Cristián Labbé Galilea
Quienes esperaban que el Mensaje presidencial los sorprendiera… se sorprendieron; fue una tremenda desilusión, lo mismo de siempre: ¡nada concreto!, puras frases cuidadas, aterciopelas definiciones, buenas intenciones, “ofertones” y demases que, no dejando contentos ni a moros ni a cristianos, igual han dado pábulo a “voladuras” de cronistas, políticos y analistas, aunque, ante los ojos de cualquier buen cubero, “este gobierno… no es más que un simple gallinero”.
Sean dichas algunas verdades: primero, fueron muy pocos quienes escucharon y vieron la cuenta presidencial, la mayoría se ha ido informando por los medios de comunicación, y; segundo, en ninguna parte se vio ni se vivió la euforia que producían estos, otrora, “pequeños pingüinos”. Más bien, daba pena ver las calles vacías mientras pasaba el “Galaxy presidencial”.
Lo anterior confirma lo que dicen las encuestas: en sólo 80 días el gobierno, y particularmente el Presidente, han perdido mayoritariamente la adhesión y la motivación popular; y, si alguien busca explicar esta “ausencia de pueblo” como consecuencia de la enorme seguridad desplegada, peor todavía, pues quiere decir que, habiendo recién iniciado el periodo, ya se teme por la “funa” o la agresión espontánea.
Ahora bien, en cuanto el mensaje y a su contenido, a muchos puede parecerle a primera vista un gran inventario de ofertas, pero no es así, todo lo contrario: es una pulida “pieza oratoria” que esconde las reales intenciones del gobierno, y donde se reconoce fácilmente “la letra” de los ideólogos de la izquierda más radical, esa que busca un cambio institucional, político y económico de carácter estructural y fundacional.
“Para muestra un botón”: lo que algunos han demorado en deducir es que las medidas más efectistas, anunciadas por el Presidente, fueron adelantadas para el primer semestre del año en curso, es decir antes del plebiscito del 4 de septiembre; con ello queda ratificado lo que algunos todavía no creen, que el gobierno se está jugando el todo por el todo para que gane el Apruebo; y si lo logra… mejor ni hablar.
De ahora hasta septiembre todo será “dulzura”; nada se dirá de dónde saldrán los recursos, muy a la chilena… Se hará oídos sordos a las advertencias que indican el pesimismo y la desaceleración de la actividad económica como producto de la caída en la confianza de los sectores productivos.
Lo anterior explica “la curiosa e inédita” cadena nacional en la que el Presidente, a pocas horas de haber dado su mensaje a la Nación, remarcó las materias utilitarias a los objetivos inmediatos… que gane el apruebo, sea como sea.
Por tanto, no hay que confiarse, menos distraerse elaborando sofisticadas estrategias políticas para salir de este embrollo… ¡Para rechazar hay que trabajar!
Por último, sin ser un buen cubero esta “plumífera pluma” advierte a sus parroquianos que, para salir de este “complejo gallinero”, es menester trabajar duramente por el Rechazo, hay que hacerle ver al Gobierno que: “gallina que no pone huevos y no vuela… termina en cazuela”.
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