21 DE JUNIO DE 2022 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


Sebastián Piñera le ha escrito a la presidenta de la Convención declinando asistir a su clausura del 4 de julio. Lo notable es que en dos párrafos de su carta demuestra elocuentemente tener el cerebro lavado por la propaganda comunista, revelando, en ese aspecto, ser un genuino representante de la mayoría del pueblo chileno. En efecto, Piñera expresa:

"En Chile llevamos más de 40 años dividiéndonos y confrontándonos en torno a la Constitución del 80, a pesar de sus múltiples y significativas reformas. La inmensa mayoría de los chilenos no quiere seguir dividiéndose y confrontándose en torno a la Constitución durante los próximos 40 años. Quiere unidad y que la Constitución sea la Casa de Todos". 

Todo errado: los chilenos no hemos estado 40 años dividiéndonos en torno a la Constitución sino, al contrario, siempre la hemos ratificado y reafirmado. Y, más aún, ha sido consagrada como "la Casa de Todos". Y hasta ahora la mayoría quiere seguir con ella. 

En 1980, el 63 % votó por aprobarla (71 % de las mujeres). Y entre 1981 y 1989 rigió, incontrovertida, la vida interna. Nadie la señaló como causa de división. Tanto que en 1989 el gobierno (el presidente Pinochet) y la oposición (Aylwin y la Concertación) se pusieron de acuerdo en introducirle reformas que les interesaban a ambos y las concordaron, sometiéndolas a plebiscito. El pueblo acudió masivamente a las urnas: votaron 7.082.079 personas sobre una población de 12.707.000, es decir, el 56 % de la población. La abstención fue de sólo 6,5% de los inscritos, es decir, el 93,5 % de éstos fue a votar.

Cuando en 2020 se propuso una nueva Constitución fueron a votar en el respectivo plebiscito, no el 93,5 % de los habilitados para hacerlo, como en 1989, sino sólo el 49,2 %. 

Y los que votaron en 2020 representaron el 40 % de la población, no el 56 %, como en 1989. 

Y como si lo de 1989 no hubiera sido suficiente ratificación popular de la Carta, en 2005 la casi totalidad del Congreso la volvió a validar, tras hacerle otras reformas. Y el entonces presidente Ricardo Lagos la proclamó "Casa de Todos" con estas palabras: "El nuevo texto constitucional se pone a la altura del espíritu de todos los chilenos y hoy el país se une tras este texto constitucional". 

Tanto que en seguida, con suprema frescura y poca elegancia, birló el derecho de autor de Augusto Pinochet y sus ministros y sustituyó el nombre de aquél por el suyo propio y los del gabinete de aquél por los del suyo. 

En resumen: "40 años dividiéndonos y confrontándonos": falso. "La inmensa mayoría" no quiere seguir así: falso. "Quiere unidad y que la Constitución sea la Casa de Todos": falso, ya hay unidad y los chilenos vivimos en la "Casa de Todos". Que algunos quieran arrasar con todo es otro tema. Siempre ha sido así.

Me he preguntado muchas veces "¿cuál es el sortilegio que usan los comunistas para llevar a una mayoría a creer y repetir sus mentiras, como lo hace hoy Piñera?" Creo que la cosa anda entre el miedo a su violencia, porque de verdad "matan", y su capacidad de repetir incesante e indefinidamente sus consignas.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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