24 de febrero de 2024
Hermógenes Pérez de Arce
Nadie en el escenario político ha perdido más que la izquierda con el fallecimiento de Sebastián Piñera. Un rudo golpe del que ella no se va a reponer en el corto plazo. Costará que surja otro político que la sirva tan eficazmente y tenga la misma habilidad para, a la vez, mantener el apoyo de la élite y la centroderecha. Conozco a la élite, la tengo cerca. Por años me conmina: "no defiendas a Pinochet, no critiques a Piñera". Un modus vivendi que es útil para exhibir un talante progresista y, al mismo tiempo, vivir bajo un régimen aceptable como mal menor no confiscatorio.
La izquierda, la gran beneficiaria de dicha estrategia, no se va a reponer en el corto plazo de este golpe. Costará mucho que surja otro político con las mismas características de Piñera, quien, para favorecerla, hasta obraba de facto, si era necesario. Como cuando anunció el matrimonio igualitario en su cuenta al Congreso, sin haber estado la medida en su programa ni haberla conversado con los partidos de su gobierno ni comunicado de antemano. Eso sólo lo podía hacer Piñera.
O como cuando nombró al ministro sumariante Carroza en la Corte Suprema, tenido por la derecha como el máximo prevaricador y perseguidor de militares. Carroza había transformado en 2015 en "asesinato" un servicio a la sociedad del teniente Krassnoff, en 1974, que le procuró a su autor la Medalla al Valor y el reconocimiento de los sindicatos bancarios, al haber neutralizado al mayor asaltante de bancos y jefe terrorista, Miguel Enríquez. Así Carroza le añadió al hoy brigadier otros 20 años a los ¡MIL! que ya le han propinado otros prevaricadores de izquierda. Y al hijo de Enríquez, ME-O, otros $150 millones en su peculio.
Sebastián lo hizo porque se sabía amo absoluto de la centroderecha y la élite.
El escenario deseado por él siempre fue evitar ser enemigo de la izquierda, halagándola y haciendo cosas de su gusto, aunque para la derecha fuera nada más que un "mal menor". Con esa estrategia fue presidente dos veces. Y ahora se aprestaba a intentar serlo una tercera, para lo cual estaba empeñado con la energía y eficacia 24/7 que todos le reconocíamos. Siempre quería ser el primero. Iba a serlo de nuevo como tres veces presidente de Chile.
Hace poco él estaba conversando con Boric. Buscaba, se decía, una "coalición de los acuerdos". No le había ido bien al "Acuerdo por Chile" entre ambos, en ninguno de los dos plebiscitos. Tan mal les fue que en este mismo momento se está gestando la, para ambos, "horripilante" perspectiva de un gobierno de derecha-derecha. Bueno, la "coalición" en ciernes podía derrotar a esa derecha con Piñera III, ofreciéndole un "mundo vivible" a la izquierda, mucho mejor que la perspectiva de otros "mejores treinta años" con los comunistas lejos del poder. La coalición conducente a Piñera III era la única perspectiva benévola que le quedaba a la izquierda. Pues ningún tildado de "pinochetista" iba a derrotar a Piñera III.
Pero todos esos preparativos se hundieron junto con el helicóptero en el lago Ranco.
Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/
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