Dante era consciente de este hecho. Sabía que su obra, como era su intención, iba a cambiar las conciencias de los individuos y por tanto su vida política, ayudando con ello a conseguir la felicidad individual y colectiva. Y lo hizo, incidiendo sobre la imaginación y por lo tanto sobre los sentidos y los afectos y no sólo sobre la razón. Es decir, a través de imágenes impresionantes y de palabras adornadas y no sólo de conceptos abstractos, como suele hoy discutirse la política, vacía de imágenes y contenidos siendo Boric uno de los principales exponentes.

Así, Dante hizo un relato político de la vida individual y colectiva articulada desde los grandes valores conservadores.

Por eso es que he tomado estas ideas, para reforzar lo que vengo diciendo desde hace mucho tiempo: nuestra defensa carece de un relato coherente frente al infierno en que nos pretenden hacer vivir. No hay un relato para mostrar el paraíso que somos capaces de construir y nos quedamos solo lamentando las penas del infierno: destrucción de la educación en todos sus aspectos, destrucción de la estructura valórica de nuestra sociedad, destrucción de los valores cristianos de nuestro pueblo, destrucción de nuestras costumbres y tradiciones, destrucción de nuestras instituciones permanentes. Aniquilamiento de nuestra historia, héroes y ejemplos patrios, negación y carencia de sentido estético y destrucción de las artes como medio de contemplación de la belleza. La filosofía ha sido reemplazada por la búsqueda de la maldad, lo feo y la mentira. La cobardía ha pasado a ser el leitmotiv de muchos que adhieren a lo políticamente correcto, creyendo que esta vez el ardid tramado por los Carontes del  congreso con las barcas llenas de bordes institucionales y 50 remeros inútiles, nos conducirán finalmente al Paraíso  con una nueva constitución antesala del Estado socialista. Las RREE, el hazme reír universal, inmigración un bofetón a la dignidad nacional y a nuestra soberanía. Las FFAA transformadas en guardias comunales, terrorismo a cargo de la macro zona sur, con destrucción de 500mil hectáreas dedicadas a la silvoagricultura. La delincuencia y el narco tráfico atemorizando a la población, cumpliéndose a cabalidad lo que el joven presidente citaba hace unos años para ejemplificar: “debemos hacer la revolución con el lumpen porque no tienen nada que perder”, con ese pensamiento diabólico se entiende por qué se ha roto el estado de derecho y la mentira se ha establecido como razón de estado. Una lora comunista de vocera, un ministro de educación preocupado del sexo, un ministro de hacienda que no le interesan las cifras del desastre económico y una ministro del interior que miente. Amén de otras calamidades innombrables.

Entonces la pregunta es ¿vivimos o no en los 9 círculos del infierno descrito por Dante, o es solo fantasía del autor y de quien lo recuerda?

Bueno si todavía no está convencido, dese el trabajo de mirar por la ventana y verá cuál es la verdadera realidad… al menos, estoy cierto que verá las llamas.

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