Osvaldo Rivera Riffo
Presidente
Fundación Voz Nacional


Hace muchos años este título tuvo para mí un significado muy importante y trascendente. En un sólido  libro al que llamamos La Obra dejamos impresa una de las mejores colecciones de esculturas de artistas nacionales en manos privadas, (Roberto Grimberg) y cuya presentación estuvo a cargo de una distinguida periodista y crítica de arte, como también extraordinaria gestora (Daniela Rosenfeld). Corrían los años en que a través de la Corporación Cultural de Providencia se hacía cultura y arte de verdad.

Como no recordar también la maravillosa Obra escultórica compuesta por 14 bustos en mármol de carrara, trabajados a mano, cincelando sobre esta dura roca los rostros de hombres insignes del arte, como homenaje a sus composiciones musicales de la época del clasicismo romántico, emplazados para conocimiento del público en un lugar donde transitan diariamente más de un millón de personas. Una exposición permanente con visibilidad única: la terraza de ingreso del tradicional Palacio Schacht, sede de lo que fuera el famoso Instituto Cultural de Providencia. Obra que fue destruida en su conjunto por la alcaldesa Matthei, cosa típica de quien cree que el arte, como todas las cosas de la vida, son solamente útiles. Contrario, por cierto, al sentido filosófico y de la naturaleza del hombre que tiende a promover la belleza, el bien y la verdad.

He traído a colación esta historia porque también el paso de Piñera por segunda vez por la Moneda deja “obras”, para el recuerdo de Chile y los chilenos.

Sus acuerdos políticos del 15 de noviembre de 2019 marcan un antes y un después del Chile que recibió con la confianza de casi un 56% del electorado nacional. Puso como moneda de cambio la Constitución de la República. Su mentalidad economicista consideró útil usar la Carta Magna para mejor negociar su posición y, como era de esperar, esta vez el negocio le salió mal poniendo en grave riesgo a la Nación.

No me voy a alargar en las consecuencias que esto trajo, sino que en los efectos que hoy padecemos.

Queda, sin duda, el plebiscito de salida para cuando los “talentos” reunidos en la llamada comisión constituyente entreguen su propuesta. Ojalá a esa altura la gran mayoría de hombres libres de esta patria hayan entrado en razón.

Veamos con algo de análisis esta obra inacabada que deja el presidente que se va.

Ya se sabe que por los acuerdos aprobados por la CC, el Poder Judicial, uno de los tres Poderes del Estado desaparece, pasando a ser dependiente del Ejecutivo y, por ahora, del legislativo, transformándolo según entelequia argumentativa en un “Servicio Judicial”.

El derecho de propiedad deja de tener vigencia y por tanto se le resta toda legitimidad, no solo jurídica sino natural y consustancial a la libertad, con lo cual nada es intocable.

Se pierden los derechos de aguas y el robo de terrenos, casas o campos no se podrán desalojar mediante la fuerza pública, sino a través de un diálogo con los usurpadores, para que Ud. señor, señora, víctima de la agresión y el robo, solucione el problema de los delincuentes.

La lista de medidas propuestas para destruir la República, es innumerable. No sorprende que varios izquierdistas moderados que antes avivaron la cueca, hoy se sientan arrepentidos al ver que sus cositas también corren peligro y estén llamando con cara de circunstancia a votar Rechazo en el plebiscito de salida. Al menos, debo reconocer que han entrado en razón. Bienvenidos todos a los ejércitos de voluntades para salvar a Chile de la barbarie.

Piñera culmina el fracasado periodo con nada a favor del pueblo que confió en él. Abrazó, como ningún izquierdista posmoderno, las ideas de los peores filósofos que han perturbado la conciencia y mente del hombre libre, relativizando todo valor y utilizando todo mecanismo para ponerlo solo al servicio de sus fines.

Deja un país dividido irreconciliablemente, con las más bajas pasiones exacerbadas al máximo, el odio y la venganza son las herramientas del comportamiento de una masa de descerebrados que han tomado y tomarán el control del poder, acompañados de otra manga de inútiles cobardes que solo usan el whatsapp para expresar su incomodidad, desde la cama, desde donde chatean, demostrando su preocupación por Chile, esperando que otros saquen la cara por ellos.

Piñera destruyó la derecha y deja un ejército de indocumentados inmigrantes, todos ilegales, la mayoría ingresados bajo el régimen Bachelet, quien por esta acción logró su trabajito en la ONU. Algo parecido a lo que recientemente hizo el ex canciller Allamand.

Piñera deja al rojo vivo la Araucanía, una región donde campea el narco terrorismo disfrazado de “pueblo originario”. De la misma manera el norte, donde es la migración ilegal la que se ha enseñoreado, exigiendo todo tipo de beneficios que los norteños chilenos no tienen.

Piñera deja el poder con un Estado de Derecho hecho trizas, con las facultades de los organismos de orden y seguridad absolutamente coartados para la aplicación de la ley.

Piñera deja el poder de la Nación absolutamente debilitado, tanto en su soberanía como en su identidad nacional.

Esta obra, por cierto, no tendrá espacio en la historia, a lo mucho será recordado como el peor Presidente que ha tenido Chile. Sus colaboradores serán ignorados y despreciados por cómplices del peor contubernio político que destruyó la patria. Del que viene no emito opinión, todos saben lo que piensa y dice.

Al parecer Dios se olvidó de esta franja de tierra, que hoy pretenden dividir en diferentes naciones. Esta tierra, larga y angosta, bañada por un azul océano y cercada por el blanco de su enorme cordillera y fríos glaciares y que fuera, como lo canta el himno, que también quieren eliminar, Copia feliz del Edén.

.