Cristián Labbé Galilea


Es indiscutible que las encuestas dan una diferencia (pequeña) a favor del Rechazo, y que cada día son más quienes votaron “Apruebo” en octubre del 2020 y que ahora expresan su intención de marcar “Rechazo” en septiembre. Sin embargo, esta situación no debe movernos a engaño: una cosa es ser optimista y la otra es ser realista. Son optimistas quienes confían que se le puede “torcer la nariz” a las aspiraciones de la izquierda de refundar el país, y son realistas quienes, pensando lo mismo, asumen que la tarea no es fácil.

Son muchas las señales advirtiendo que el gobierno y la izquierda, que son la misma cosa, harán todo lo que se pueda y lo que no se deba para que gane el Apruebo. Está tan seguro el oficialismo de poder ganar, que se jugó “el todo por el todo” al impugnar cualquier otra opción que no sea la de “aprobar o rechazar” la nueva constitución.

Otra señal de sus pérfidas intenciones es que, por ahora y hasta el plebiscito, todo será moderación, palabras muy cuidadas, incluyendo una que otra medida que dé confianza a los indecisos y que tranquilice a los cándidos para, después del 4 de septiembre, pasar sin ningún miramiento no sólo la retroexcavadora, sino que también “la aplanadora” política, económica e institucional.

En la misma dirección y para evitar toda sorpresa, se debe asumir que la falta de liderazgo del Presidente, la ausencia de “fiato” del gobierno y la carencia de afinidad, comunicación y coordinación de su equipo, están siendo “disfrazados” con un premeditado y sigiloso actuar, cuidándose de todo aquello que pueda “espantar” a los irresolutos de siempre.

Facilitará la “maniobra distractora” del gobierno el que, a partir que se conozca el proyecto definitivo de nueva constitución (4 de Julio) y hasta el plebiscito, saldrán de escena “los payasos convencionales” que tanto “circo” dieron durante la fase de redacción, dando paso a “los ilusionistas” de izquierda, quienes como siempre y con recursos de todos los contribuyentes, buscarán comunicacionalmente hipnotizar a los indecisos.

Frente a esta situación, y con el ánimo de mantener un “optimismo realista”, esta pluma les recuerda a sus parroquianos lo que advertía Mahatma Gandhi: “el triunfo se logra cuando lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace, apuntan en la misma dirección”, por lo tanto, lo único que “no” hay que hacer es confiarse, como hemos repetido insistentemente en nuestras tertulias: “quien de la izquierda se fía, se arrepiente algún día”.

En suma, en este breve periodo hasta septiembre, la prioridad es recuperar la fe en el país, en su pasado y en su futuro, para lo cual es indispensable que no sean los “señores políticos” los que lleven la batuta: debe ser la Sociedad Civil la que reaccione con optimismo y convicción demostrándole a la izquierda que, en esta oportunidad, no la va a engañar fácilmente porque los patriotas… “no solo ven, sino que… también fuman debajo del agua”.

.