Gonzalo Ibáñez Santamaría


Si hay un hecho profundamente tergiversado en nuestra historia de las últimas décadas ese es el pronunciamiento militar del día 11 de septiembre de 1973. Ese día nuestras Fuerzas Armadas y de Orden se vieron obligadas a deponer al entonces presidente de la República, Salvador Allende y así evitar el colapso final del país, su literal destrucción y el enfrentamiento de unos chilenos contra otros. Celebrado en su momento como el primer paso en el retorno a la paz, la justicia y el progreso, a poco andar comenzó su tergiversación sobre la base de desconocer los hechos que lo exigieron como imperioso.

Es el tema de una carta de doña Raquel Campusano Echegaray, antigua ministra de la Corte de Apelaciones de Santiago. Me complazco en compartirla, en recomendar su lectura, comentarla y darle después una posterior difusión. Nuestra patria y los chilenos de hoy día necesitan saber la verdad sobre ese acontecimiento de la máxima importancia.

Señor Director:

El 11 de septiembre de 1973 es una fecha que, con el correr del tiempo, ha cambiado completamente de significado. Cuando ocurrió, en Chile se lo celebró como el fin de la amenaza de una guerra civil y de la pesadilla en que vivíamos, ya que era difícil adquirir alimentos y artículos de primera necesidad y ellos se habían racionado; la producción tanto agrícola como industrial había cesado; las fábricas y fundos no eran expropiados, sino simplemente tomados; había una inflación galopante, y la economía del país estaba en ruinas. Se sabía que la situación descrita iba a terminar en forma violenta; el gobierno y sus seguidores afirmaban que iban a tener el poder total y que la lucha armada o la guerra civil venían, en tanto que habían llegado al país miles de activistas extranjeros, no siendo para nadie un misterio el arsenal de armas acumuladas por el gobierno en forma ilegal para armar al pueblo. Al mismo tiempo, a los uniformados se les criticaba y vejaba por su prescindencia en los acontecimientos.

Fue en esta situación cuando finalmente las Fuerzas Armadas y de Orden intervinieron haciéndose cargo del gobierno del país, intervención que fue recibida no como un quiebre de la institucionalidad, la que ya hacía tiempo que el gobierno de Allende había quebrantado, sino como el rescate de una situación que, de no mediar dicha intervención, solo podía terminar en guerra civil.

Esta intervención a la que fueron llamados en primer lugar por el propio Presidente y luego solicitada por políticos que con el tiempo pasaron a hablar del "golpe" y de "dictadura" y negaron haber acudido a las Fuerzas Armadas, fue plenamente justificada por personas como Frei Montalva, Patricio Aylwin, Genaro Arriagada y otros muchos, de lo que hay testimonios escritos.

Lo sucedido el 11 y las causas que lo motivaron están descritos en un libro, en forma breve y con fotografías, que se llama "Anatomía de un Fracaso". Sus autores son los periodistas Emilio Filippi y Hernán Millas, y se publicó en septiembre de 1973. Es bastante completo para quien no tiene tiempo de adentrarse en obras más extensas y creo, incluso, que debiera ser texto de lectura obligatoria en los colegios, ya que la propaganda izquierdista ha deformado completamente los hechos, como lo dijo Frei Montalva. Para quienes hemos vivido la historia, nos parece increíble cómo se la ha reescrito por los seguidores de Allende.

Me motiva a escribir esta carta la necesidad de devolverle al 11 de septiembre su verdadero significado: Salvó a Chile de una guerra civil o de convertirse en otra Cuba, donde existe una dictadura que ya se prolonga por más de cincuenta años. Nada de lo sucedido con posterioridad puede quitarle su significado al 11 de septiembre de 1973.

Es cierto que durante el gobierno militar o la dictadura, como prefiera llamársela, se cometieron crímenes inexcusables, imposibles de negar y de justificar y que deben ser recordados para que no se repitan. Ahora, cuando junto a los que gritan "ni perdón ni olvido" hay otros que instan porque nunca más se vuelva a repetir la situación, creo que sería conveniente que todos recordaran no solo lo sucedido durante el régimen militar, sino también los hechos que nos condujeron a él y que todos parecen haber olvidado.

Raquel Camposano Echegaray

(El Mercurio 13/09/2016 pág. A 2)


Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm

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