18 julio, 2024
por Álvaro Bellolio
El voto para los extranjeros en Chile, con residencia definitiva vigente, debe ser considerado un derecho, pero con las mismas obligaciones que los ciudadanos chilenos.
A pocos meses de las elecciones de octubre, el debate en torno al voto obligatorio y el veto presidencial para restablecer las multas, dejando fuera a los extranjeros, genera controversia. De no aprobarse el veto, se volvería a un sistema de facto voluntario. Esta decisión está siendo impulsada por el oficialismo por un cálculo electoral, ya que sienten que los más vulnerables y los extranjeros no tienen tanta intensidad para preferirlos y votar por ellos.
La justificación para impedir el voto migrante obligatorio, dándoles un privilegio que no tenemos los nacionales, se basa en la Constitución que concede el derecho a voto a extranjeros «avecindados en Chile por más de cinco años». Según la ministra Camila Vallejo, “Y si bien el derecho a voto existe para las personas extranjeras, no son las llamadas a definir quiénes son las autoridades de nuestro país, aunque pueden participar. El país no ha dicho que son los que tienen que definir el destino de nuestra patria”.
Si la preocupación era la votación de extranjeros sin arraigo, el Ejecutivo y sus parlamentarios podrían haber patrocinado y apoyado el Boletín 16.815-06 de los senadores UDI que fue presentado hace meses, que establece que «el extranjero no podrá ejercer el derecho de sufragio sin tener residencia definitiva vigente”.
Es entendible que no se quiera que extranjeros que hoy no tienen residencia en Chile, como aquellos que tuvieron cinco años en los años 90, y lleven más de 20 años fuera, puedan votar. Pero establecer, como lo hicieron los diputados del PS que presentaron un proyecto de ley para suprimir el derecho a voto de los extranjeros, es cuestionable. Los legisladores argumentaron que aquellos extranjeros que quieran participar en elecciones tendrán que nacionalizarse para demostrar un «compromiso permanente y lealtad por Chile».
Andrés Bello, que nació en Venezuela, fue oficial mayor en el ministerio de Hacienda, y solo años después fue nacionalizado chileno, antes de empezar su carrera como senador y rector. Pensar que Andrés Bello no tuvo un compromiso con Chile y no aportó a la nación lo suficiente para elegir a sus representantes, da lugar para cuestionar las credenciales democráticas de quienes buscan cambiar las reglas del juego, en una movida que más asemeja a Nicaragua que a los países que defienden la democracia.
El voto para los extranjeros en Chile, con residencia definitiva vigente, debe ser considerado un derecho, pero con las mismas obligaciones que los ciudadanos chilenos. Esto incluye la obligatoriedad de votar y las sanciones correspondientes por incumplimiento. Solo así podremos garantizar un sistema electoral justo y representativo, donde todos los miembros de la sociedad tengan una participación equitativa y responsable en la construcción de nuestro país.
Fuente: https://ellibero.cl/columnas-de-opinion/voto-para-extranjeros-en-chile-privilegio-o-derecho/
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