Cristián Labbé Galilea


La ignorancia y la incompetencia son dos condiciones que, cuando coexisten, pueden tener consecuencias devastadoras. Mientras la ignorancia se refiere a la falta de conocimiento, la incompetencia alude a la incapacidad de aplicar conocimientos. La primera limita el saber; la segunda, el hacer. Cuando se juntan, la ceguera es doble: no se sabe qué hacer y no se sabe… que no se sabe.

Es básico… La incompetencia perpetúa la ignorancia, y el problema se agrava cuando ignorantes e incompetentes alcanzan posiciones de poder. La historia está llena de ejemplos, donde gobiernos y gobernantes carentes de conocimiento y habilidad, han conducido a sus países al desastre.

En nuestra realidad, la ignorancia y la incompetencia son patrones que se repiten y se vuelven sistemáticos, lo que ha terminado debilitando la institucionalidad democrática y erosionando la confianza en el sistema político. Ejemplos sobran… se dan cada vez con mayor frecuencia.

En la reciente presentación del Informe de Finanzas Públicas (IFP), realizada por la Directora de Presupuesto, “la brillante, la mejor”, junto al titular de Hacienda, a la Comisión de Presupuestos, simplemente las cifras no coincidían y, después de muchos “balbuceos”, el ministro no encontró nada mejor que echarle la culpa al diablo: “Quiero pedir disculpas… desgraciadamente a veces el diablo mete la cola”.

Ahora le tocó a las cuentas de la luz. Un error en el ajuste de las tarifas eléctricas (2024/2025) les significó a los consumidores tener que absorber un pago adicional de más de 116 millones de dólares, “traspié” cuya justificación fue… un “simple” desliz de la Comisión Nacional de Energía (CNE).

Pero donde la cosa “dijo fuera”, fue en las explicaciones que se han dado por la fallida reunión de Boric con Giorgia Meloni. Se aseguró que no podrían reunirse, porque ella debió viajar a la cumbre por el cese al fuego en Gaza. Falso, “primero se pilla a un mentiroso…” porque ambos estaban en Roma, tanto así que, en esos mismos días, la Premier Italiana recibió al presidente de Paraguay.

Sorprende a esta ilustrada pluma que, al solicitar hace más de un mes la audiencia con la Premier Italiana, ninguno de “los genios de la Cancillería”, y menos los “parásitos” del segundo piso, consideraran el protocolo que debe cumplir un gobierno cuando se trata de programar una visita a SS. El Papa y a la primera autoridad de Italia.

El referido Protocolo establece que un jefe de Estado no destinará la misma visita a reunirse con el Papa y con el Primer Ministro de Italia, fundado en que el Vaticano e Italia son países distintos y soberanos, aunque ambos tengan sede en la Roma Eterna. Por protocolo Vaticano, se deben organizar visitas separadas, práctica que viene desde el Tratado de Letrán (1929).

Finalmente esta pluma concluye que todo calificado funcionario de Cancillería, o político de fuste, debe conocer algo tan básico. De esto nadie ha dicho… “esta boca es mía”, otro ejemplo más: estamos en manos de un gobierno de ignorantes e incompetentes.

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