Cristián Labbé Galilea


Los últimos acontecimientos tienen al país paralogizado, estupefacto, turulato y lo que es más grave, virtualmente paralizado, con poca capacidad de reacción. Explicaciones van y vienen, especulaciones sobran, ya nadie le cree a nadie; lo único cierto es que todo parece un chiste de mal gusto, más bien macabro.

El robo de computadores, las fundaciones “truchas”, las asignaciones millonarias… hablan de conductas propias de piratas, bucaneros y bananeros… Hemos dejado de ser “los ingleses de América”.

La vergüenza que generan los hechos conocidos -que, por cierto distraen a la opinión pública-, se agrava al percibir que no se trata de sucesos aislados o delictuales comunes. Ellos corresponden a un modelo de conducta que se inspira en lo más oscuro de las actuales autoridades…: “dar al traste” con las instituciones de una sociedad libre, para luego construir un estado socialista marxista.

Aclaro a mis contemporáneos lectores que en ningún caso esta pluma se ha quedado pegada en las discusiones propias de la post guerra, y menos en los devaneos teóricos de la academia, sino más bien se confiesa alarmada y desconfiada por la compleja situación que vivimos, donde da la impresión que: si bien está pasando de todo… nada pareciera “extraordinariamente” anormal.

¿Cómo no va a ser preocupante que el propio Presidente, durante su gira a Europa, declarara: “parte de mí quiere derrocar el capitalismo en Chile”? A confesión de parte, relevo de prueba. No hay nada que aclarar... estamos advertidos. Ese es el alarmante derrotero del gobierno.

Con lo dicho por el Mandatario, se prendieron todas las alarmas y sus adláteres salieron a interpretarlo, infructuosamente por cierto, porque quien “timbró la idea” fue la vocera (“la de los labios rojos y la ropa fina”) al señalar que “… (el Presidente) no ha hecho más que reafirmar sus convicciones… tenemos que avanzar a un Estado de bienestar…”. Después de eso, ¿Cabe alguna duda de “para dónde va la micro”?

El escorpión se confesó… no va a renunciar a su esencia, la rana está advertida y si, a pesar de ello, resuelve seguir incautamente creyéndole a su depredador, el resultado es, a todas luces, predecible… se ahogarán ambos. (Fabula libre)

Al margen de nuestra fábula, el entorno nos enseña que vivimos tiempos muy distintos a la bipolaridad “Capitalismo vs. Marxismo” del siglo XX. Hoy son los tiempos de la Sociedad Libre, los tiempos de: la libertad, la propiedad, el derecho, el bienestar, el orden… donde no hay espacio para el colectivismo, el asistencialismo, el amiguismo y los demás... ismos.

Frente a esta realidad, la Sociedad Civil (empresarios, gremios, centros de pensamiento, etc.,) debe reaccionar, sin admitir ambigüedades. Los “señores políticos”, deben hacer lo suyo… lo que está sucediendo no es menor, no se trata de casos aislados o delincuenciales: es “el camino del escorpión” y, si en nuestra imaginaria fábula el escorpión se ha confesado, la rana no puede dejarse seducir por quien vive con nostalgia el pasado e ignora las tendencias de los tiempos modernos.

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