Osvaldo Rivera Riffo
Presidente
Fundación Voz Nacional
El mundo ha visto con no menor sorpresa la inauguración de los juegos olímpicos de París.
Era lógico que la humanidad entera viera en vivo y en directo lo que tantas veces se ha escrito y dicho sobre el plan integral para destruir occidente.
La puesta en escena de performance en que los grupos LGTBQ+ hicieron gala no es otra cosa que la demostración más palpable de que las minorías han tomado el control, por ausencia absoluta de las mayorías silenciosas que luego de las atrocidades vistas desde todos los rincones del mundo levantaron su voz para denunciar el agravio a los sentimientos sacros de los católicos, apoyados incluso por otros credos religiosos.
Las imágenes fueron elocuentes, no se necesitan discursos para explicar su contenido .Lo hemos dicho mil veces, ahí en el corazón de París se manifestaron los planteamientos filosóficos de Sartre, Foucault, Guattari, Deleuze, y muchos otros que con sus planteamientos construyeron la idea del progresismo y de la refundación de todo lo establecido.
No pretendo en esta columna explicar que escribieron cada uno de ellos, ya lo dije en trabajos anteriores, ahora que se ha demostrado que es verdad y que no son fantasías de la extrema derecha , ni de los fachos pobres o ricos ni consideraciones intelectuales amañadas al criterio de la nueva derecha. Son la realidad hecha carne. Son imágenes que destruyen sus creencias más sublimes no sólo de la fe sino de la belleza del arte.
Cuando la Última Cena pintada por Leonardo Da Vinci entrega al mundo en los últimos 500 años el alcance de la eucaristía y todo lo que encierra la humildad del ser humano y el eje central de la creencia divina del cristianismo y lo ven desacralizado brutalmente por Drag Queen no sólo es una profanación, es una provocación
Yo me pregunto ¿qué hubiese pasado si una imagen de Jadiya la Grande primera esposa de Mahoma y considerada la “madre del Islam” se hubiese representado ridiculizando la creencia religiosa y la fe de 1.200 millones de musulmanes que practican esa religión? Bueno, no habrían existido cartas ni oraciones en los sagrarios de las iglesias católicas para rogar por el perdón divino de esta apostasía. Sin duda que la venganza tal como la describe el Corán basado en la Torá habría sido ojo por ojo diente por diente, que es lo que aplican los terroristas islamistas a pesar que su libro sagrado dice algo muy distinto: “ante todas las agresiones, elige perdonar, ordena el bien y apártate de quienes se comportan contigo en forma ignorante” (7-199).
Todos sabemos lo que paso cuando la revista satírica Charlie Hebdo ridiculizó a Mahoma, murieron inocentes y las calles de París se tiñeron de rojo.
¿Acaso los franceses olvidaron la etapa más negra de la revolución de 1789 cuando ya decapitado el rey y la reina comienza el régimen de terror comandando por Robespierre, que con el tiempo corrió la misma suerte y su cabeza rodó bajo la guillotina?
Esta muestra vista hoy en territorio francés, es una expresión de una revuelta progresista la cual mediante las imágenes ha impactado al mundo y ha causado dolor y miedo; ya lo dije en una columna anterior, es la nueva forma de lograr reducir al Ser humano liquidándole su capacidad de asombro y llevarlo lentamente a una nueva normalidad.
Si en este país llamado Chile lo ocurrido en Francia no es ejemplo suficiente para descartar de la lucha política a todos aquellos que han abrazado la teoría del género, a los que se cubren con el trapo de la diversidad o llaman a salir a la calle a defender el derecho a asesinar mediante el aborto a los niños del futuro, entonces el ejemplo visto en vivo y en directo no ha servido de nada
A los votantes del sector oriente que tan proclives se muestran a estar en la moda del día y han votado inconscientemente por preferir el buen pasar momentáneo que por una seguridad del futuro, recapaciten y esta vez no voten por moda, voten por quienes representan valores permanentes, por aquellos que no desean destruir la nación ni mucho menos a los niños con la implementación de la ESI. Por gente que no ha zigzagueado hipotecando principios y valores, dejando en el camino un reguero de deslealtad. Lo visto en París no es moda no es arte contemporáneo es la muestra más palpable del satanismo como expresión de degradación moral.
Yo creo que mi país se dará cuenta con tiempo donde está el peligro. Estamos viviendo los prolegómenos de una revolución cultural y quienes no lo vean así contribuirán con su indiferencia y comodidad a perder lo único que tienen: su identidad.
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