21 de agosto, 2019

 

 

Gabriel Berczely
Empresario y académico


 Para el común de la gente, cualquier cosa distinta al descriterio y corrupción kirchnerista suena a derecha -por ser lo opuesto a un gobierno peronista de izquierda- de la misma manera como suele ser posicionado el venezolano Guaidó por el simple hecho de ser contrario al experimento chavista, a pesar de que su visión política es cercana a la izquierda.


En gran cantidad de artículos y columnas se menciona como una verdad indiscutible que el gobierno de Macri es de derecha. Como consecuencia de ello, muchos analizan su fracaso desde una perspectiva equivocada, haciendo referencia a sus políticas neoliberales y elucubrando extrapolaciones al gobierno de Chile Vamos que no tienen ningún asidero, porque, en los hechos concretos, su administración no tiene nada de derecha y mucho de izquierda.

Partamos por definir qué es derecha y qué es izquierda. Estos términos nacieron durante la Revolución Francesa, donde a la derecha del Presidente de la Asamblea se sentaban las facciones conservadoras que bregaban por la mantención del sistema (régimen monárquico), y a la izquierda aquellos que lo querían cambiar. En la actualidad se entiende por derecha a los que tienen una visión liberal en lo económico  (economía de mercado, estado pequeño e igualdad de oportunidades), mientras que se cataloga como izquierda a aquellos que tienen una visión más “social” (estado más grande, una economía de mercado más regulada, un gobierno más asistencialista e igualdad de resultados).

A su vez, en el liberalismo económico que subyace en los gobiernos de derecha juegan un rol fundamental la economía de mercado, la propiedad privada, la desregulación de los mercados, el libre flujo de mercaderías y servicios (importación), impuestos bajos y un estado lo más pequeño posible. El crecimiento de los mercados mundiales y la globalización hizo que las ideas del liberalismo ganasen apoyo entre los industriales, los comerciantes y los inversionistas, razón por la cual automáticamente se termina asociando a los empresarios a la derecha liberal, lo cual tampoco expresa la realidad de nuestros días.

Dicho esto podemos analizar la orientación económica del gobierno de Macri. Si comparamos sus resultados macroeconómicos con los que tuvo el gobierno de Cristina Kirchner, podemos concluir que el manejo de las finanzas públicas fue sustancialmente mejor (déficit fiscal en baja e ingresos públicos creciendo sistemáticamente por encima de los gastos, lo cual debiera generar en el 2019 un equilibrio primario por primera vez desde 2009). La razón por la cual Macri no logró dominar la inflación se debe al sinceramiento que tuvo que hacer de las tarifas de todos los servicios públicos (gas, electricidad, combustible, transporte, etc.); al costo que tuvo que asumir para pagar la fiesta perpetua del gobierno anterior; y también a errores económicos, tales como tratar de anclar el dólar con un alto endeudamiento.

Ahora bien, tratar de ordenar la casa, ¿es sinónimo de gobierno de derecha? No, porque aplicar la racionalidad económica ya dejó de ser privativo de los gobiernos de derecha. La Concertación en Chile, y la centroizquierdas en Europa, han sido muy cuidadosas y exitosas en el manejo de las finanzas públicas. Por ende, asignarle el tilde de gobierno de derecha porque ordenó las finanzas públicas o porque hizo ajustes que tuvieron un costo social, es una aseveración simplista que carece de fundamento.

Como contrapartida, si miramos las medidas liberales del gobierno de Macri es imposible (o por lo menos muy difícil) ver algo al respecto. No desreguló la economía, no bajó los aranceles de importación, no liberó el tipo de cambio, no flexibilizó las leyes laborales, no impulsó leyes ni medidas para mejorar la competitividad y la economía de mercado, no bajó impuestos ni tampoco eliminó las retenciones (impuestos) a las exportaciones. Peor aún, no sólo mantuvo la economía proteccionista, asistencialista y regulada de gobiernos anteriores, sino que además pretende terminar su gobierno congelando los precios de productos básicos y de los servicios públicos, y eliminando el IVA para productos alimenticios de la canasta básica. Es decir, nada más populista y antiliberal que las políticas Macristas. Fue precisamente la falta de medidas liberales las que explican su fracaso en lo microeconómico, y que lo llevó a terminar su mandato con tres años de recesión, alto desempleo y aumento pavoroso de la pobreza.

En definitiva, Macri no puede ser tildado de derechista simplemente por haber tratado de ordenar la economía, y menos aún se lo puede catalogar de liberal o neo-liberal, pues hizo todo lo contrario. A lo sumo podría decirse que tiene algo de derecha por provenir de una familia empresaria, que, dicho sea de paso, nunca se caracterizó por ser liberal, sino más bien  miembro consumado de la “patria contratista” y mercantilista que tanto daño le ha causado a la Argentina.

Entonces, ¿por qué se lo tilda de neo-liberal y de derecha? Para el común de la gente, cualquier cosa opuesta al descriterio y corrupción kirchnerista suena a derecha (por ser lo opuesto a un gobierno peronista de izquierda), de la misma manera como suele ser posicionado el venezolano Guaidó por el simple hecho de ser contrario al experimento chavista, a pesar de que su visión política (al igual que la de López) es cercana a la izquierda.

Y por otra parte, para políticos y periodistas de izquierda, es muy conveniente y astuto usar el fracaso de Macri para enfatizar los resultados nefastos del liberalismo. Por ende, es imprescindible que todos tomemos conciencia que el fracaso de Macri es, una vez más, el fracaso de políticas proteccionistas, asistencialistas y estatistas, cercanas a la izquierda y no a la derecha. No tienen nada que ver con el liberalismo económico.

Fuente: https://ellibero.cl/opinion/gabriel-berczely-macri-ni-liberal-ni-de-derecha/

 

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