Juan Pablo Zúñiga Hertz


En una reciente entrevista, el director de BancoEstado, Pablo Zamora, comentaba “Esta generación va a tomar lecciones y va a llegar a La Moneda nuevamente, con el aprendizaje de este período”.

Es esperable de todo ser humano con un mínimo de inteligencia un proceso de aprendizaje que haga de él una persona más sabia, íntegra y, en definitiva, un mejor ciudadano al servicio de la sociedad. Ciertamente en cada nuevo desafío profesional y laboral hay un aprendizaje, pero cuando se está en un cargo del que dependen otras personas o, en este caso, una nación entera, no se puede hacer del trabajo una escuela.

Al gobierno se llega a gobernar, no a improvisar, no a jugar con los destinos del país con un sistema basado en la prueba y el error, ni menos a hacer del ejercicio gubernamental un mero ejercicio académico. Es decir, cuando estos señores se depararon con la complejidad de la realidad, que no congenian con sus delirios revolucionarios y que por ende su gobierno sería un fracaso, comenzaron a dedicarse a aprender con nosotros para así prepararse para una próxima intentona en un futuro incierto.

El Sr. Zamora –quien fuera compañero de carrera en mi fugaz paso por la Usach, antes de cambiarme a la PUC, mi verdadera alma máter– refleja en dicha entrevista ese lenguaje tan propio del mundo académico que conozco muy bien. Es una manera compleja de hablar, que mezcla palabras difíciles, arrogancia y tal vez un poco de pedantería, todo aliñado con una buena dosis de egolatría y algo de arte para que adquiera un cierto tufo de lo popular, populacho al cual no pertenecen y no entienden, sino más bien desprecian y usan para sus ejercicios intelectuales.

No tengo ánimos de desmerecer las conquistas intelectuales y empresariales del Sr. Zamora, las cuales son en sí conquistas loables que le reconozco. Dicho sea de paso, reconocer las victorias de otros es algo más bien escaso en un Chile impregnado de envidia. Ciertamente Zamora tiene méritos intelectuales y profesionales que no abundan en su gobierno. Lo que llama la atención es la defensa a rajatabla de un gobierno de inexpertos en todas las áreas, excepto en la palabrería.

Entiendo, él y el Sr. Boric son amigos, pero resulta difícil comprender la cantidad de personas como él que, siendo en aspectos prácticos –pero no ideológicos– tan opuestos a lo que es el gobierno de Boric mismo, así ganen las emociones y se entreguen por el todo a la férrea defensa de la mediocridad. Nadie desea que el gobierno fracase porque con ellos nos hundimos todos, pero llenar de alabanzas algo que a la vista de toda la nación ciertamente no anda bien, me huele más a la conducta propia de un culto.

Quiero creer que la actual generación de izquierdas de Chile ha de ser sepultada por un buen tiempo, sin embargo, me temo que las palabras del Sr. Zamora pueden tener algo de cierto: nos usaron como escuela, jugaron con nuestro país y nuestro futuro para aprender y volver a gobernar en el futuro.

Con la corta memoria nacional, con esa confianza inexplicable en la sabiduría popular que lo que menos tiene es de sabia, no me extrañaría que un futuro incierto, los actuales gobernantes vuelvan a ser elegidos para demostrarnos que serán los mismos Boric, las Vallejos, los Jackson y compañía, que, si bien serán más viejos, volverán a jugar con nosotros y que no aprendieron absolutamente nada. De usted depende que eso no pase.

Fuente: https://viva-chile.cl/2024/06/chile-contigo-aprendo/

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