Osvaldo Rivera Riffo
Director Fundación Voz Nacional


"La justicia no espera ningún premio. Se la acepta por ella misma. Y de igual manera son todas las virtudes."
Voltaire


El silencio ante la injusticia termina haciendo cómplices a quienes, torciendo la ley, condenan a un inocente.

Esta práctica que se viene aplicando en Chile desde que en 1990 el entonces Presidente de la República, muy “emocionado”, diera a conocer al país el informe sobre Verdad y Reconciliación, conocido comúnmente como informe Rettig

Haciendo un recuerdo de ello Walter Sánchez González, profesor titular de la Universidad de Chile, escribió en el diario La Tercera del 26 de abril de 2016 lo siguiente:

"Su tesis, defendida con la fuerza de un estadista, fue: "La conciencia moral de Chile exige que se esclarezca la verdad y que se haga justicia, en la medida de lo posible". Patricio Aylwin dio a conocer el Informe Rettig y pidió perdón a nombre de la nación con lágrimas. Y cuando un presidente pide perdón, lo hace a nombre de todos."

“Con esa política realista enfrentó la delicada tarea de la reconciliación, para llegar a una patria justa, sin odiosas divisiones. Una patria de civiles y militares sin exclusiones. Sólo de esa manera se podía reconstruir la democracia de los acuerdos"

Sin embargo la historia siguió otro curso, producto del oficio con que dicho Presidente remitió a la Corte Suprema el informe Rettig.

El destacado abogado Adolfo Paul lo describe muy bien en la siguiente cita cuando afirma claramente y define el comportamiento de los jueces como ‘activismo judicial’, "a la potestad legisladora que se arrogan los jueces. Ellos, en las causas sobre derechos humanos, han derogado en la práctica diversas normas legales, tales como las relativas a la prescripción de la acción penal y la Ley de Amnistía (D.L. 2191 de 1978).

Respecto a esta última cabe señalar que se trata de una ley expresa y vigente que los jueces han dejado sin aplicación, sin que existan ni ley interna ni tratado internacional alguno que prohíba la dictación o la aplicación de leyes de amnistía; es decir, de leyes que prohíban el perdón entre hermanos.

El presidente Aylwin al dar a conocer el Informe de la Comisión de Verdad y Reconciliación, en su mensaje a la nación el 4 de marzo de 1991, dijo:

“Hoy mismo he enviado a la Corte Suprema un oficio en que le adjunto el texto del Informe, haciéndole presente que en mi concepto, la amnistía vigente, que el Gobierno respeta, no puede ser obstáculo para que se realice la investigación judicial y se determinen las responsabilidades”.

En otras palabras, en las referidas causas, una vez realizada la investigación, determinadas las responsabilidades y dictadas las eventuales condenas, los jueces deben proceder a aplicar la Ley de Amnistía.

El activismo judicial -de los jueces que presumen estar por sobre la ley y que fallan sobre la base de sus creencias o convicciones personales y no de acuerdo con lo que la Constitución y las leyes señalan- lesiona el Estado de Derecho y contribuye significativamente al proceso de deterioro institucional.

Lamentablemente el Poder Judicial se ha convertido en un campo de batalla político. Y cuando la política entra por la puerta de los tribunales, la justicia sale por la ventana"

Me he permitido citar ampliamente estos antecedentes ya que desgraciadamente un amplio sector de la población carece de la información y muy especialmente los sectores de derecha quienes debieran defender con fuerza el orden y el estado derecho, conculcado no sólo por las acciones terroristas de los últimos meses sino porque la justicia se ha coludido con la política para desacreditar, perseguir y condenar a un sector de la población chilena representado por los militares que fueron parte del gobierno de las Fuerzas Armada y de Orden a partir de 1973 hasta 1990. El periodo más exitoso del país tanto en lo económico como en lo social, entregando además un marco jurídico conocido como la Constitución de 1980, que hoy pretenden abolir, de la misma manera como en la práctica han abolido la ley de amnistía de 1978.

Quien abrió las compuertas para tal infamia fue justamente Patricio Aylwin, al enviar ese oficio a la Corte Suprema con la cual en los años siguientes y muy lejos del sentir que expresa Sánchez en su artículo al diario La Tercera, lo sufrido por más de 200 militares perseguidos y presos no apuntó finalmente a la reconciliación y a la Paz. No puede haber ninguna de ambas cosas, si transgrediendo la ley se enjuicia por interese políticos a inocentes, con falsos testimonios o ficciones jurídicas como lo reconociera el ex juez Solís.

Bajo esta tupida maraña de intereses políticos partidistas, se ha perseguido al Coronel (r) Cristián Labbé quien no sólo ha tenido una intachable carrera profesional, sino que además fue reconocido por el voto popular siendo electo Alcalde de Providencia y cuatro veces reelecto. La tarea desarrollada durante esos 16 años ha sido insuperada, valiéndole el reconocimiento de la ciudadanía y de sus pares en la categoría del mejor Alcalde del país y siendo reconocida la comuna de Providencia como pionera y ejemplo internacional.

Durante todos esos años Cristián Labbé estuvo tranquilo y avocado de lleno a satisfacer las necesidades de los vecinos, hasta que comienzan a aparecer los testimonios que “de oídas” sindicaban al joven teniente de 1973 en acciones de persecución y tortura.

Curioso, ya que esto también coincide con el primer el gobierno de Piñera que de 300 causas contra miembros de las fuerzas armadas, las eleva a más de un millar cerrando incluso el Penal Militar Cordillera y vejando en forma vergonzosa a los militares ahí recluidos. Uno de ellos incluso no soportó tales vejámenes y su honor militar lo defendió con su vida.

Esta son las verdades que debemos defender, estas son las causas por las cuales debemos unirnos para defendernos de esta agresión política y judicial. Tenemos un poder legislativo desprestigiado por las acciones de la mayoría de sus miembros y tenemos un poder judicial que ha prevaricado al servicio de ideologías de izquierda. Por eso es necesario que no nos atemoricen y defendamos la verdad histórica.

Es tarea de todos los que defendemos una sociedad libre, la dignidad de la persona y el valor de la libertad, aunar nuestros esfuerzos y actuar como un solo hombre en esta cruzada por recuperar la grandeza de Chile.

"Haz justicia con alguien y acabarás por amarlo. Pero si eres injusto con él acabarás por odiarlo"
John Ruskin

.