3 julio, 2023 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por Vanessa Kaiser


El Presidente Gabriel Boric y sus compañeros de lucha son ejemplo inequívoco del triunfo moral de la izquierda de hace 50 años. La pregunta entonces es, ¿qué se dirá en el futuro de ellos?


Todo Presidente y quienes con él gobiernan imaginan cuál será la evaluación que hará la historia de su mandato. En vistas al descalabro de corrupción que hoy ocupa a la agenda pública, alguien podría pensar que el juicio histórico los reducirá a cenizas o a una sola frase: la descomposición moral fue la tumba del gobierno del Presidente Gabriel Boric. Sin embargo, desde mi perspectiva, esa no será la visión histórica que se tendrá de este gobierno, sino una radicalmente opuesta.

Tomemos al ex Presidente Allende como ejemplo. El gobierno de la UP transformó a Chile en un país de hambrientos, fue de una corrupción sin límites y promovió la violencia no sólo en el país sino, a través de su creación, la Organización Latinoamericana de Solidaridad, en todo Latinoamérica. A pesar de haber destruido Chile, el juicio histórico lo ha transformado en “carne para el bronce”, con estatuas en muchos lugares del mundo. Por otra parte, la mentira, basada en sus supuestas “intenciones democráticas por avanzar el paraíso de la igualdad” ha servido de negocio multimillonario a través de la asignación de recursos en todo tipo de fundaciones, ONG e instrumentos de asignación de recursos estatales como Fondart. En suma, con la mitificación de “el Salvador” que destruyó nuestra democracia, politizó a las FF.AA., nos llevó al borde de una guerra civil, dejó en la inopia a la población y estuvo a punto transformar a Chile en un país satélite de la URSS, la izquierda no sólo se ha llenado los bolsillos, ha monopolizado una sola versión de la historia y se ha cobrado venganza de quienes impidieron su éxito, sino, además, ha fijado un ejemplo a imitar, un bastión moral, en las nuevas generaciones. El Presidente Gabriel Boric y sus compañeros de lucha son ejemplo inequívoco del triunfo moral de la izquierda de hace 50 años. La pregunta entonces es, ¿qué se dirá en el futuro de ellos?

Es poco probable que se recuerden los miles de millones recaudados por el Estado de bolsillos anónimos que se despilfarraron para lograr éxitos electorales. De hecho, nadie se acuerda siquiera del hambre que padecieron quienes sufrieron el latigazo allendista. Me parece más bien que, quienes hoy nos gobiernan, tienen el certificado de ser “carne para el bronce” por haber logrado lo que Allende no pudo: descuajar de las raíces del consenso social todo rastro de ordenamiento inspirado en los principios de la democracia representativa, el mérito, el Estado de Derecho, la libertad de mercado y de educación. ¿A qué me refiero? La ideología de género también conocida como “perspectiva”, destruye la igualdad formal ante la ley, cambiándola por una igualdad sustantiva interseccional. Con ello se extingue el Estado de derecho. Por otra parte, la violación sistemática del principio «una persona un voto» quiebra la regla básica de la democracia y despoja a unos del valor de sus derechos políticos frente a los otros. Esta ideología nos ha obligado, además, a asumir como verdad una mentira colectiva, avanzando la deconstrucción de los conceptos hombre/ mujer, padre/ madre, verdad científica/ autopercepción, etcétera.  

En una carta publicada por El Mercurio el 27 de junio se plantean las siguientes reflexiones: “Es preocupante observar cómo se dedica tiempo y recursos a preguntar sobre la vulva o qué saben de pornografía niños de 5° básico cuando no han recibido de manera oportuna educación en sexualidad y afectividad […]”. La batalla cultural que destila el texto refleja el éxito de esta nueva generación de políticos formados en la deconstrucción, creyentes en una religión materialista y antiedípica, que tiene por fin desmantelar todo rastro de judeocristianismo, empezando por las naciones, pasando por la familia y terminando por el individuo binario (hombre/ mujer). La carta en comento llama a “poner a los niños primero” y puede leerse desde la perspectiva de la batalla cultural puesto que pone la afectividad en el lugar que la extrema izquierda ubica al deseo, reflejando un mundo de diferencia entre concebir la sexualidad como mero placer o como expresión del amor. Por otra parte, los autores ponen freno a la deconstrucción de los niños al exigir volver a los cauces la educación que sirve al desarrollo de talentos y la adquisición de habilidades, fundamentos de la meritocracia.

En suma, tenemos dos visiones antropológicas en pugna. Para la izquierda que hoy nos impone su ideología de género, el “nuevo hombre” nace de la liberación de la libido -es una “máquina deseante”-, de la supresión de la meritocracia desde la asignación de cargos por género y del desmantelamiento de la educación tradicional. Esa es la razón por la que vemos puestos todos los esfuerzos económicos y de gestión en la imposición de la ideología de género. Es el triunfo que Allende no tuvo con su plan de Educación Nacional Unificada. Esta generación de políticos ha cambiado, con éxito, la ENU por la ESI y logrado el triunfo moral sobre los valores de la antigua sociedad.

Aunque la ESI no haya sido aprobada por el Congreso su implementación forzada e ilegal está en curso y a toda máquina. Muestra de ello es el programa de evaluación docente de profesores establecido por el Ministerio de Educación. Entre sus diversos instrumentos de medición se contemplan entrevistas de evaluadores pares. Una de las preguntas es: “El/la entrevistado/a verbaliza o expresa una visión estereotipada de género. Cuando por ejemplo esencializa la afectividad e intereses de niñas y niños en función del sexo”. Si un profesor no hace esta evaluación en el sistema público, no puede avanzar de tramo dentro de su evaluación docente. Por tanto, se condiciona su fuente laboral. Esta es una muestra del darwinismo social que ataca la médula de nuestra cultura judeocristiana y que avanza desde los organismos internacionales capturados por la extrema izquierda sin encontrar resistencia.

Estamos ante el mayor triunfo moral de la izquierda totalitaria en la historia de la humanidad. Y es que, además, ha logrado “sumar a sus huestes” a parte importante de los empresarios del mundo a partir de la imposición de un ecocentrismo que asfixiará la libertad económica y moral. De hecho, si usted lee el ODS 4 de la Agenda 2030, se encontrará con conceptos como “educación universal”, “igualdad de género” y “ciudadanía mundial”. ¿Qué tiene que ver ese marxismo cultural, expresado en la ideología de género, con la supuesta “salvación del planeta”?

En suma, el Presidente tiene razón, ellos son “la vanguardia”, lo que sucede es que nosotros, el pueblo, no entendemos hacia dónde han decidido llevar los destinos de la humanidad. El Papa Francisco lo sabe: “Hay una guerra mundial para destruir el matrimonio. Hay colonizaciones ideológicas que destruyen, pero no con las armas, se destruye con las ideas. Por lo tanto, es necesario defenderse de las colonizaciones ideológicas.” (La Nuova Bussola Quotidiana)

Fuente: https://ellibero.cl/opinion/el-fa-y-su-triunfo-moral/

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