14 de septiembre de 2024

 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


Cada cierto tiempo reaparece la pregunta "¿Cuándo se fregó Chile?".  Ahora Cristián Warnken en El Mercurio sostiene que "Chile no se fregó". Usó la otra palabra, claro.  Pero la verdad es que sí estamos fregados y peor que nunca antes, salvo tal vez, ya en 1973 bajo la UP. 

Ahora el chileno está más atemorizado que jamás antes. Salvo que sea delincuente. Y en general, desde el fin de la UP nunca se vio al país tan embromado como ahora. La gente dice vivir bajo un clima de miedo e incertidumbre. Antes hubo períodos de temor por el auge de la delincuencia y la población se abstenía de salir a pie en la noche. Pero hoy hay miedo de salir a pie o en auto a toda hora. Hay comunas en que se han hecho habituales los "turbazos" a casas particulares. Eso no había sucedido nunca. Se elige para viajar "la hora del taco", porque es la única en que no hay encerronas, aunque uno demore el doble. 

Y la economía estancada. Somos el país OECD con más permisología y más altos impuestos a las empresas. La producción crece apenas y la inversión cae año a año. La construcción, donde hallaban empleo los más pobres, está decayendo. Los ricos de verdad ya no viven en Chile, sino "vienen" a Chile. O están con un pie aquí y el otro allá. A los 80 mil millones de dólares que se fueron tras la insurrección comunista se suman miles de millones más que se van cada año.

Pero en realidad, cuando Chile se fregó fue el 88, tras el plebiscito del Sí y del No. Lo que pasó después era consecuencia inevitable. Me di cuenta al repasar ese año a raíz del caso Maduro. Y no he podido creer la barbaridad que toleramos el 88. Cómo aceptamos esa intromisión extranjera descarada, sobre todo viniendo de países con política exterior reconocidamente imbécil, como la de Estados Unidos, que habían regalado países al comunismo, como Vietnam del Sur, siendo cómplices del asesinato de su presidente pronorteamericano y católico. Que habían presionado al shah del Irán a renunciar para entregar el poder a los ayatolas, los peores enemigos terroristas de occidente. Con una Enmienda Kennedy para liquidarnos ante una guerra vecinal. El propio Ted Kennedy vino a presionar por el No el 88. Fue un personaje tan dañino que Michelle Bachelet hasta lo condecoró. 

¿Cómo Pinochet permitió que Harry Barnes, el embajador yanqui, cohechara en 1988 al electorado chileno con millones de dólares de su "Endowment for Democracy" en favor de una de las opciones? Un vergüenza. Y para financiar ante sus propias narices propaganda basada en una falsedad, la de que con el Sí seguía habiendo gobierno militar.  

Si hubiera ganado el Sí habrían seguido casi mil extremistas presos y no indultados y cobrando como falsos exonerados o con pensiones vitalicias de sospechosos de terrorismo, como las que dio Lagos. 

Con su millonario cohecho dieron vuelta al electorado, que antes del "platazo" favorecía al Sí en todas las encuestas.

Los "mejores 30 años de la historia de Chile, 1985-2015" habrían sido todavía más y mejores con Pinochet de presidente hasta 1998. Habríamos sido país desarrollado.

La mayoría del No, lograda gracias al cohecho extranjero, fue la que fregó a Chile. Y seguiremos fregados hasta que el Sí vuelva a ganar, lo que perfectamente puede suceder.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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