Por Jorge Andrés Droguett
Director Fundación Voz Nacional
Resulta curioso observar el comportamiento de diversas especies animales, también llamadas salvajes y que a veces con desprecio denominamos bestias, sin embargo, a quien suscribe le parece que se comportan, en esencia, casi del mismo modo que lo hacen algunos seres humanos, suponemos seres pensantes y dotados de la capacidad de autopercepción, voluntad y para quienes creemos que fuimos dotados de alma al momento de nuestras respectivas concepciones; con todo, si observamos los hechos de determinados grupos (no lo que predican, no lo que creen, tampoco como se visten, ni su bandera), sólo recogiendo su desempeño individual y colectivo más los efectos directos e indirectos sus acciones … es que viene a mi mente la imagen de los perros callejeros que levantan una pata y colocan una señal para los que demás cánidos que pasen por el lugar se enteren que es de propiedad del primero, sin embargo, lo mismo hacen estos últimos sobre la marca anterior y, obviamente, los más grandes marcan más arriba, dicho proceso se reitera una y otra vez, en esta especie y de manera semejante en otras , lo paradigmático es que quien está a cargo del lugar “marcado” limpia, pinta, repara y coloca repelentes en el lugar restaurado, empero a poco andar, se repite una y otra vez el descrito círculo vicioso. Lo vergonzoso de esta imagen es que algunos miembros de nuestra sociedad rayan los muros, marcando con su propia seña, luego lo hace otro individuo o grupo y, una y otra vez y cada vez más alto, lo hacen sobre edificios públicos o privados, sobre monumentos, vehículos de todo tipo y sobre todo tipo de superficies, da igual, no conformes con eso, raspan los vidrios, cubiertas de metal y … con qué fin seguir detallando lo que sufrimos al circular por nuestra linda ciudad transformada en sucia y a veces mal oliente, transformada a ratos en un basurero; por ello, cabe preguntarnos ¿qué bestia lo es más? ¿la que actúa por instinto o la que creemos inteligente y que al parecer actúa con plena conciencia de lo que hace como ser superior que es o al menos suponemos? … en el caso de las primeras, si entendemos por instinto “esa conducta innata e inconsciente que se transmite genéticamente entre los seres vivos de la misma especie y que les hace responder de una misma forma ante determinados estímulos“ entendiendo que nosotros en cuanto animales también tenemos instintos producto de la evolución de millones de años y que nos llevan a hacer o sentir irracionalmente, así las cosas, su comportamiento instintivo puede ser moderado y modelado mediante procedimientos que adecuen sus conductas con el uso de reforzamientos que pueden ser positivos o negativos; bastante más complejo es el segundo caso, puesto que se trata de seres (todos quedamos dentro de este saco) que a priori creemos pensantes, libres, con voluntad propia, dotados de la capacidad de evaluar y discernir, más difícil si como algunos creemos, sus cuerpos son el soporte del alma que es un soplo de vida que dimana de Dios, así las cosas, la transmisión de la cultura y costumbres se efectúa dentro de un largo proceso socialización realizada con interacciones de carácter formal e informal, que comienza en la familia y que llamamos educación.
Por supuesto que cabe hacer el símil interespecies entre lo revisado anteriormente ojos vista, esta vez, en los rayados y pintarrajeados que encontramos por doquier en los lugares elegidos para “manifestarse”, con los incendios, demoliciones de veredas, otras destrucciones, saqueos, entre muchas y distintas manifestaciones de vandalismo vividas en los últimos meses y que ya anuncian para los meses venideros una vez terminada la crisis del corona virus, nos enfrenta pues, a la respuesta que podremos ensayar por la pregunta ¿qué especie de las llamadas inferiores destruye el medio en que vive, lo que le sirve a los propios, su entorno directo, etc.? La cual resulta ser evidente y más fácil que la tabla del uno.
Ahora bien, volviendo la mirada a nuestra época de transición constante entre lo moderno y lo posmoderno, percibimos la llegada, para variar, desde el viejo mundo, de sus frutos intelectuales que haciendo eco en Norteamérica nos llegan muchas veces trasnochadas y trastocadas, recordemos entre muchos otros el constructivismo y sus evoluciones psicológicas, filosóficas y las derivadas a todo tipo de ciencia. En términos pedestres y siguiendo al filósofo francés Jacques Derrida, quien a su vez sigue a Martin Heidegger con su “destrucción” crea el término deconstrucción que podemos presentar como la técnica del pensamiento filosófico efectuada con el fin de revisar profundamente las terminologías establecidas en las humanidades, entonces, las significaciones de un texto pueden salir a luz desestructurando el lenguaje empleado para su composición. Bien pues, al efectuar este ejercicio al lenguaje de los actos manifestados por los integrantes de la “primera línea”, los de quienes les motivan, financian, destacan y celebran en edificios simbólicos de nuestra democracia y aplicando un modesto ejercicio deconstructivista podemos rescatar variadas interpretaciones que podrían servir para modificar sus conductas a los incrédulos, a los que optan por omitir o no actuar y a los que teniendo obligaciones y facultades ejecutivas no las ejercen, en particular y verbi gratia, en el Chile de hoy tenemos personas libres pues se les presume su inocencia y debe probárseles más allá de toda duda su respectiva culpabilidad, sin embargo, y a los de la vereda contraria les vemos condenados por aplicar otro sentido del mismo término con una carga significante muy distinta a la anterior; de este modo, y de tanto extraer significados en un sentido o en otro podríamos construir o entender la historia de uno o varios modos distintos. Una de las consecuencias del proceso por el que los ideólogos de izquierda nos empujan en silencio, es que encontramos natural el que quien está mandatado para ejercer el poder e imponer el orden, no lo haga; que creyéndose habitantes de un estado de derecho muchos encuentren normal y correcto que no se cumpla la ley. Este pensamiento y actuación entregado en pequeñas gotas y a lo largo de un periodo sistemática y sigilosamente desde las cúpulas a las bases ha hecho lo suyo con buena parte de nuestra especie y población en particular (sin exclusión de clases, edades, nivel de vida o conocimiento), el problema es que si pretendemos reconstruir o enderezar a estas masas de individuos que dan por ciertas determinadas interpretaciones es tarea muy difícil y peor si consideramos que el voto de cada uno de ellos vale tanto como el de cualquier otro vecino y ciudadano, pero que disciplinadamente lo ejercen y que una mayoría silenciosa permanece en sus espacios de seguridad y bienestar sin decir, actuar y votar; al parecer estamos insertos en un Chile parecido a la narración hecha por Santos Discépolo en su famoso tango Cambalache (85 años atrás), con una moral relativa y acomodada a nuestros respectivos intereses. Por qué el mérito personal, la responsabilidad, el sacrificio, la lealtad entre tantos otros pilares de la formación tradicional hoy pierden importancia y primacía, tal parece que la super valoración de la igualdad ente los seres humanos y el hecho de que mediante el proceso deconstructivista lleguemos a creer que podemos tener derechos desligados de las obligaciones correlativas y esta entre miles de otras interpretaciones se ubican en la base más profunda de las creencias de las dos generaciones más jóvenes de nuestro país, y sí, este es el entuerto en que estamos.
Aterrizando en la realidad insurreccional que nos ocupaba hasta antes de la pandemia y que de todas maneras nos ocupará con nueva fuerza luego de terminado el receso pandémico, es del caso aquilatar la fuerza demencial y delincuencial que nos ha empujado y que nos ha acorralado y despojado a ratos del empleo de las calles y con ello del derecho a circular y a cuántos les privaron de su propiedad, de sus emprendimientos y de su trabajo. Todo lo que han hecho y que seguirán realizando, ha sido desarrollado en forma soterrada, desfragmentada o celularizada, causando hasta la fecha un nivel de daño a las personas y de destrucción de toda clase de bienes, que resulta francamente mayúsculo, esto se ha generado en todo el país, tanto que ni siquiera durante los 1000 días de la unidad popular constatamos a la velocidad con que ha avanzado este mal en estos días. A quién favorece la destrucción, la inmundicia, la cesantía, el temor, la inflación con la consiguiente pobreza, la anarquía y la lamentable debilidad institucional apreciada y sufrida… reflauta que enorme cantidad de conjeturas podemos sacar, sin embargo, no aparece ni un responsable que lidere enfrente y asuma la debacle causada, todos corren y quieren sacar por trozos lo que les interesa o lisa y llanamente les sirve o, una vez más, les beneficia para seguir figurando políticamente.
Qué calamidad, la consecuencia es que nos dejan en un río revuelto y expresado de otra forma ¿quiénes son los pescadores que pretenden hacer la ganancia? Y en especial quién intencionadamente destruye comercios y medios de transporte que sirven a los sectores de nuestra población que tienen menos recursos económicos ¿por qué a ellos? … y … ¿quién es este pretendido pescador encubierto y enmascarado que tiene un rostro en cámara y otro igual de siniestro, pero encubierto?
Para los incautos, inocentes, indolentes, egoístas y silentes bien intencionados … cumplo con el deber de despertarlos de la modorra y llamarlos a la realidad pues, el viejo pascuero, papá Noel, santa Klaus o como quieran llamarle, más el conejo de pascua, el ratón de los dientes, los duendes y las hadas, no existen en el plano material que habitamos, en consecuencia, o despertamos y aceptamos esta realidad o simplemente abdicamos de nuestro derecho a vivir en paz, en una sociedad segura y cada vez mejor, etc.
Existirá en Chile alguien que crea que los salvajes que han hecho, que hacen y seguirán haciendo toda suerte de desbarajustes y destrozos pueden elegir a alguien sensato y bien formado como legislador, alcalde u otro servidor público de corte ejecutivo, bien pues, busquemos a quienes ganan o pueden ganar para que los hagamos pagar.
SI ES VUESTRO SUEÑO TAMBIÉN, VAMOS A TRABAJAR Y A CUIDARNOS DEL COVID-19 PARA LUEGO ENTREGARNOS COMO PODAMOS POR UN CHILE MEJOR Y MÁS GRANDE.
¡VIVA CHILE!
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