Osvaldo Rivera Riffo
Presidente
Fundación Voz Nacional


Una vez más los desastres naturales dejan una dolorosa huella de tristeza y de impotencia, que llama a reflexionar sobre el rol del Estado y la responsabilidad de los gobiernos.

Sin duda quien pretenda controlar la naturaleza y sus propios mecanismos de equilibrio está hablando leseras, como suele ocurrir con la nueva doctrina que quieren imponer sobre el cambio climático y sus derivados que, aparte de sustentarse en informes falsos, sus explicaciones carecen de todo fundamento científico serio.

Ya en un interesante programa de Voz Nacional se abordó este tema con claridad pero hoy yo quiero conversar con ustedes. sobre políticas públicas.

Por tal concepto entenderemos las acciones que los gobiernos toman -o no toman- para lograr un determinado objetivo de carácter nacional, sea este un problema a solucionar, una oportunidad a aprovechar, un derecho a garantizar, una responsabilidad a exigir o una política existente a mejorar. Todo ello con una adecuada y eficiente política de estado cuando los problemas afectan a toda la ciudadanía y, sin duda, con mirada de futuro, con políticas que abarquen largos periodos de tiempo y cuyos efectos solo se vean afectados por la propia naturaleza del tiempo y que permitan su adecuado ajuste, pero cuyo objetivos se mantengan inalterables.

Por tanto, esta obligación de los gobiernos constituye una herramienta de suma relevancia, no sólo instrumental o práctica, como por ejemplo proveer de servicios de salud rápidos, eficientes , profesionalmente competentes para toda la población, educación de calidad que salvaguarde los grandes valores de la cultura permitiendo al educando formarse a través del conocimiento el espíritu crítico, tan necesario en la sociedad que hoy vivimos, como también para promover ciertos principios éticos como la probidad y la erradicación de la corrupción en todas sus formas, que no sólo daña la convivencia sino que atenta contra uno de los pilares esenciales de la democracia: la fe pública.

Estos elementos que sucintamente explico hoy, están fuera del ámbito de la responsabilidad política a largo plazo. Los políticos que asumen la responsabilidad de gobernar o legislar están  inmersos en la dinámica oportunista del show business o política del espectáculo, dejando de lado los aspectos básicos que apuntan a mirar el futuro con tranquilidad.

Planificación política a largo plazo no existe, no está dentro del proceso de desarrollo político de ninguna de las facciones que hoy luchan por el poder, mucho menos de quienes pretenden ser los cabezas de dichos objetivos. Carentes de vocación intelectiva y de una ignorancia apabullante, hoy se maneja el Estado como un botín de poder y las políticas públicas de largo alcance que permitan desarrollarse exitosamente, simplemente no existen.

Les pongo un ejemplo práctico: hoy nos debatimos por encontrar en lo inmediato el uso de energías “no contaminantes” y se está políticamente hablando en términos comunicacionales de “energías verdes” que a juicio de los expertos de verdad son solo teorías falsas. En tanto China, Rusia, India y Pakistán, entre otros, no suscribieron el Pacto de París para eliminar el CO2 y están construyendo gigantescos complejos tanto hidroeléctricos como a carbón, con el objetivo claro de alcanzar fuertes índices de desarrollo. Sin duda alguna que países como los nuestros, embarcados en luchas ideológicas están condenados a la pobreza, ya que sin energías fósiles resulta imposible, por los altos costos de esas “alternativas verdes”, que la gran masa de habitantes cubra sus necesidades energéticas elementales

Entonces al plantear políticas de estado a largo plazo, cobra fuerza esto que acabo de indicar ya que en un ejemplo palpable se desestimó la planta hidroeléctrica de Aysén, que sería la más moderna del mundo y que habría significado una reducción significativa del costo de la electricidad. Así  también cómo un simple llamado telefónico de un presidente de triste recuerdo, abortó el proyecto Barrancones, dando excusas medioambientalistas; otra monserga ideológica progresista de moda.

Ahora bien, políticas de estado medioambientales deben ir acompañadas de criterios técnicos junto a otras áreas ministeriales, como por ejemplo obras públicas y vivienda quienes se ven enfrentados al clásico efecto de producen las inclemencias del tiempo. ¿Cómo es posible que se permita la construcción de todo tipo de viviendas en los márgenes de ríos o esteros? ¿Cómo es posible que las aguas no tengan un sistema de drenaje eficiente y no existan los correspondientes embalses que permitan recoger el agua de las lluvias? ¿Cómo es posible que no se tomaran las medidas para que varios pueblos que han sufrido sistemáticamente inundaciones tengan una solución definitiva y sus habitantes sigan simplemente perdiendo todo, quedando en la absoluta ruina material y espiritual? ¿Cómo es posible que no exista un manejo cuidadoso de la infraestructura que colapsa dejando interrumpida toda conexión vial de transporte comunicacional o de servicios básicos?

Finalmente ¿cómo es posible que existiendo las FF.AA. mejor equipadas del continente latinoamericano para responder a las emergencias que sufre el país, el gobierno por razones ideológicas no las utilice para que con su experiencia ayuden a solucionar los dramas que viven los habitantes de las zonas devastadas?

Importa, por cierto, mucho más mantener el ideario ideológico y en eso no transan. Quieren la igualdad a toda prueba, pero bajo el imperio de la pobreza de todos y así vemos flotar por los ríos casas completas y a niños y mujeres sobre los techos para salvar el pellejo, mientras los hombres con los pocos enceres que pudieron rescatar al hombro, buscan un refugio seguro donde ponerlos a buen recaudo.

Es el Chile de hoy marcado por la maldad de los políticos.

No se ahogue en buscar explicaciones, las tiene a la vista: un congreso invadido por inútiles e ignorantes y un gobierno carente de la más mínima visión de estado y compuesto por mediocres y ladrones de la peor especie.

Ya lo ha visto, entonces en diciembre castíguelos, vote en contra; son todos inservibles por igual y, lo peor, mentirosos.

.