Osvaldo Rivera Riffo
Director Fundación Voz Nacional


"El hecho de que el hombre diferencia el bien del mal, prueba su superioridad intelectual sobre las demás criaturas; pero el hecho de que él puede hacer el mal prueba su inferioridad moral sobre cualquier criatura que no pueda".
Mark Twain


Asistimos sin duda a la acción de un peligro feroz que se ha ido instalando en nuestra sociedad y en el mundo en general y que está cruzando todos los aspectos de la vida en convivencia del ser humano.

En años pasados Rubén Aguilar Valenzuela, un escritor Mexicano, abrió los fuegos sobre esta tendencia social y tenía razón. Están apareciendo grupos o personas que se han arrogado una calidad de superioridad moral para determinar consideraciones valóricas sobre el bien y el mal. En otras palabras, qué es correcto y qué no lo es. Constituyen una nueva "dictadura de las minorías" como expresión de la "post democracia", donde el nuevo "héroe" es la víctima a seguir. Estos grupos minoritarios pero de gran influencia social, han creado "palabras policías", generando realidades diferentes del hecho real y censurando como consecuencia de ello todo lo que no calce con la realidad que inventan.

Sin ir más lejos, los conceptos Nueva Izquierda y Derecha Liberal son en el papel diferentes, pero indiferenciables en la práctica. Cuando vemos por ejemplo a los liberales demonizar al Gobierno Militar, adjudicándose una superioridad moral desde la victimización para reducir la discusión, achacando todo a la nueva concepción de los derechos humanos… ¿en qué se diferencian con los planteamientos de la nueva izquierda?

Sin duda esta consideración de superioridad moral de uno frente a otro representa un peligro aterrador, ya que tales grupos o personas se sienten con el derecho a juzgar a otros convirtiéndose en justicieros que desprecian y condenan a todo aquel que no acepte su verdad. Sus principios siempre corren por los caminos de la mentira y la falsedad, herramienta fundamental del lenguaje corrosivo de la deconstrucción social. Vemos esta acción perversa fundamentalmente en la política y en la religión, mostrándonos la historia mundial y local los gravísimos daños que han causado todos aquellos que se han impuesto a través de la superioridad moral. "En el caso de las religiones y la política algunos portadores de esta "virtud" se sienten poseedores de esta ciencia infusa, ordenan a sus seguidores las pautas y procedimientos a seguir sin verse obligados a responder con propuestas nuevas, llevadas a la discusión. No está en ellos la construcción de algo nuevo. Se han situado en un pedestal erigido por ellos mismos, desde donde determinan sin compromiso alguno lo que está bien o mal".

Son los promotores de la destrucción.

Son los verdugos de los que no piensan como ellos.

Los hay y cada vez con más seguidores, donde el lenguaje impuesto permite sin razonamiento lógico crear las condiciones para ejercer una presión social devastadora.

Los moralmente superiores son temerosos del cambio que no sea el que ellos propugnan, tienen miedo a la incertidumbre, a la búsqueda de lo nuevo y así no enfrentan la realidad siempre cambiante. Dictan su verdad revelada y por tanto sus seguidores sumisamente deben encargarse de ejercer la destrucción de sus "enemigos"

Esto que aparece tan complejo de explicar, lo vemos cada vez con más frecuencia  en el ámbito político nacional .El columnista Ricardo Escobar Recordó la famosa fábula de Jean de La Fontaine, El Cuervo y la Zorra para ejemplificar los acuerdos económicos promovidos desde el colegio médico y revelar la astucia política de una "dirigente gremial" De inmediato los secuaces de lo moralmente superior, como perros de caza, se lanzaron contra él utilizando todas los recursos comunicacionales de que hoy se dispone. Lo mismo ha ocurrido con el intelectual Cristián Warnken, con el que no estoy de acuerdo en muchos aspectos de su pensamiento político, pero que es un hombre sensato, con principios definidos y un juicio crítico que le permite con altura dar su opinión y ser respetada.

Sin embargo con ambos han sido implacables en las descalificaciones y persecución.

Todo lo ocurrido con el Ministro Mañalich merece un capítulo especial por el ensañamiento y la colusión con la mentira organizada, a través de medios de comunicación que se sabe son financiados por globalistas como George Soros.

La preocupación es que estos apóstoles de la superioridad moral se han ido enquistando en lo más diverso de la red social. Mientras se mantengan en su pequeño nicho de opinión no son un peligro, pero hay que poner ojo. Lo terrible es que alcancen el poder. Su acción puede ser devastadora en lo económico, social y político.

Y ya hay signos alarmantes de su influencia y es nuestro deber impedir que esto ocurra. Debemos defender nuestro marco de libertades dentro del estado de derecho e impedir el totalitarismo de la opinión unificada. ¡Está en peligro la democracia!

Se hace urgente la necesidad de tomar en serio estas consideraciones y reaccionar en consecuencia dejando el estado de comodidad y organizarnos para lograr nuevas autoridades que sin vacilación le pongan el cascabel al gato, con un discurso y relato conceptualmente sólido.

Dejémonos de aventuras políticas pequeñas no es tiempo para ensayos. ¡Es tiempo de reaccionar!

No espere nada del actual gobierno, este ya entregó la oreja.

"Los aires de superioridad, engendran las tormentas de la decadencia"
Amir Obregón V.

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