Cristián Labbé Galilea
Esta semana, hubo total coincidencia entre nuestros contertulios en que el país había entrado en una peligrosa espiral de inestabilidad. A apenas dos meses de instalado el actual gobierno, y luego de conocer el primer borrador entregado por la Constituyente, nadie duda que se vive un agudo estado de incertidumbre.
¿Qué tranquilidad puede generar en alguien sensato un gobierno y una Constituyente que se ven afectados por una manifiesta “esquizofrenia política”? (entiéndase como: el trastorno de pensar y actuar lúcidamente). Perturbación que, en estos casos, se ve agravada por sus reacciones apartadas de la realidad y por sus erráticas actuaciones.
¡Nada de lo que está pasando parece coherente!... El gobierno con un discurso ambiguo, sin un rumbo claro y cambiando de un tema a otro, se parece más a… “un espantapájaros que distrae que a un faro que orienta”. Claramente su accionar es más consecuencia de su esquizofrenia política que de las sandeces de su “barbilampiña” inexperiencia.
La Constituyente es “harina del mismo costal”. Ideologizada al extremo, con una espuria legitimidad y una cuestionada representatividad, afectada también por la demencia y el desvarío, se ha sentido con el poder para pasar por sobre la historia institucional y republicana del país. Tal es así que, de solo conocer el borrador constitucional, se puede inferir que estamos en presencia de “un grupo de deschavetados”, cuya propuesta no tiene nada que ver con lo que somos y lo que hemos sido.
Así las cosas, no cabe darle muchas vueltas al tema, a la esquizofrenia solo se la puede enfrentar con decisión y sensatez. Como decía Goethe: “el buen sentido se abre camino sin necesidad de artificios”.
¡El tiempo es escaso y la avalancha oficialista se ve venir! Cuando el Gobierno y la Constituyente se vean (aún más) perdidos, recurrirán a toda suerte de artimañas, ardides y engaños. Ya están diciendo que lo que ocurre en materia de violencia, terrorismo y desgobierno, es “una conspiración” del liberalismo, del imperialismo, de los poderosos…
Por lo mismo, la acción del Rechazo debe ser clara, breve y directa, v.gr., ¡Rechazamos la secesión territorial!... ¡Somos un estado indivisible!... ¡La bandera es una sola!... ¡Rechazamos el plurinacionalismo, somos una sola nación!... ¡Rechazamos los escaños reservados!... ¡Rechazamos la eliminación del Senado, la existencia de dos justicias, el indigenismo, las autonomías territoriales, el aborto libre…! Etcétera.
También, hay que decirlo, son muchos los aspectos positivos que defiende y garantiza el rechazo v.gr., la Libertad, la propiedad, la seguridad, el orden, la justicia justa, la igualdad de oportunidades, el bienestar, la moral de mérito, y todo aquello que ponga el Estado al servicio de la persona y no al revés.
Por último, esta pluma recuerda a los “Parroquianos por el Rechazo” que no hay que creer en fantasías ni en esquizofrenias políticas… porque, “el paraíso de los tontos es el infierno de los sensatos…” Nada debe quedar al azar, ni a merced de imprevistos… y menos dejarse llevar por la corriente, porque: ¡Camarón que se duerme…!
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