7 noviembre, 2021
Alejandro San Francisco
Profesor de la U. San Sebastián y la UC.
Director de Formación del Instituto Res Publica.
Director general de "Historia de Chile 1960-2010" (USS).
A esta altura es posible tomar en serio las encuestas, principalmente por dos cosas. Primero, porque son muchas y variadas, y en general muestran resultados más o menos similares; segundo, porque muestran cierta consistencia a través del tiempo.
Quedan solamente dos semanas para las elecciones presidenciales y parlamentarias, y el proceso se ha ido aclarando aunque el clima se vea enrarecido. El 21 de noviembre próximo ya se sabrá qué candidatos competirán en la segunda vuelta, así como estará claro quiénes serán los miembros tanto de la Cámara de Diputados como del Senado para el próximo periodo. Todo esto, por supuesto, se da en medio de un proceso constituyente muy complejo y de final abierto.
¿Qué elementos se han ido aclarando y cuáles todavía permanecen abiertos? ¿Cómo será la composición de los poderes del Estado en los próximos años? ¿En qué pie quedarán los partidos políticos más importantes de la democracia chilena de los últimos 30 años? ¿Lograrán consolidarse las nuevas fuerzas políticas? Hay muchas preguntas que comienzan a clarificarse, pero las últimas palabras no están dichas y todavía puede haber novedades hacia el futuro. El 21 de noviembre tendremos una de las elecciones más importantes de su historia de Chile y sabremos las noticias largamente esperadas sobre los resultados electorales.
Muchas veces se dice que las encuestas son una fotografía de la realidad, si bien es posible también rebelarse contra el instrumento y señalar que no logran captar el verdadero termómetro popular. Eso suele ocurrir cuando los candidatos o partidos son mal evaluados, o cuando las propias percepciones no coinciden con las expresiones mayoritarias en los análisis de la opinión pública. Sin embargo, me parece que a esta altura es posible tomar en serio las encuestas, principalmente por dos cosas. Primero, porque son muchas y variadas, y en general muestran resultados más o menos similares; segundo, porque muestran cierta consistencia a través del tiempo. Ambas cosas nos permiten concluir que ya no estamos frente a una fotografía de la realidad, sino derechamente frente a una película, que puede seguirse desde el principio en adelante, hasta acercarse al resultado final. ¿Qué nos dicen las primeras etapas de esta película o los primeros capítulos de esta serie que está por terminar?
En primer lugar, en el plano presidencial parece bastante claro que hay dos candidatos disparados en las encuestas y casi con seguridad ambos pasarán a la segunda vuelta: Gabriel Boric y José Antonio Kast. En el caso del líder del Frente Amplio y del Partido Comunista, se ha mantenido más o menos estable en las encuestas de los últimos meses –con una leve baja en las últimas semanas–, mientras el candidato del Partido Republicano ha mostrado un alza constante desde agosto en adelante, hasta ubicarse en el primer lugar en algunos estudios de opinión. No se trata de una sola encuesta, sino de muchas: no es una foto, es una película a esta altura. Así lo confirma la última muestra de Plaza Pública CADEM (N° 408), que se dio a conocer este viernes 5 de noviembre, cuando entramos en un periodo en el cual no podrán hacerse públicos este tipo de estudios.
En segundo lugar, hay dos candidatos que aparecen en el segundo nivel: son los casos de Yasna Provoste y Sebastián Sichel. Ambos representarían el centro político (más a la izquierda o más a la derecha), tienen potencial electoral y capacidad política. Más importante todavía, los dos son parte de las grandes coaliciones que han gobernado a Chile en las últimas tres décadas: la antigua Concertación y Chile Vamos (en cualquiera de las denominaciones que haya adoptado). De proseguir las predicciones como están hasta hoy, tendríamos una novedad histórica importante en esta elección: por primera vez ambos conglomerados no serán parte de la segunda vuelta electoral con un candidato propio, y estarán obligados a apoyar a otro o bien a ninguno.
Finalmente, se encuentran los tres postulantes que no parecen haberse presentado para llegar a La Moneda, sino para dar un testimonio personal o por otro tipo de razones. Sin embargo, al obtener un 7, 4 o 1 por ciento de los votos, esos candidatos dejarán un gran bolsón de votos para ser disputados en la segunda vuelta electoral. Es probable, además, que alguno de ellos decida apoyar a uno de los dos candidatos que pase a segunda vuelta, con o sin negociación previa, lo que acrecienta su relevancia.
Hoy la campaña ha entrado en una situación inédita y compleja: los candidatos están trabajando desde sus casas, debido al contagio de Gabriel Boric con Covid y de que otros fueron contacto estrecho en uno de los debates. Con ello, se han suspendido algunas actividades y han cambiado otras, lo que en principio favorece a quienes están más arriba y perjudica a quienes podrían desafiarlos. Sin perjuicio de ello, el candidato de la izquierda podría verse perjudicado también, en caso que escale lo que algunos han llamado el “brote Boric”, debido a la irresponsabilidad que habría mostrado al no limitar sus actividades de inmediato, al momento de aparecer los primeros síntomas, tema que se encuentra en plena investigación. Con todo, no se trata de la única situación que podría alterar el final de la campaña, sino que hay otros factores que se han agregado al complejo escenario político y que conviene mirar con atención.
Uno de ellos es la continua recurrencia a la famosa ley del retiro del “10%”, que se aprobó por única vez y luego nuevamente ocurrió lo mismo, en una discusión de nunca acabar. En este proceso ha existido nuevamente el interés de aprobar un cuarto retiro, con evidente interés electoral, aunque por primera vez con una oposición consistente del mundo económico y de algunos miembros del sistema político, particularmente de parlamentarios que no van a la reelección, y por ello han recuperado gran parte de su libertad de opinión y de resistencia al populismo.
El segundo tema relevante es la acusación constitucional contra el presidente Sebastián Piñera, problema que también está cruzado por intereses políticos y electorales, que ha encontrado problemas en el camino –como las cuarentenas de Boric y sus contactos estrechos–, ha perdido presencia en el debate público y encuentra algunas figuras que no quieren caer en la irresponsabilidad de debilitar la institucionalidad o derrocar a un gobernante por vías ajenas a la democracia.
Sin embargo, hay un tema todavía más importante, y que podría llegar a alterar la temperatura de la opinión pública y a cambiar el escenario electoral: es la continuidad de la violencia política, como problema teórico y como realidad visible, como recuerdo de la revolución de octubre de 2019, pero también en su dimensión siempre actual, peligrosa y desafiante. Los hechos del 18 de octubre de este año y la reivindicación de la violencia por parte de algunos actores, la discusión del indulto a los violentistas y delincuentes asociados al estallido social, los sucesos destructivos que día a día llaman nuestra atención desde La Araucanía, son todos temas que están más vivos de lo que algunos candidatos y sectores políticos quieren reconocer. Y, en la práctica, vivir en paz, con tranquilidad, sin narcotráfico ni grupos armados, no es una demanda de la derecha o de los grupos conservadores, sino que una aspiración transversal en la sociedad. De alguna manera, podría transformarse en un eje de decisión electoral en las próximas semanas.
Hay que seguir mirando las fotografías de la realidad con interés, así como es necesario analizar la película electoral en todas sus etapas y dimensiones. El futuro próximo aparece desafiante, así como también lleno de esperanzas y temores. Ya veremos los resultados.
Fuente: https://ellibero.cl/opinion/alejandro-san-francisco-elecciones-y-encuestas-la-foto-y-la-pelicula/
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