Osvaldo Rivera Riffo
Director Fundación Voz Nacional


Escuchamos y leímos en distintos medios las medidas de recortes en el presupuesto nacional asignado a distintas reparticiones. El criterio empleado obedece a una causa muy entendible y concreta, lo discutible es la forma en la que se aplica la medida.

Qué problema tiene el gobierno para reducir en forma drástica los presupuestos asignados bajo coerción, mentira e incluso corrupción, como son las asignaciones a los "perseguidos políticos", al centro del cultivo del odio como lo es el Museo de la Memoria, al cascabel de la subversión llamado GAM, o incluso al Ministerio de Cultura caja de resonancia del partido comunista y a tantos otros que profitan del Estado desde hace décadas. Nuevamente, ¿a qué le teme el gobierno?

Sin embargo, en cambio se anunció un recorte presupuestario de más de 3.700 millones del aporte del fisco a los Bomberos de Chile, institución respetada, querida y de máxima utilidad para todos y cada uno de los chilenos. Incendios, catástrofes, accidentes, problemas técnicos domésticos y emergencias de todo tipo, allá van los bomberos a prestar su ayuda generosa, incluso a riesgo de su propia vida.

El Ministro de Hacienda debe y pareciera que lo está haciendo, revisar esta situación y tirar por la borda la mala ocurrencia de algún técnico burócrata que quiso pasarse de listo, sin medir las consecuencias políticas que algo así encierra.

Siempre la economía trastabilla con los criterios políticos. Deben entender que lo económico es duro e impersonal por mucho que impacte el bolsillo. Las personas se mueven por sentimientos, por relatos bien estructurados. La dura noticia o medida puede ser asimilada si hay fe y creencia en la autoridad, pero si se privilegia lo técnico por sobre lo político se repetirán otras tantas veces los mismos errores. Y así, si se van por las tendencias de los indicadores macro y micro, por las famosas certificaciones o por cualquier criterio técnico sin considerar el impacto político, la pregunta es ¿y todo eso para qué? si finalmente, cuestan elecciones.

En todos los gobiernos de derecha y en este que no sabemos que es lo que representa, pero que está manejado por criterios de economicistas, el fenómeno es el mismo: cero sensibilidad política, buscan resultados sólo numéricos como si no importara el sentir de la ciudadanía. Aquí se han cocido en su propio caldo ya que una medida tan torpe como injusta ha impactado a la ciudadanía que exige reestudiar lo obrado. Si se logra, no será por generosidad del gobierno, será el país el que se levantó por una causa justa.

No perdamos el impulso y mantengamos nuestra bandera chilena en alto y que los 35 mil millones destinados a la destrucción de nuestra institucionalidad, en el plebiscito de octubre y los cientos de miles de millones  que todo ese proceso significará, sean destinados a causas más urgentes y nobles en beneficio de todos los chilenos.

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