Por el Ing. Jorge Sepúlveda Haugen


La derecha chilena, aquella que alguna vez defendió los valores de la libertad, el emprendimiento, el mérito y la familia, hoy yace irreconocible.

Se ha convertido en una derecha sintiente, tibia y rendida ante las agendas progresistas que destruyen los pilares fundamentales que dieron prosperidad y estabilidad al país.

¿Cómo llegamos a este punto? La respuesta es simple: la derecha cedió, y lo hizo una y otra vez, hasta despojarse de toda identidad propia.

Cedieron cuando permitieron un cambio en el sistema electoral binominal, entregando las llaves del Congreso a la izquierda radical, perdiendo el equilibrio que mantenía a Chile lejos del populismo.

Cedieron cuando impulsaron reformas previsionales que debilitaron las AFP, transformando un sistema que permitía la propiedad de los ahorros en uno cada vez más dependiente del Estado.

Cedieron con la salud, cediendo ante el relato de un sistema único, destruyendo la posibilidad de una salud mixta que combinara lo público y lo privado de manera eficiente.

Cedieron también en las batallas culturales. Incapaces de defender los valores del esfuerzo y la responsabilidad individual, la derecha sintiente se arrodilló ante las agendas identitarias, asumiendo discursos que van en contra de su propio ADN.

Se proclamaron aliados de movimientos que promueven la disolución de los valores tradicionales, aceptando sin resistencia la imposición de ideologías que destruyen la cohesión social.

Mientras la izquierda se mantiene firme y coherente en su búsqueda de poder absoluto, la derecha se disfraza de progresismo para no incomodar, para ser aceptada en los círculos políticamente correctos.

La izquierda jamás cede; su objetivo es claro: controlar el Estado y perpetuarse en el poder. La derecha, en cambio, ha cedido todo, convirtiéndose en un Frankenstein político que intenta parecer moderno, pero que no funciona.

La derecha sintiente no es más que una izquierda tímida. Ha traicionado sus principios y ha abandonado a quienes confiaron en ella para defender un modelo de país basado en la libertad, el mérito y la responsabilidad.

Este es el gran drama de Chile hoy: la izquierda no necesita vencer a la derecha, porque la derecha ya se ha entregado.

Chile se desmorona no por la acción de la izquierda, sino por la rendición de una derecha que, en su intento de parecer inclusiva y moderna, se ha diluido hasta desaparecer.

Fuente: https://www.elzorronortino.cl/columnas/la-derecha-sintiente-el-camino-de-la-rendicion-y-la-destruccion-de-chile/

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