Gonzalo Ibáñez Santamaría


 

Más allá del tema puntual acerca de si es conveniente o no autorizar el retiro de los fondos de pensiones hasta el 10% de su monto, la discusión que ese tema ha suscitado ha puesto al descubierto la sorprendente capacidad para mentir de los sectores que militan en la actual oposición.

Desde luego, acerca del objetivo que los motiva: lo de ellos no es tanto la ayuda a quienes padecen severas angustias a causa de la pandemia que nos azota, sino lisa y llanamente la destrucción del actual sistema de pensiones. Afirman que él es un medio para que sectores empresariales, por definición inescrupulosos, se apoderen de las cotizaciones de los afiliados y las empleen en provecho propio. Contra eso, las evidencias: esos fondos están ahí, a nombre de cada afiliado y conociéndose de manera precisa lo que cada uno dispone. Por eso, desde luego, se puede recurrir a ellos: porque existen y están ahí. Esos fondos, además, han mantenido su valor sin sufrir menoscabo por la inflación y han ganado un monto no despreciable por la vía de intereses. Es cierto, esos fondos para mantener su valor y ganar intereses, se han invertido y, por esta vía, han constituido uno de los pilares más efectivos para sostener el crecimiento económico del país. Así, sobre la base que ellos proporcionan, el país ha podido generar una enorme cantidad de empleos de calidad que se han visto reflejados en una también creciente mejoría de la calidad de vida de las personas y en una drástica disminución de los índices de pobreza. Es, sin duda, un sistema que admite mejoras y correcciones, pero -ahí está la evidencia- de la mano de él, el país transitó del tercer mundo acercándose al primero.

Es cierto que las pensiones que paga no son altas. Pero, no tienen por donde serlo en atención al monto de las cotizaciones. Ellas están pensadas para constituir un mínimo y es a eso a los cual el estado puede y debe obligar. El resto queda entregado -y así corresponde que sea- a la prudencia y a la previsión de cada uno.

¿Cuál es el reemplazo que estas fuerzas opositoras ofrecen? Otra mentira. Afirman que el pago de pensiones “dignas” es tarea solidaria y social. Pero, ¿de dónde saldrán los dineros para ese fin? En principio, del mismo bolsillo de los cotizantes, pero ahora no irán a una cuenta con el nombre de ese cotizante, sino que entrarán a un fondo común, administrado por el estado, es decir por “ellos”. Un sistema similar al que existía antes en Chile por lo que no es para nada difícil prever que esos dineros van a correr la misma suerte: diluirse en los fondos fiscales y aplicarse a mil fines distintos sin ningún criterio de administración seria. Para suplir lo que esos fondos no dan, el camino preferido es el de subir los impuestos, pero ha de tenerse presente que cada peso que va a impuestos es peso que se resta de la inversión por lo que, al pasar cierto umbral, la inversión se detiene y comienza a caer provocando desempleo y pobreza generalizada. O también se echa mano a la impresión de nuevos billetes: la inflación que, sobre todo, ataca a los sectores más modestos.

Sea lo que fuere, si esta reforma prospera, el país y nosotros dentro de él, comenzaremos sin duda el camino de regreso al tercer mundo.

Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm/

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