Los “impecables” y los “pecables”: El PC y el PS

 

 

 

 

 

 

Juan Antonio Montes Varas
Credo; pasado, presente y futuro de Chile


 

El proyecto comunista para Chile es claro. Ellos no han cambiado ni una coma de su ideología marxista leninista, no se han adaptado, no han transado, ni tampoco han cambiado su mentalidad.

Como muestra, dos ejemplos recientes.

El primero, la elección de su directiva. A pesar de que Teillier sacó menos votos que casi todos los otros candidatos a ocupar el triste cargo, él fue reelecto, sin los votos, sin la “paridad” y sin ninguna renovación generacional. Se diría que es la copia infeliz de la nomenklatura y de la gerontocracia soviética de los años 50’, uno de los peores regímenes criminales que hayan existido en toda la historia de la humanidad.

El segundo, el comentario oficial del mismo partido político a las elecciones venezolanas, consideradas por todos los países democráticos como absolutamente ilegítimas. Sin embargo, para el partido comunista ellas fueron “impecables”.

Luego, en él no hay nada de nuevo. Como dicen los franceses, todo es “dejá vu”. Lo mismo se debe decir de aquellos que le han propuesto un espurio “matrimonio” político, el Frente Amplio y otros grupúsculos que se le han unido.

Desde el punto de vista de la “transparencia”, se diría que ellos son verdaderamente “impecables”. No ocultan nada, dicen claramente lo que pretenden y no esconden que utilizarán todos los medios para ellos para imponerlo. Según ellos Cuba es la verdadera democracia de América, Venezuela es el País que respeta más los derechos humanos y Corea del Norte un ejemplo de prosperidad.

¿Quiénes son los “pecables” en materia de transparencia?

Son los “novios” que no repudian, no condenan, no consuman, pero sobre todo no se alejan de esa “novia” marxista leninista que es el PC.

Es lo que acaba de declarar el Presidente del partido Socialista, Elizalde esta semana pasada en relación a llegar con una lista única de candidatos constituyentes.

El mencionado dirigente socialista declaró al respecto: “Lo que está en juego en la Convención Constitucional es demasiado importante como para renunciar a la necesidad de la unidad. Una división de las fuerzas progresistas se va a traducir en una sobrerrepresentación del Rechazo en la Convención. Desde ahí se atrincherarán para impedir los cambios que la ciudadanía demanda. Por tanto, no bajaremos los brazos e insistiremos en la unidad”.

Insistiendo en la necesidad de unirse al PC, el ex Ministro agregó que: “si así no ocurre, nos estaremos farreando una oportunidad histórica para impulsar cambios profundos en la sociedad chilena. Por tanto, los socialistas esperamos que todos los actores progresistas se sumen a un esfuerzo unitario”.

Así las cosas, tenemos en la actual oposición política dos actitudes que a primera vista podrían aparecer como divergentes, pero que en el fondo son enteramente asociadas.

Ellas son la de los “impecables” que afirman sin rodeos que pretenden establecer en Chile un régimen similar al de Cuba, Venezuela, Corea del Norte; y condenan como “burgueses” todos los acuerdos democráticos que moderen ese objetivo final.

Otros son los socialistas, PPD, PDC, etc. que, diciendo respetar las reglas del juego democrático, quieren evitar, a cualquier costo, una ruptura con los anteriores.

En las próximas elecciones para conformar la Constituyente y las otras elecciones que se avecinan veremos consumarse ese espurio matrimonio político entre quienes representan a los “impecables” y a los “pecables”. O sea, una alianza que irá desde la DC hasta el PC, pero quien llevará las riendas del “matrimonio” será el PC, cada vez más destructivo, fanático y desvergonzado.

De este modo, se habrá reconstituido por entero la Unidad Popular en aquello que tuvo de más ideológicamente marxista, confiscatorio, estatista y liberticida.

Esperamos que el electorado nacional pueda verlo con claridad pues, de no ser así, los efectos podrán ser aún muchísimo peores que los que Chile ya sufrió en ese período negro de su historia reciente. 

Para evitarlo, se debe suscitar hoy una reacción contra el comunismo más radical que cualquiera que haya habido hasta ahora.

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