27 mayo, 2024 

 

 

 

 

 

por Vanessa Kaiser


Si dejamos avanzar al crimen organizado y nos sentamos cómodamente a observar cómo este gobierno pacta con narcodictaduras en materias extremadamente sensibles para la supervivencia del país, siguiendo el camino venezolano hacia la narcodictadura, tarde o temprano tendremos mucho qué lamentar.


Muerte, canibalismo, descuartizamientos, miedo, angustia, territorios tomados, niños asaltando a niños, presencia de Hezbollah en el norte y de etnoterrorismo en el sur, cárceles convertidas en centros de operación criminal, jueces dando privilegios a presos de alta peligrosidad, amenazas de bombas en tribunales, quema de autos frente a la gobernación de Biobío, indultos para la Primera Línea, retiro de las querellas por la violencia golpista del 18-O, pensiones de gracia para los criminales, asesinato de un refugiado político, hurto de computadores y caja fuerte en el ministerio a cargo del cerebro del FA, miles de millones desaparecidos en fundaciones dedicadas al proselitismo político y al robo descarado, fiscales y jueces obsesionados con la neutralización de las FF.AA. y de Orden.

En la misma línea, Reglas del Uso de la Fuerza que imposibilitan el uso de la fuerza, la negativa permanente al cierre de fronteras y “legalización” (empadronamiento) de cientos de miles de migrantes, el uso desmedido de la burocracia para desmantelar el aparato productivo (permisología) y el ataque inconstitucional a la salud privada, la ausencia total de control para la salida de drogas en los puertos y la internación de armas en la frontera; en paralelo, el intento de desarmar a quienes tienen sus armas en regla, el cataclismo en la educación, la promoción de la narcocultura y la pornocracia… ¿en qué está Chile?

Se lo digo en breve: importando el régimen de la narcodictadura bolivariana de Venezuela. ¿Cómo podemos saberlo? Tenemos dos vías. La primera es muy simple, basta leer el mamarracho, programa político del gobierno que, sabemos, era ochenta por ciento copia de la Constitución de Bolivia. Usted me dirá que fue rechazado y yo responderé que, como nos gobierna la “izquierda no democrática” les importa un pepino lo que diga “el pueblo”. El programa se está implementando por la vía de los hechos. Plurinacionalidad de facto, destrucción de la institucionalidad y tumba del neoliberalismo. La segunda vía consiste en detenerse a analizar, desde la ciencia política, el escenario.  

Lo primero a responder en el marco planteado es qué tipo de régimen es una narcodictadura y en qué se distingue de los regímenes clásicos: democracia constitucional, autoritarismo, tiranía, monarquía y totalitarismo.

Dictadura refiere a un sistema de gobierno autocrático, es decir, que concentra todo el poder en una sola persona o grupo de personas. Si a dictadura le ponemos el prefijo “narco”, entonces estaremos diciendo que él o los autócratas están vinculados a actividades ilícitas a gran escala como el tráfico de drogas, armas y de personas. En otras palabras, se trata de un régimen que concentra el poder total en manos de criminales y que, como afirma Roland Denis, venezolano, ex viceministro de Planificación y Desarrollo (2002- 2003) durante el gobierno de Chávez, nace de una alianza entre el socialismo castrista y el crimen organizado: “Desde un principio se hizo muy difícil reconocer a un vándalo como el constructor de un nuevo orden político social y un contribuyente de altura en el intento indetenible de superar el macabro mundo del imperio capitalista global” (Rebelión en Proceso).

 Veamos ahora con quiénes fue a pactar nuestra seguridad el subsecretario Manuel Monsalve, otrora defensor del terrorista Héctor Llaitul.

Según un estudio de InSight Crime, Centro de Investigación del Crimen Organizado, el gobierno venezolano está integrado en las más altas esferas por, al menos, 123 miembros del crimen organizado. Fue en 2005 cuando el cartel de los Soles se extendió de la Guardia Nacional Bolivariana a todas las ramas del ejército. Mildred Camero, zar antinarcóticos de Chávez en esa época, declaró a los investigadores de InSight Crime “que fue en ese momento que los militares pasaron de ser facilitadores a participantes activos en el tráfico de drogas.” Las consecuencias están a la vista. El informe en comento no deja lugar a dudas:

 “Nuestras investigaciones han dejado claro que en los niveles más altos de las siguientes instituciones trabajan personas que creemos que están o han estado involucradas en actividades criminales: La Vicepresidencia, el Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno, el Ministerio del Poder Popular para la Defensa, el Ministerio del Poder Popular de Agricultura Urbana, el Ministerio del Poder Popular para la Educación, el Ministerio del Poder Popular para el Servicio Penitenciario, el Ministerio de Estado para el Comercio Exterior e Inversión Internacional, el Ministerio del Poder Popular para la Energía Eléctrica, la Guardia Nacional Bolivariana, la Fuerza Armada Bolivariana, el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) y Petróleos de Venezuela (PDVSA) […] Panamá incluyó a 54 figuras del Gobierno venezolano, incluido el Presidente Maduro, en una lista de personas en “alto riesgo” de incurrir en lavado de dinero o financiación del terrorismo. La Unión Europea impuso sanciones a siete altos funcionarios del Gobierno, incluyendo al ministro del Interior Néstor Reverol, al presidente de la Corte Suprema Maikel Moreno, al jefe de inteligencia Gustavo González López y al segundo al mando del partido socialista en el poder, Diosdado Cabello. Ahora tienen los activos congelados y vetos de viaje. Incluso Suiza, que no es conocida por su política exterior agresiva, anunció sanciones contra Venezuela, declarándose “seriamente preocupada por las reiteradas violaciones a las libertades individuales en Venezuela, donde el principio de la separación de poderes está gravemente mermado y el proceso a la vista de las próximas elecciones carece seriamente de legitimidad”.

¿Se entiende la gravedad del pacto que el gobierno de Chile firmó con el régimen del cartel de Los Soles?

Otro informe titulado “Two Nations, One Revolution: The Evolution of Contemporary Cuba-Venezuela Relations”, afirma que el vínculo entre Venezuela y Cuba se estrechó a partir de la incorporación de cubanos en los servicios de seguridad tras el intento de golpe de Estado contra Chávez en 2002.

Ponga ojo en lo que sigue: “En la actualidad, la relación Cuba-Venezuela parece centrarse en gran medida en el aspecto transaccional de la seguridad y la inteligencia. Cada vez más, el gobierno cubano ha suministrado a Caracas apoyo de seguridad e inteligencia que le ayudan a mantenerse en el poder, como el despliegue de personal de seguridad para proteger a Maduro y otros miembros de la élite política, proporcionando apoyo de contrainteligencia para mitigar los levantamientos y asesoramiento técnico para contrarrestar los esfuerzos de la oposición e internacionales para un cambio de régimen. Altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos han encontrado el grado de influencia de los cubanos dentro del alto mando militar y el liderazgo político particularmente preocupante. Testificando ante el Comité de Servicios Armados del Senado en febrero de 2019, el almirante Craig S. Faller, comandante del Comando Sur de Estados Unidos, declaró que Cuba «es dueña de la seguridad en torno a Maduro y está profundamente atrincherada en la inteligencia…».

¿No es lo mismo que está sucediendo en Chile, donde no solo el PC firmó un “Pacto de colaboración con Cuba,” sino, según radio Bío-Bío, el equipo del subsecretario Monsalve cuenta con asesores cubanos? Como si fuera poco la subsecretaría de las FF.AA. está capturada por el PC y tenemos a una ministra de Defensa, veterinaria, nieta de Salvador Allende.

Otro elemento distintivo de las narcodictaduras son las redes que tejen los gobernantes con el terrorismo internacional. En el caso de Venezuela y Bolivia la relación con Irán/Hezbollah es de público conocimiento. Mientras en 2023 Bolivia firmó un “Pacto de Seguridad” con Teherán, el Center for a Secure Free Society en su informe Canada on Guard indica que el exvicepresidente Tareck El-Aissami es el principal conducto entre Irán, Siria, Hezbollah y el gobierno venezolano. Mary O’Grady, del Wall Street Journal, citando dicho informe describió a El-Aissami como un chavista “revolucionario honorario cubano” que es llave “maestra de las redes de Oriente Medio”. En los últimos meses la presencia de Hezbollah en Chile ha sido noticia en varias ocasiones. ¿Va juntando las piezas?

Finalmente, la hipótesis de que estamos importando el tipo de régimen bolivariano nos provee de una explicación posible a la ausencia total de una agenda de crecimiento económico por parte del gobierno. Y es que las narcodictaduras viven de los bolsillos de los drogadictos del hemisferio norte, no tienen el más mínimo interés en esforzarse por sostener el aparato productivo de sus respectivos países. En Chile, según un informe de Sergio Urzúa, investigador internacional de Clapes-UC, la industria criminal vende anualmente una cifra cercana a los US$16 mil millones, vale decir, el 5% del PIB. ¿Qué está pasando con nuestra institucionalidad? ¿Cómo es posible que esas cantidades de dinero no prendan todas las alarmas?

Sí, podemos seguir hablando de otras cosas, pero si dejamos avanzar al crimen organizado y nos sentamos cómodamente a observar cómo este gobierno pacta con narcodictaduras en materias extremadamente sensibles para la supervivencia del país, siguiendo el camino venezolano hacia la narcodictadura, tarde o temprano tendremos mucho qué lamentar. Dicen que los pueblos tienen los gobernantes que merecen. Estoy convencida de que los chilenos no merecemos se consolide una narcodictadura en nuestro país.  

Fuente: https://ellibero.cl/columnas-de-opinion/un-flagelo-que-los-chilenos-no-merecemos/

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