BLOG-DE-MAXIMO
4 de febrero de 2020
Existe algo peor que la “primera línea”, esa horda de vagos, criminales, ladrones, psicópatas, sinvergüenzas, sociópatas, ignorantes y desadaptados que cooperan con una causa que nunca será de ellos. Es la “segunda línea”, los cabecillas que dirigen en terreno a la horda destructora. Mucha gente los ha visto y grabado mientras manejan y ordenan por WhatsApp a sus perros. Conozco gente que vive en las torres San Borja que los observa desde el balcón. Existen pruebas irrefutables, aunque la “prensa seria” no tiene intención de difundirlas.
Existe también algo peor que la “segunda línea”. Es lo que podríamos llamar la “tercera línea”, aunque en realidad son algo distinto. Son aquellos que no se ven, que actúan por mano ajena, que piensa, ordenan y sacan cuentas alegres. Son los cabecillas políticos, enviados del chavismo, caras visibles de “colectivos”, “agrupaciones”, ONG y demás organizaciones de fachada del marxismo.
Mientras mas subimos en la escala de mando, cada vez hay menos salvajismo y más frialdad. El resentimiento, la envidia y el descontrol, da paso al negocio pacientemente calculado.
Junto a estos cabecillas encontramos a los colaboradores, ayudistas, cómplices pasivos y activos. Parlamentarios, periodistas, opinólogos de la televisión y demás paniaguados que se venden y nos venden a todos nosotros a cambio de un suculento cheque mensual mal ganado. Venden a Chile.
La mayoría de la gente parece no entender de qué se trata. Será que la mayoría de la gente pertenece al primer grupo, a una “primera línea” cobarde que solo mira por televisión, sufre a diario, apoya con su olla y su cucharón y difunde su pobre ignorancia a sus hijos, mientras espera los bastardos resultados que prometen los bastardos actores de la primera línea, resultados de un plan que tampoco es de ellos ni lo será jamás. Son los tontos útiles que cavan su propia tumba y la nuestra. Es el populacho bárbaro en su máxima expresión.
Fuente: https://blog-de-maximo.blogspot.com/
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