30 de octubre de 2024 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


Escribo con la convicción de que ninguno de los miles de electores que cambiaron su voto de Marcela Cubillos a otra candidata en Las Condes, habría rechazado una oferta de trabajo perfectamente lícita y con un sueldo de $17 millones, como al parecer exigían que hubiera hecho la primera, injustamente denigrada por aceptar esa remuneración. 

Es que, alegaban, ella fue "altanera y soberbia" en sus respuestas a entrevistadores, en particular Juan Manuel Astorga. Eso me hizo recordar otra entrevista del mismo periodista a José Piñera sobre las AFP, hace una decena de años. Esta última ha pasado a ser "un clásico". El propio José Piñera ha revelado hace poco que cerca de 2,5 millones de personas la han visto.

La recuerdo muy bien, al igual que la crítica generalizada a José Piñera por, supuestamente, haberse comportado de manera "altanera y soberbia" con el entrevistador. En esa ocasión Astorga había hecho suyas las consignas de la campaña izquierdista para poner término a los fondos previsionales privados, en particular la más divulgada: "NO + AFP". 

El devenir político ha conducido a que haya cambiado diametralmente el sentir de los propios titulares sobre sus fondos previsionales, porque se han informado. La campaña en favor de los retiros de fondos, que amenazaba liquidar el sistema si se persistía en eso, sirvió al mismo tiempo para que los cotizantes se dieran cuenta de la verdad de los hechos: (1) Que eran dueños de sus respectivos ahorros previsionales; (2) Que éstos habían aumentado un 8 % real anual desde la inauguración del sistema privado; (3) Que dos de cada tres pesos que mantenían en cuentas a su nombre se habían generado en la buena administración de sus ahorros. 

Todo esto fue una gran fiasco para la izquierda y modificó diametralmente los términos del debate previsional. Hoy los trabajadores hacen causa común con las AFP en el deseo de que el 6 % de aumento de cotización por la reforma previsional vaya a sus respectivas cuentas y no a poder del Estado manejado por políticos, como desea el gobierno. 

Hoy, si uno vuelve a ver la entrevista Astorga-Piñera, recibe una clase magistral del segundo, lo cual explica que lo haya visto el 12,5 % de la población y más de la mitad de los trabajadores de todos los niveles.

En la más reciente entrevista Astorga-Cubillos la candidata reaccionó con explicable energía cuando se le objetó en términos acusatorios una conducta perfectamente lícita y desplegada en el ejercicio de su libertad personal. Eso no constituye altanería, sino legítima defensa de la propia persona y derechos ante una interrogación denigratoria. ¿Por qué va a ser escandaloso que alguien acepte una oferta de trabajo lícita que nadie rechazaría?

El intento del entrevistador de vincular a Marcela Cubillos con el expresidente de la universidad Andrés Chadwick y por esa vía conectar con el "caso Hermosilla", también merecía una respuesta terminante, pues ella no fue contratada por aquél, sino por el socio controlador de la universidad, Luis Cordero Barrera, que tuvo motivos lícitos y plausibles para incorporarla a su plantel.

Así como la entrevista de Astorga con José Piñera "envejeció muy bien" la de aquél con Marcela Cubillos lo hará aún mejor. No para Astorga ni para los que cambiaron su voto, perdiendo la oportunidad de tener una gran alcaldesa en Las Condes (sin perjuicio de que la electa lo pueda hacer bien), sino para quienes rodearon de escándalo una conducta lícita e infundieron un daño injustificado, entre el grueso público escasamente informado, a la reputación de una persona de bien. 

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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