19 diciembre, 2020 

 

 

 

 

 

Michèle Labbé
Economista


Si ellos no se conforman con vivir en un país donde el esfuerzo y el trabajo duro generan recompensas para sí mismos y sus familias y donde existe espacio para emprender, ¿por qué no nos dejan en lo que ellos consideran nuestra miseria y toman el camino más fácil?


Si sueñas con Venezuela y con España
Te quejas de la empresa y de su saña
Vives amando al PC, y a la Vallejo

Si eres rebelde y los viejos no te entienden
Si tu destrucción aquí no se vende
Si quieres ser terrorista de segunda mano

¿Por qué no te vas?
¿Por qué no se van, no se van del país?

En 1986, Los Prisioneros, banda de rock chileno, publicó el álbum “Pateando piedras”, cuyo segundo tema -¿Por qué no se van?- se convirtió en un himno del chileno promedio contra la clase alta y arribista que no se conformaba con vivir en este país del tercer mundo. Más de 30 años después, es el chileno medio -el que se levanta temprano todas las mañanas, el que fruto de su esfuerzo ha podido pagar la universidad de sus hijos, el que pertenece a la nueva clase media- el que le canta a los rebeldes, a esos hijos de padres esforzados o acomodados que crecieron en properidad y que no conocen (ni han sido capaces de estudiar) de dónde venimos, pero sí quieren dirigir a dónde vamos.

A esos que creen que son tan superiores al resto de los seres humanos, que ellos sí podrán -a través de la destrucción- construir un país igualitario, donde no será necesario cerrar las fronteras a sus ciudadanos para que no huyan con sus familias abandonando todo por mejores oportunidades, y por tanto, donde sus ciudadanos no arriesguen sus vidas en balsas para huir de sus costas;

A esos que admiran a Castro, Maduro, Correa, Morales y Ortega, a quienes consideran grandes hombres que han construido paraísos terrenales tan prósperos y justos, que tienen eternas filas de inmigrantes en sus fronteras, sólo que la prensa que sirve al capitalismo miente y muestra imágenes de exactamente lo contrario;

Y a esos, que sólo buscan la anarquía, y como soldados a sueldo reciben órdenes del mejor postor para desestabilizar el país, sembrando el pánico a través de la amenaza, la violencia, la destrucción y el fuego.

Hoy es el chileno medio, tú, yo, ellos, la gran mayoría de Chile, que se pregunta, ¿por qué, si esta minoría que odia tanto a nuestro país y no está dispuesta a vivir en estas condiciones, en vez de imponer “sus” condiciones a todo el resto, no toma sus maletas y se va felizmente a vivir a Venezuela, Cuba o Nicaragua, que los recibirán de brazos abiertos?

Estos jóvenes, o no tan jóvenes, aún no entienden que todos los países que han buscado imponer el comunismo, la lucha de clases, y el reinado del proletariado han terminado sumiendo a su población en dictaduras en que sólo prosperan un pequeño grupo de jerarcas, y al resto de la población la hunden en la miseria y sumisión. Si ellos no se conforman con vivir en un país donde el esfuerzo y el trabajo duro generan recompensas para sí mismos y sus familias y donde existe espacio para emprender; un país que está lejos de ser perfecto, pero que ha progresado fruto del esfuerzo de cada uno de sus habitantes, de reglas claras, de incentivos, de propiedad privada; un país que valora el orden y la seguridad, entonces… ¿por qué no nos dejan en lo que ellos consideran nuestra miseria y toman el camino más fácil? ¿Por qué no se van de país?

Fuente: https://ellibero.cl/opinion/michele-labbe-por-que-no-se-van-no-se-van-del-pais/

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