Osvaldo Rivera Riffo
Presidente
Fundación Voz Nacional


Cada vez con más frecuencia se lee, en los pocos medios escritos que existen, columnas de trabajadores universitarios, seguramente cumpliendo con el invento posmoderno llamado “vinculación con el medio”, otra cuchufleta inventada para intereses sociales, usada como instrumento de concientización política.

Pero veamos algo de historia para mejor entender el rol de la Universidad dentro del cual la relación maestro / discípulo es fundamental.

Para ello nada mejor que recurrir a documentos que sobre el particular se han escrito y sobre todo dan una amplia visión de, justamente, el rol de estas instituciones que han acompañado la civilización occidental desde el siglo XII y, por cierto, hay cinco de gran relevancia: Bolonia, Paris, Oxford, Montpellier y Salamanca.

Leyendo al académico mexicano Julio César Schara en “La Universidad Clásica Medieval y origen de la Universidad Latinoamericana” encontramos:

“La historia del mundo clásico y medieval es la historia de un círculo cerrado. El largo desarrollo de la educación clásica, griega y romana da como consecuencia un sistema de educación medieval que por razones políticas y culturales, va a reaccionar en contra del mundo clásico, y a descabezar sus principales postulados.

 La razón, al convertirse  en fe, se convierte en forma y causa del conocimiento humano, científico y natural, como lo fundamentan sus sabios y líderes, entre ellos San Agustín y Santo Tomás de Aquino, así como los fundadores de la escuela carolingia.”

“Los diferentes conocimientos van evolucionando hasta la llegada de los humanistas. Se cierra el círculo que se encuentra con el redescubrimiento del mundo clásico. Aristóteles que había sido traducido por los árabes y re visitado por Santo Tomás, ahora tenemos el reencuentro de toda la literatura clásica, el humanismo clásico, que rehace sus puntos de vista para hacer surgir el renacimiento con sus nuevos héroes culturales, entre los cuales se encuentra Luca Pacciolli, el Renacimiento Florentino, Petrarca, Alberti, Giordano Bruno, Galileo Galilei, y posteriormente Leonardo Da Vinci y Miguel Ángel, etcétera.”

La Universidad, la casa de la razón, que en sus antecedentes clásicos se remonta, entre otros, al Academus platónico ha tenido, desde entonces, funciones fundamentales, que entre otras son: la investigación científica y la formación del individuo social.

La Universitas es una corporación con autonomía que tiene la misión de buscar la verdad entre científicos y discípulos, sede en la cual la sociedad y el Estado crean el florecimiento de la más clara conciencia de cada época.

Las políticas públicas deben construir su tendencia profesionalizante, misma que ha imperado por más de medio siglo, haciendo que la investigación científica en la Universidad esté en simbiosis con la formación (docencia) y el adiestramiento de nuevas habilidades y destrezas (techne) que por generaciones se han venido acumulando históricamente para ser depositarias de la construcción de la innovación científico-tecnológica y humanística del presente y del futuro. No caer en los extremos de eliminar las humanidades por las ciencias, como sucede hoy en día, pero tampoco atender únicamente las humanidades, según lo demuestra la tradición universitaria clásico-medieval, cuyo origen es la fundación de la escolástica en el mundo novohispano.

Por ello es necesario la tradición sincrónica del origen de la Universidad Occidental que en su herencia reclama la fundación de la “doxa”, del mundo de las ideas… en los tiempos de Platón los términos filosóficos estaba recién formándose. Platón toma la palabra idea del lenguaje común y corriente y le da una significación especial. La palabra idea proviene del verbo griego que significa, ver, mirar, examinar, mirar cara a cara. La idea es, así, lo que es y el significado de la palabra es el mismo que le da Aristóteles que significa “esencia”. Las ideas, son así la esencia de las cosas, esencia que existe por sí y en sí.

Sólo así podemos tener conocimientos seguros, porque ellos son los que vemos con la razón. La propia facultad visual puede variar de una persona a otra. Sin embargo, podemos fiarnos solamente de la doxa, de lo que nos dice la razón y para ello hay que emplear el método hipotético deductivo para que así la razón científica sea la misma para todas las personas. La episteme o búsqueda de la verdad.

Con toda esta larga explicación del fundamento de la universidad, habiendo todavía un mundo que decir, ciertos opinólogos universitarios están usando la doxa para emitir juicios temerarios contrarios a la razón y que sólo rebelan el acentuado odio que se incuba ya no en el cerebro reducido de algunos, sino más bien en la tripas, vomitando imbecilidades como la ridícula comparación entre Maduro y Pinochet que hemos conocido en estos días. Ya desde hace tiempo que los rectores del posmodernismo dan ejemplos de cómo desnaturalizar los fundamentos de la Universidad. Recordemos el diálogo del rector de la católica conversando con las piluchas feministas, sentado al medio de la calle. U otros que se han erigido en palabra autorizada para estar sobre el bien y el mal.  La pregunta entonces que salta a la vista es ¿prestigia a la universidad este tipo de personas? En el caso del de la Universidad Adolfo Ibáñez, es un liberal que no razona sino que oficia de francotirador en un medio que va marcando la línea progresista desde hace ya algún tiempo.

Viene al caso mencionar que en otro medio escrito fue seleccionado dentro de 22 individuos a quienes catalogaron de intelectuales y los subdividieron en 3 categorías de izquierda, de centro y “derecha”

Preguntado por cuáles eran las obras que habían marcado su pensamiento político, los de izquierda sin más se inclinaron por Marx,  Gramsci y otros; los de centro derecha Anna Arendt. Al ver la lista de los autores mencionados, ni uno solo que haya sido formador de civilización. No hay mención a los clásicos griegos, tampoco a los pensadores dentro del imperio Romano. En fin, al ver la lista de ¿intelectuales? entrevistados, no pude dejar de taparme la boca y  Risum Teneatis.

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