Osvaldo Rivera Riffo
Director Fundación Voz Nacional


"Para que la luz brille tan intensamente la oscuridad debe estar presente"
Francis Bacon


Leí con mucha detención y respeto la carta de Edmundo Pérez Yoma en la cual relata el triste y alevoso crimen de su padre, ocurrido en junio de 1971 en Andrés Bello con Vitacura, razón por la que la antigua rotonda llevaba el nombre del ex ministro.

En un corto trecho de la avenida Vitacura dos nombres de chilenos ilustres asesinados dejan testimonio para la historia de lo que siempre ha sido capaz de hacer el comunismo. La Rotonda Pérez Zujovic y el memorial a Jaime Guzmán.

Ambos hombres de la política chilena marcados por el odio irrefrenable de la izquierda que amparada por los cómplices e instigadores pasivos de siempre, dieron rienda suelta a una estela de sangre y dolor.

Se cumplieron 49 años del asesinato del exministro del interior del Presidente Frei Montalva.

En la carta se describen datos históricos de la persecución de que fue objeto la familia Pérez Yoma. Lo que vivieron y sufrieron. Situación común a una gran mayoría de chilenos entre los años 1970 y 1973.

Terrenos agrícolas en plena producción y empresas de diverso orden, textiles, bancarias, tecnológicas, etc. caían en manos de los interventores y supuestamente de la masa trabajadora, siempre la carne de cañón de la revolución marxista.

Interventores nombrados por el propio gobierno quienes eran los nuevos jerarcas, disponiendo a su arbitrio de los bienes confiscados y creando en torno a Santiago y otras ciudades los cordones industriales, verdaderos berretines para la insurrección armada que se preparaba. Los mismos que el 11 de septiembre poca o nada resistencia pusieron, defendiendo su sistema político, lo que llevó al fracaso armado y desilusión de Allende, suicidándose.

Quedando para los años siguientes un terrorismo que fue combatido tenazmente por el Gobierno Militar y que 40 años después la desinformación manejada por la izquierda los ha transformado en víctimas de la represión con la ya conocida acción de la justicia impulsada por el primer gobierno del partido de Pérez Yoma.

Sin embargo, Edmundo Pérez en ninguna línea se refiere a los instigadores del odio de aquellos años. Algunos de los cuales, años más tarde, compartieron juntos gabinetes ministeriales en los gobiernos de la Concertación. La misma coalición que dejó escapar a los asesinos de Jaime Guzmán. La misma que indultó a cientos de terroristas condenados, de los mismos grupos armados que Pérez menciona en su carta.

No hay nombres de conocidos dirigentes políticos en su carta, que en esos años llamaban a no cumplir los fallos judiciales emanados de la Tribunales de Justicia y amparar todo tipo de tropelías.

Es una carta sentida de recuerdo a su padre y de esperanza para que en Chile no ocurra lo que la gran mayoría avizora, por falta de voluntad gubernamental de imponer el Estado de Derecho. Pero se echa de menos que un político que ha conocido el crimen político de cerca no hable con mayor franqueza e indique con el dedo a los instigadores que aún viven e incluso han gozado de las prebendas de importantes cargos públicos.

Será que en esas lides la lealtad al poder es más fuerte que el dolor por el que hoy se llora.

Todos quedamos estupefactos con el asesinato descrito, de igual manera que con el del teniente Héctor Lacrampette, el general Carol Urzúa, el agricultor Rolando Matus, el padre de Pablo Baraona, Simón Yevenes y así sigue y suma llegando a los cinco escoltas del Presidente Pinochet y tantos otros cientos de civiles que murieron defendiendo su propiedad tomada y saqueada por las huestes de los hoy reputados "demócratas de izquierda", miembros activos y participantes de los sucesivos gobiernos de la concertación de los cuales en tres de ellos Pérez Yoma fue ministro.

En esta serie de hechos, que fueron cometidos en muchos casos por miembros del Partido Socialista, principal fuerza política de la coalición de ese funesto gobierno, hay sucesos dramáticos. Quizá el más espeluznante de todos fue el cometido contra Antonia Maechell Ricardi, propietaria de La Tregua de Valdivia. Esta mujer de mediana edad, en su propia casa fue violada y secuestrada. Una situación que le llevó al suicidio.

El primer decreto una vez asumido Allende, indultaba a varios terroristas del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria). Habían sido condenados por asesinatos, asaltos, secuestros, colocación de bombas,… por terrorismo, a fin de cuentas. Según el presidente chileno, estos jóvenes eran “idealistas” que habían confundido la vía para implantar la solidaridad en la sociedad que les había tocado vivir.

El segundo decreto disolvía el Grupo Móvil de Carabineros, encargado de controlar y luchar contra los grupos violentos extremistas y responsable del encarcelamiento de muchos de los terroristas indultados poco antes. De esta manera desaparecían los grupos policiales encargados de garantizar la seguridad ciudadana frente a los grupos radicales nacidos en los años anteriores.

¿Se olvidó de todo esto Señor Perez?

¿No se sorprende hoy en su análisis retrospectivo. el haber sido ministro de Bachelet? quien de acuerdo a la información citada en http://bit.ly/15wFSKW (17 abril 2003), habría sido miembro de FPMR, grupo terrorista responsable del crimen de Guzmán y el secuestro de Cristián Edwards. Se le conoció con su chapa de "comandante Claudia".

Pero así se intenta escribir la historia con verdades a medias o simplemente grandes mentiras.

La izquierda ayer y hoy se preparó y se prepara para dar un golpe mortal a la democracia chilena. La cual ya patalea, con todo el andamiaje administrativo social y político hecho pedazos. Con un gobierno pobre intelectualmente sin capacidad de reacción frente al desorden público. Con un estado de derecho destruido y con un terrorismo manifiesto en tres regiones del país.

No hubiese querido referirme a tan lamentable suceso de nuestra historia pero hay que salir al paso de la desinformación, flagelo con el cual se quiere engañar al pueblo.

Ya lo dije en una columna anterior. Sin mentira no existe el totalitarismo pero sin verdad no existe la democracia.

"Los artistas mienten para decir la verdad mientras los políticos mienten para ocultarla".
Alan Moore

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