9 septiembre, 2024
por Vanessa Kaiser
Es hora de reaccionar: en Chile son más de 5 mil los niños víctimas de la ideología de género impulsada por los mismos organismos internacionales que avanzan la Agenda 2030 y apoyaron el mamarracho.
A lo largo de los siglos muchas cosas han cambiado excepto nuestra naturaleza. Ello a pesar de que hay políticos que, soñando con “el hombre nuevo” y desde la ingeniería social, han hecho lo imposible por ver nacer al Frankenstein ad hoc a su utopía. Hannah Arendt constata que, cada vez que los ingenieros sociales lo intentan, nos destruyen. Entre los experimentos más conocidos se encuentra el nuevo hombre, mero miembro de la especie, homogeneizado en todos los aspectos de su ser, colectivizado, sin un solo rasgo de espontaneidad o singularidad promovido por el marxismo. Su gemelo es el superhombre basado en una supuesta pureza racial que obsesionó a los nacionalsocialistas alemanes.
En la actualidad la obcecación climática nos habla, nuevamente, de un solo tipo de vida permitido: el sostenible cuya base ideológica hunde sus raíces en el concepto “género” hoy prohibido en los establecimientos educacionales ingleses. Estamos ante el escenario totalitario de siempre. Sus protagonistas son los ingenieros sociales, ansiosos por probarse a sí mismos tener las cualidades divinas de Dios, es decir, ser omniscientes, omnipotentes, omnipresentes y de expresarlas en la creación de un mejor ser humano.
Uno de los rasgos característicos de nuestra inmutable naturaleza es que la mayoría de las personas sólo reacciona ante el crimen, los políticos desalmados, el terrorismo, la miseria o la enfermedad cuando alguno de esos flagelos toca su propia puerta. Lo más triste es que, normalmente, suele ser demasiado tarde. De ahí que hacer un ejercicio básico de empatía diaria con quienes sufren sea muy recomendable para todos nosotros. Tomemos el caso de los padres que están siendo perseguidos por la justicia en nuestro país debido a que se oponen a la hormonación de sus hijos menores de edad y profundicemos en las consecuencias que tiene para esos niños ser incorporados en un programa de acompañamiento para recibir atención “afirmativa” ¡a partir de los tres años de edad! El relato de Santiago Hormazábal ante la comisión de la Cámara de Diputados conformada para investigar el programa Crece con Orgullo es clarificador:
“Yo soy un hombre transexual, es decir, nací mujer […] Para mí la transición tiene que ser siempre el último recurso. […] Hoy a mis 41 años después de estos 12 años de transición más dos años de terapia psicológica previa, recién le estoy tomando el peso a que me voy a morir joven. Es algo que no les dicen a los niños cuando inician [su transición]. Le tomo el peso cuando veo a una amiga desarrollar una trombosis por una operación genital a la cual nadie ayudó y el activismo la silenció porque podían cerrar el programa. Le tomo el peso cuando veo a conocidos trans entrar y salir de los hospitales, nadie quiere investigar por qué, nadie sabe nada. Le tomo el peso cuando veo a mi mejor amigo pasar por crisis psicológicas fuertes y vivir con jaquecas constantes […] que son a veces invalidantes. Cuando veo a una antigua amiga con la cual partí al mismo tiempo esta transición irse de este mundo con 32 años. Yo sé que soy crítico con mi comunidad, pero le tengo cariño. Yo quiero ver a mi comunidad trans sana […] No puedo estar de acuerdo con transiciones tempranas porque no soy nadie para proyectarme en los menores […] La construcción identitaria recién se consolida en la etapa de joven adulto; cuando el desarrollo cerebral no termina hasta los 20 y los 25 años. Los estudios establecen que entre el 85% y el 96% de niños con incongruencia de género supera esta etapa por la regulación hormonal, lo que debería llevarnos a preguntar […] por qué se están bloqueando las hormonas. No podemos asegurar que un niño de 3, 6, 12 años va a ser trans en un futuro o que está preparado para entender que va a acortar su vida […] Los porcentajes de detransición también deberían decirnos algo [9,9% según el principal psiquiátrico de Chile, Horwitz]. Debería preocuparnos la salud mental de la comunidad trans. Toda la literatura científica nos habla de comorbilidades psiquiátricas presentes en la comunidad que van desde trastornos de ansiedad, depresión, estrés postraumático, TOC […] incluso esquizofrenia. Entonces mi pregunta es ¿en serio, para eliminar la estigmatización social vamos a sacrificar nuestra salud mental y física?”
El relato continúa con la descripción de las masectomías y las faloplastías que al año 2030 generarán un ingreso de US$5 mil millones sólo a las clínicas norteamericanas. Las consecuencias de este tipo de operaciones a menores de edad dan cuenta de un nivel de crueldad del que no existen registros en la historia, además de significar la esterilización de cientos de miles de niños, sólo en Occidente. ¿Esto no sucede en China o los países musulmanes? Se estará usted preguntado y la respuesta es que, como no se trata la disforia de género con terapias afirmativas, no existe el negocio de la mutilación infantil que reduce el tiempo de vida significativamente, aumentando todo tipo de trastornos mentales y enfermedades.
En X circulan las fotos de niños anónimos que han sido víctimas de la ideología de género, hoy prohibida en Inglaterra y en franco retroceso en Suecia y Dinamarca. Se lo comento porque es a ese horror al que están sometiendo a nuestros niños y, ni Dios lo quiera, le toque a usted con un pariente cercano.
Muchos pensarán que el problema está lejos de las puertas de sus hogares, pero lamento decirle que no es verdad. Lo cierto es que la ideología de género es parte de la Agenda 2030 (ODS 1, 4 y 5) suscrita por la izquierda y la derecha de nuestro país. Ese es el origen de la promoción de todo tipo de leyes con perspectiva de género, de la ley 21.120 y de resoluciones como la 0812 de diciembre de 2021 que obliga a todos los establecimientos del país a integrar a los niños trans. La verdad es que tras el informe Cass queda claro que la expresión “niños trans” es resultado de una manipulación ideológica de la disforia y conduce directamente a la destrucción de la salud física y mental de nuestros niños. Además, pone tras las rejas a los padres que se niegan a la mutilación y esterilización de sus hijos.
Es hora de reaccionar: en Chile son más de 5 mil los niños víctimas de la ideología de género impulsada por los mismos organismos internacionales que avanzan la Agenda 2030 y apoyaron el mamarracho. Si no me cree, revise el Memorándum de Entendimiento entre la Convención Constitucional de Chile y el Sistema de Naciones Unidas, firmado el 12 de agosto de 2021 por Elisa Loncón y el Coordinador Residente, Miguel Barreto. ¿No es obvio que los ingenieros sociales están promoviendo el nacimiento de un nuevo hombre, asceta, de vida breve y sin descendencia? Está claro que la obsesión con la huella de carbono está llegando demasiado lejos.
Fuente: https://ellibero.cl/columnas-de-opinion/y-si-fuera-su-hijo/
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