Jorge Andrés Droguett Rodríguez
Director Fundación Voz Nacional


Comenzando el verano leía a cerca de la revolución de 1891 y esto me llevó a leer un libro que refiere las batallas de Concón y Placilla, batallas con las que terminó dicha revolución (escrito por el señor General de División don Andrés Avendaño Rojas, editado en 2015). Revisando el número de bajas sufridas por ambos bandos encontramos, entre muertos y heridos, 2569 y 5163 respectivamente. Por supuesto no se cuentan los perseguidos, tampoco aquellos cuyas casas fueron arrasadas o vandalizadas, ni tampoco otro gran número de víctimas directas o indirectas de este pasado episodio dramático de nuestra historia nacional. Con todo, las heridas se sanaron rápido pues ambos bandos aprendieron, con dolor, lo que podía volver a ocurrir y trabajaron para solucionar las diferencias y los problemas. Cabe tener en cuenta que conforme al censo de 1885 la población total era de 2.490.104 habitantes, precisamente por esto, la magnitud relativa de las bajas es enorme.

Hoy en Chile apreciamos una feroz diferencia, ya que, a casi 50 años del 11 de septiembre de 1973, los que evitaron una revolución cruenta y a mayor escala que la anteriormente referida, enfrentan a la izquierda chilena que sigue sembrando odio y promoviendo ideas propias de su tantas veces fallida, desastrosa, perversa, pero, renovada propuesta de ingeniería social. Ahora, lo hace acompañada de sus antiguos y nuevos cómplices o, mejor expresado, de su comparsa, la que incluso está integrada por algunos de quienes se creen de derecha. Seguramente son aquellos que van a misa para que los vea el jefe o el nuevo contacto de negocios comulgando o, simplemente, van a mostrar el auto nuevo. Con pesar reconocemos que integra ese rebaño de ovejas irresponsables e indolentes, aquella mayoría nacional silenciosa que se cree o se siente en un estadio de confort, es o corresponde al segmento de nuestra población que nada dice y, peor aún, nada hace, porque piensan que “ya pasará” o “qué le vamos a hacer”.

Volviendo a lo que nos ocupa, ya entrado enero de los corrientes, leí el libro “Baquedano, controversias sobre un general invicto” cuyo autor es Rafael González Amaral, libro también editado por la Academia de Historia Militar en el año 2017, reimpreso en marzo de 2018 en Santiago de Chile y, para sorpresa mía, encuentro, a partir de la página 251, la reproducción de algunos fragmentos de la carta renuncia a la candidatura presidencial efectuada por el General Manuel Jesús Baquedano González. El autor nos recuerda que la candidatura era transversal, ya que fue realizada y promovida por conservadores, buena parte de liberales, entre otros que integraban todo el abanico político de la época, y que presentó su renuncia a la misma el 10 de junio de 1881. Dichos párrafos son reproducidos a continuación, no sin antes reflexionar en torno a lo que por desgracia hoy vivimos: primero, nos sorprende reconocer que ya ocurrió; segundo, que los síntomas que la detonaron están presentes y son más profundos y alambicados; tercero, que en la degradación de la actividad política participan todos los sectores del quehacer político; y, cuarto, que existe injerencia de organismos extranjeros. Por ello, es tanto o más irresponsable el actuar de nuestros líderes de gobierno y oposición, a todas luces, la mayoría de nuestros políticos son promotores de la desunión y descomposición social ¿querrán un río revuelto? Sin embargo, una vez más y obviamente serán los mismos que luego rasgarán vestiduras y lavarán sus sucias manos … ¿cuántos muertos esperan contar en el desastre que se avizora en una renovada revolución?

Recordemos los fragmentos de la carta renuncia:  

“Desde que las autoridades se injieren indebidamente en actos que debieran estar y están legalmente fuera de su acción y, desde que esa injerencia se prepara por medio de fraudes y se consuma con atropellos y violencias, la lucha política se desnaturaliza y, saliendo del terreno legal, es ocasionada a choques violentos y peligrosos.

Estamos aún en actos preparatorios de la elección y ya, donde el fraude no alcanzaría a tergiversar la voluntad del pueblo, se apela a las vías de hecho y se principia a castigar en ciudadanos honorables el delito de su independencia, vejándolos o aprisionándolos sin razón ni derecho

Meditando tranquila y serenamente sobre este punto, he tomado la resolución que paso a comunicar a Uds. Y que no es otra que renunciar indeclinablemente la candidatura que me ofrecieron distinguidos y honorables representantes de todos los partidos políticos del país.

[…] Los sucesos a que hago referencia más arriba manifiestan que estaba en un error, y me persuaden que la prolongación de la lucha electoral podría provocar conflictos lamentables, Ello sería, ciertamente bien doloroso al día siguiente del desenlace feliz de una guerra colosal y cuando aún no está firmada la paz que debe asegurar al país el fruto natural de sus sacrificios. Por eso, y porque creo en tales circunstancias sería un crimen derramar una sola gota de sangre chilena con motivo de las disensiones domésticas, he adoptado la resolución irrevocable que me apresuro a poner en conocimiento de ustedes […].

Rafael González, a propósito de la labor política de nuestro gran general, reflexiona y escribe durante el periodo en que se desempeñó como legislador y señala: “Nunca se vio al general participando en debates fastidiosos o inútiles. Fue siempre objeto de unidad y concitó el respeto de todos los sectores políticos”. Volviendo a nuestra situación ¿qué y cuántos políticos actuales se pueden comparar con don Manuel Jesús.

El General Baquedano resume en su ser lo mejor de un chileno, lo mejor de un militar y lo excelso de un ser humano. Siempre pensó en Chile y lo mejor para su pueblo, jamás transó sus principios, no buscó glorias personales y siempre destacó la importancia del personal a su cargo, se preocupó por ellos, tanto así que dejó varios ítems en su testamento para viudas y huérfanos de quienes dieron la vida combatiendo junto a él por nuestra amada patria, tampoco se contaminó con la transversal corruptela política que le rodeaba … ¡Hoy no tenemos a un general Baquedano! Pero, lamentablemente, si permanece la corruptela política que además tiene capturado económicamente al Estado. Lo que podemos apreciar es que, para la mayoría de los actuales políticos, lo primero es el partido o, simplemente, ellos mismos con sus pequeños intereses; los más “moderados” proponen alcanzar acuerdos, pero negocian y transan pasando a llevar sus principios, si es que los tienen, v gr. Se declaran cristianos y votan a favor del aborto; quieren más inversión y votan a favor del alza de impuestos a las empresas o la eliminación del FUT, etc. 

¡Lamentablemente! repasando rápidamente la historia de Grecia y Roma hasta nuestros días, deberíamos reconocer y exclamar con estupor “nihil novum sub sole” (nada nuevo bajo el sol), así encontramos en nuestro medio a varios Nerones que pretenden quemarlo todo, pero no encontramos a un Pericles y tampoco Augustos, en cambio, sí hallamos normalizado en nuestros días y sociedad lo peor de la antigüedad, pues al parecer tampoco falta en nuestro pequeño mundo otro Calígula, … tal vez, sólo tal vez, capaz que pronto escuchemos que alguien exclama tu quoque, fili mei? (¿tú también, hijo mío?).

 Por lo expuesto supra, los invito a pensar y a ensayar respuestas para preguntas como las que siguen:

¿Con qué cantidad de dinero debemos remunerar a nuestros funcionarios públicos?

¿Cuántos funcionarios y, en especial, cuántos parlamentarios necesitamos?

¿Se justifica mantener la institución del Senado? Y, en caso de responder afirmativamente

¿bastaría un senador por región?

¿Debemos financiar a los partidos políticos?

¿Debemos pagarles a los candidatos por los votos que reciben?

¿Es la participación política UN NEGOCIO?

Los invito a colocar nuestras capacidades en pro de Chile, los intereses de la nación están primero ¡VIVA CHILE LIBRE E INDEPENDIENTE!

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