12 DE JUNIO DE 2019
El mundo político está sorprendido de que haya un candidato de derecha y heredero del Sí al cual le va bien en las encuestas presidenciales. Ahora acaba de fundar un partido, el Republicano.
Otro partido del Sí en formación, Fuerza Nacional, acaba de entregar su escritura fundacional en notaría.
Pero el No gobierna el país hace casi treinta años y le ha lavado el cerebro a la mayoría, llegándose al extremo de que los únicos dos anteriores partidos del Sí que había, resolvieron cambiar sus Declaraciones de Principios para poder pasarse al No. El último fue la UDI, que por una mayoría del 70% de sus actuales consejeros nacionales, acordó "adorar lo que ayer quemó y quemar lo que ayer adoró" y suprimir de su Declaración de Principios el siguiente párrafo, que había redactado de su puño y letra el fundador del partido, asesinado por los comunistas justamente por haber sido demasiado fiel a sus principios, Jaime Guzmán:
"Consciente del proceso de descomposición política y social que el régimen democrático chileno experimentó en las últimas décadas, cuya derivación totalitaria hizo ineludible el pronunciamiento militar de 1973 (...) destaca el patriotismo y espíritu de servicio de las Fuerzas Armadas y de Orden de Chile, cuyo origen y gloriosas tradiciones se identifican con el surgimiento y defensa de la chilenidad a través de toda la historia del país, incluida su acción libertadora del 11 de septiembre de 1973, que salvó al país de la inminente amenaza de un totalitarismo irreversible y de la dominación extranjera, culminando así una valiente resistencia civil y acogiendo un clamor popular abrumadoramente mayoritario". (Cita tomada de un texto del historiador Gonzalo Ibáñez Santa María).
¿Qué se puede decir de un partido que tiene que suprimir verdades irrefutables de su ideario? Muy sencillo: para poder "pasarse al otro bando" hay que abjurar de lo que uno es, del ideario propio e incluso de la verdad histórica. Todo vale. Algunos llaman a eso "pragmatismo". Está muy bien reflejado en las siguientes declaraciones de Joaquín Lavín en "La Tercera" de hoy, obtenidas del programa de TV "Mentiras Verdaderas" del lunes en La Red:
"En general, en Chile finalmente lo que triunfa son los posiciones moderadas. He vivido esa experiencia muchas veces, he tenido una evolución a lo largo de los años, pero finalmente si quieres llegar a gobernar en Chile, lo que triunfa son las posiciones moderadas".
"Si quieres llegar a de gobernar en Chile..." No "si quieres ver tus ideales realizados". Pragmatismo y moralidad, respectivamente.
Esta es la personificación en política de lo que el humorista norteamericano Groucho Marx, que ironizaba sobre las miserias humanas, transmitía en la siguiente frase suya: "Estos son mis principios. Pero si no le gustan, tengo otros..."
No se rían. Casi todos los chilenos son así y por eso ha hecho noticia que tenga apoyo un político que no es así, como José Antonio Kast, que se presentó ante la ciudadanía como exponente del Sí y renunció a su partido cuando éste desertó hacia el No. Es decir, no admitió renegar de sus principios, y obtuvo un 8 % de los votos en 2017, en circunstancias de que todo su "electorado natural", que es la derecha, había desertado del Sí a Pinochet al No que personificaba Piñera (mediando un transitorio y ágil "salto de conveniencia" de éste al Sí cuando fue generalísimo de Büchi, en 1989).
De hecho, las encuestas dicen que el 80% de las personas que se definen como de derecha, que eran del Sí, al mismo tiempo apoyan a Piñera, que es del No, lo que traducido al idioma del pragmatismo significa lo mismo que propicia Lavín: no importan los principios, sino acomodarse a lo que cree la mayoría del momento. "Al sol que más calienta".
Por eso, para muchos partidarios de Kast, sería incomprensible que su nueva colectividad se sumara a ChileVamos, un constructo de Piñera y del No.
El analista Patricio Navia, en "El Líbero", dice: "El Partido Republicano viene a satisfacer una demanda que se generó cuando la UDI y RN emprendieron el camino para salir a conquistar el voto moderado que quedó huérfano con el fin de la Concertación".
Navia, en el fondo, dice lo mismo que Lavín. Y si el Partido Republicano ingresa a ChileVamos va a ser por pragmatismo y para hacer eso mismo, que es lo que predican RN, UDI, Evópoli y el PRI: marcharse al No en busca del "voto moderado", suponiendo que éste es mayoría. Pero el Partido Republicano perdería así el principal rasgo de su identidad política. Y dejaría el campo abierto a Fuerza Nacional.
Lo que los pragmáticos no tienen en cuenta es a una masa ciudadana, pequeña o grande, que no cree que la razón de ser de la política sea sólo ganar elecciones. Hay quienes la entienden como defender ideas y principios, aunque no ganen nunca elecciones y sólo porque se cree en ellos. La moral siempre tiene seguidores. Y tiene en Chile un cierto respaldo popular que hoy está con José Antonio Kast. Si éste también sale a la caza del "voto moderado" de que hablan Lavín y Navia y abandona sus principios, otra fuerza que los mantenga va a aparecer y será también significativa. Como la que apareció de la nada cuando un candidato desconocido, sin recursos, sin publicidad, sin titulares y sin pantalla, sacó setenta mil votos, más que cualquier otro candidato a consejero regional, en 2017. Gran sorpresa, aunque poco publicitada. Es que tenía dos grandes atributos: su nombre y su apellido. Se llamaba Cristián Labbé y era hijo del coronel representativo de la quintaesencia del Sí, al cual el establishment del No, partiendo por la UDI y terminando en la judicatura de izquierda, ha bloqueado de todas las maneras imaginables para impedirle competir como candidato a algo.
Aunque resulte increíble, los moralistas existen en Chile. Y en una de éstas sacan más votos que los pragmáticos.
Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/
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