Por Jorge Andrés Droguett
Director Fundación Voz Nacional


Al observar nuestra realidad nacional intentamos analizar la sociedad en que vivimos y en especial a los habitantes de nuestra hermosa y amada tierra, con este fin, hacemos este ensayo general que no pretende más que impulsarnos a pensar.


Si comenzamos este trabajo intelectual considerando que somos seres evolutivos y, sobre esta base observamos que ésta opera en dos sentidos, uno positivo y otro negativo, así las cosas podemos expresar que:

En términos simples y siguiendo el primer sentido “la necesidad es la que crea el órgano” y en el otro entenderemos que “órgano que no se usa, se atrofia”. Atendido lo anterior, ¿cuál es la necesidad de robar, romper, rayar, ensuciar, quemar, insultar, asaltar o agredir en las formas más variadas? ergo ¿Qué órgano social se creará al efecto? Haciendo un esfuerzo ensayaremos algunas respuestas.

La primera vía, nos obliga a entender que genéticamente somos casi idénticos o iguales  a las demás especies animales; sin embargo nos separan las capacidades de pensar, aprehender, de aplicar aprehendido o los  conocimientos adquiridos a un fin determinado o solución de un problema y, muy importante para desempeñarnos en sociedad, la capacidad de manejar el aparato volitivo, expuesto esto ¿somos realmente iguales todos los seres de aspecto humano? … y, en lugar de individuos ¿somos uno o varios grupos homogéneos? … esto último se manifiesta y resuena parecido a expresiones tan manidas como: “proletarios”,  “marginales”, “la población de tal parte”, “la rotada”, “la chusma inconsciente”, “la canalla dorada”, o, actualmente “la gente” y, próximamente “los electores” (todas expresiones con una carga significante igual u opuesta según el caso) … ¡caramba! Por esta vía llegaremos eventualmente a un dilema, pues, si descubrimos que somos muy distintos en lo cognitivo y especialmente en la forma de comportarnos,  habremos de preguntarnos entonces ¿cómo tratarnos y cómo organizarnos en sociedad si es que somos distintos? … ¿Qué piensa usted?

Cambiando el cristal con que miramos, constataremos que de los problemas y necesidades de los miembros de nuestra sociedad podemos culpar al Sistema Educacional, a la Sociedad en su conjunto (en este caso cada víctima es también culpable de su desgracia), a los “delincuentes de cuello y corbata”, a los vecinos, a la “garra blanca” o a “los de abajo”, pese a lo cual, son demasiados los casos de individuos y familias que ante las más adversas circunstancias alcanzan el éxito y para ello trabajan duro y en paralelo estudian, cuidan a los propios, etc., en otras palabras, son honrados, limpios, decentes, dignos, solidarios y, mejor aún, son sostenedores de la más pura y elevada nobleza. Al contrario, encontramos un sinnúmero de personas que, teniéndolo todo (incluso la base del amor familiar) destruyen sus vidas y deterioran la de quienes les rodean. Entonces ¿podremos culpar a la luna o a la noche por sus éxitos y fracasos? O tal vez a la Constitución de 80… ¿Qué piensa usted?

Ahora bien, si colocamos a Dios en el centro del análisis, somos sus creaturas y además hermanos e iguales ante sus misericordiosos ojos, empero, si somos juzgados por nuestros hechos, estaríamos en presencia de una muchedumbre personificada entre ángeles y demonios, en este último caso ¿qué hacemos con los seguidores y adoradores de satán?, ¿qué hacemos en una sociedad civil con los que queman templos, con los que los saquean o vandalizan y pintan en sus sacros muros la cifra 666, cruces invertidas o expresiones demoníacas? Para solucionar estas situaciones algunos líderes de naciones amigas plantean enviarlos directo ante sus respectivas presencias y que el trabajo policial se reduzca a encontrarlos y detenerlos… ¿Qué piensa usted?

En fin, podríamos suponer variadas bases para analizar y plantear una multiplicidad de relaciones y realidades sociales, sin embargo, lo único que importa es entender que en toda sociedad por rica o pobre que esta sea, que en todo grupo intermedio y que en cada persona podremos reconocer todas las virtudes y defectos propios de la especie humana y en particular del “chilensis homo sapiens” tal vez, no tan “sapiens”, esta es la maravilla de todo tejido social y lo difícil de la ciencia y del arte de gobernar.

Para terminar nuestro análisis es necesario que de una buena vez entendamos que un contrato entre particulares y, con mayor razón una Constitución, no pueden nacer válidamente a la vida del derecho, mucho menos dentro de un Estado de Derecho como el nuestro; presionados por y con  Fuerza como es la situación insurreccional que nos ocupa, por ello, NO es la respuesta correcta a la asamblea sea mixta o no. Junto a lo anterior, la generalidad de la población  parece ignorar que en la Carta Fundamental NO está la respuesta a los problemas de: pensiones, salud, infraestructura, corrupción, empleo, migración, vivienda, educación, seguridad, en fin, el listado es enorme y debemos preguntarnos ¿con cuál de todas estas cuerdas hacemos girar o bailar el “trompo” (Estado-Gobierno) y para qué sentido?

¡VIVA CHILE M…!

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