9 septiembre, 2020 

 

 

 

 

Francisco Orrego
Abogado


Si el Liverpool no hubiera cambiado su mentalidad en el camarín, jamás hubiera ganado la final de la Liga de Campeones de la UEFA el 2005, un partido que es recordado como “el Milagro de Estambul”.


Aunque esta frase se asocie a las diversas crisis que ha sufrido Colo Colo a lo largo de su historia, no es a ese significado al que quiero apelar en esta columna, sino a otro: estimular desde atrás. Según se lee en internet, este popular dicho chileno surge a partir de un término de origen militar, donde “picar” era ir detrás del enemigo, por la retaguardia. De manera que durante los años se ha utilizado esta frase para reflejar que se puede ir último y aún así ganar.

Solo los más futboleros recordarán la famosa final de la Liga de Campeones de la UEFA, recordada como “el Milagro de Estambul” del año 2005, que se disputó en el estadio Atatürk de Turquía. Llegaron a la final dos de los equipos de fútbol más importantes de Europa: el Liverpool y el Milan. Al término del primer tiempo, el Liverpool, que había entrado a la cancha totalmente dormido, se retiró a los camarines en el entretiempo perdiendo 0-3 sin mostrar signos de recuperación. Todo parecía indicar que la final ya estaba resuelta. Pero en el segundo tiempo el Liverpool despertó y logró empatar el partido 3-3, definiéndose la final por penales, alzándose como ganador el equipo inglés.

¿Qué pasó en ese camarín del Liverpool? No lo sabemos, pero lo podemos suponer. Está claro que hubo un antes y un después de ese entretiempo, a tal punto que llegó a generar una transformación profunda en la actitud de los jugadores, que les permitió sortear con éxito el escenario adverso que tenían y dar vuelta el resultado. No cabe duda que la respuesta está en un cambio de mentalidad.

Traigo a colación esta historia porque me hizo recordar el desánimo que cunde en ciertos sectores de centroderecha. Se nos acerca rápidamente el famoso plebiscito de entrada al eventual proceso constituyente, donde los chilenos deberemos, por capricho de los políticos, tener que elegir entre dos posiciones: rechazar o aprobar. Para quienes apoyamos la opción rechazo, la defensa de la actual Constitución es un deber. Ella, que ha tenido decenas de reformas a lo largo de su historia, siendo las dos más importantes y sustanciales las de 1989 y 2005, ha dado lugar al progreso institucional, económico y social más exitoso en la historia del país. Pero también hay otras razones de peso para apoyar esta opción (puede consultar mi columna “Decálogo del Rechazo”).

A partir de cierta prensa ideologizada, se ha ido instalando la idea de un amplio triunfo para la opción Apruebo. Si a ello sumamos las confusas señales de algunos personajes, que han optado -por estrategia o conveniencia- sumarse al carro ganador, el pesimismo comenzó a cundir en las filas de la centroderecha. Sin embargo, han comenzado a surgir señales alentadoras para el bando perdedor. Algunas encuestas ya comienzan a demostrar un alza para la opción de rechazo. La más interesante, realizada por la agencia transandina Numen, arrojó que un 53% rechaza una nueva Constitución, pero, al mismo tiempo, que un 43,6% de quienes votarían no lo harían porque sienten que la elección esta perdida. Otra encuesta, de Statknows, asigna al rechazo una intención de voto del 43,09%, lo que resulta esperanzador. ¡Aún hay patria, compañeros!

La derrota comienza con el temor de que uno ha perdido”, nos recuerda el escritor japonés Kōbō Abe. Frente a aquellos de centroderecha que llaman a apoyar la opción Apruebo, o incluso unos avezados a no votar, únicamente porque sienten que van perdiendo por goleada, pienso lo siguiente: Si el Liverpool no hubiera cambiado su mentalidad en el camarín, para lograr el empate, jamás hubiera habido una definición de penales. Es decir, si no hubieran cambiado de actitud, el Milan hubiera aumentado la goleada, alejando toda opción de ganar la copa, aunque fuera por penales. Y cuando aconsejan no a ir a votar, es lo mismo que el Liverpool no hubiera salido a la cancha en el segundo tiempo, quedándose escondidos, acomplejados y derrotados en el camarín.

Deberemos defender nuestra isla, cualquiera que sea el coste, deberemos luchar en las playas, en los campos de aterrizaje, en las calles, en las colinas, nunca deberemos rendirnos”, nos recuerda Winston Churchill. En el caso del plebiscito del próximo 25 de octubre, los animo a ser los jugadores del Liverpool, a ponerse la camiseta del Rechazo y a salir a jugar a ganadores en el segundo tiempo. Solo si logramos remontar el resultado, tendremos reales opciones de ganar en el plebiscito, o bien, si perdemos por estrecho margen, podremos llegar con opciones reales a la elección de constituyentes, que será una verdadera definición de penales. No juguemos a perdedores.

¡De atrás pica el indio! Podemos ir perdiendo, pero aún podemos dar la sorpresa y ganar el plebiscito. No renunciemos a ello.

Fuente: https://ellibero.cl/opinion/francisco-orrego-rechazo-de-atras-pica-el-indio/

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