Osvaldo Rivera Riffo
Presidente
Fundación Voz Nacional


Sabían Uds. que el róbalo es un pez de  origen magallánico, por tanto nativo de Chile (Eleginops maclovinus) Es de características alargadas de color negro  verdoso. En su etapa adolescente se le conoce como mechero.

Si se han dado cuenta de los especímenes en exhibición en estos días en redes sociales y medios de comunicación tradicionales, todos presentan estas características morfológicas. Alargados, verdosos, de aspecto terrorífico, que en la mirada destilan destellos de arrogancia. Pensar que esta especie asola Chile por su superioridad, demostrada en la ferocidad depredadora que los caracteriza.

Un cardumen cuyo origen está en Magallanes, donde al parecer no se sabe cómo se distribuyen las funciones ,pero qué hay un líder es claro ya que cuando el cardumen se mueve el líder va en el medio para así, si pasa algo, quedar a salvo y protegido.

Es lo que está ocurriendo con los róbalos criollos, para cuidarse  del  depredador llamado honestidad que se los está zampando a todos sin distingo y varios ya han ido a parar al abismo de su perdición. Los primeros en caer son los que van en la primera línea. Ellos ya son finados en toda la extensión de la palabra y los que se salven terminarán en el caldero de alguna cárcel para comida de sus compinches de fechorías con lo ajeno.

Aquí es importante salvar al líder, el resto es absolutamente prescindible. Es la forma natural de sobrevivencia, un tanto cabrona, pero la política se expresa en todas las formas que la naturaleza tiene.

Como se trata de animales y es la sobrevivencia y el poder un factor relevante, no existen escrúpulos morales, menos normas legales y mucho menos respeto por los bienes de todos. Aquí entra a tallar el relativismo, los que van  adelante a punto de ser zampados por la espada de la justicia escuchan una orden  para que el cardumen se ordene en sus filas y entreguen un mensaje relativista para despistar, “error de orientación” aunque se choque con la verdad.

Por la gravedad de lo ocurrido han optado por remediar, dejando a la deriva a quienes llevaban el timón y que Dios los pille confesados.

La ayer poderosa róbala de la cámara que ponía y sacaba secuaces del cardumen, hoy deambula cabeza gacha esperando por donde le caerá la espada que le pelará el pellejo y en qué sartén se freirá con el resto de la primera línea de róbalos útiles al líder.

En él intertanto, viejos pescados de otros cardúmenes, con viejas historias de lo mismo intentan ayudar en el desastre al líder y buscan en distintas costas como atacar la manga magallánica de róbalos.

El esfuerzo de estos viejos peces será en vano, el país está infectado de esta plaga  feroz que no cabe duda que afectará al líder, total y definitivamente, pagando el viejo pescado las habas que se comió el  chancho por incapaz o confiado.

En tanto otros cardúmenes de peces, con igual prontuario, están al aguaite. No dicen nada para que no se afecte también la trama jurídica que están armando llamada “nueva constitución” que, de ser aprobada, les permitirá sin problema poner al país de rodillas y robarles hasta el último centavo, pero ahora amparados por la Carta Magna.

No hay, con estos ejemplos de las acciones de estas pandillas delincuenciales, ningún futuro para la Patria. Por eso, hoy más que nunca, hay que reforzar en todos los ambientes el voto en Contra el 17 de diciembre. Cuide su bolsillo y el de Chile

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