9 DE OCTUBRE DE 2022 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


Soy de una sola línea política, conservador en lo valórico y liberal en lo económico-social. Tal como lo fue el gobierno militar, al cual siempre apoyé. Sigo pensando que fue un error no reelegir a Pinochet en 1988, porque bajo una presidencia adicional suya, de nuevos ocho años (1989-1997), no tengo duda de que Chile habría alcanzado el grado de país desarrollado. Y ello en plena democracia, como la que se habría inaugurado el 11 de marzo de 1989, junto con entrar en vigor el articulado permanente de la Carta y un Congreso elegido. Todo lo cual se retrasó un año debido al infortunado triunfo del "No".

Hoy, dentro de esa misma línea, soy partidario de mantener la Constitución vigente, que nos ha permitido el período más exitoso (aunque con crecimiento decreciente achacable a medidas socialistas) de la historia política, económica y social de Chile. Sólo interrumpido por la insurrección revolucionaria, todavía inexplicablemente impune, del 18 de octubre de 2019. 

Hoy me he enterado de que concuerda conmigo en mantener la Constitución de 1980 el 97 % de los chilenos, según encuesta Black & White publicada en El Mercurio de esta fecha, p. D4. Pues en ella sólo el 3 % menciona, y en último lugar, "nueva Constitución", junto con "inmigración", entre los temas que menos les preocupan. El "medio ambiente" les preocupa cero y no lo menciona nadie, salvo el encuestador que preguntó. Los temas que sí preocupan más a la gente (y no tienen que ver con la Constitución) son delincuencia (52%); la economía, el desempleo y el bajo crecimiento (22%); las pensiones, la salud, la educación y la vivienda (9%);  la división y la odiosidad políticas (6%); y la desigualdad (4%), que Boric menciona a cada rato pero a casi nadie le importa. 

Por consiguiente, por segunda vez en poco más de un mes y desde el 4 de septiembre, he vuelto a sentirme mayoritario. Ello tras 32 años sufriendo la condición inversa, pues también fui opositor de la Concertación, de Sebastián Piñera y de la Nueva Mayoría. 

Infortunadamente han abandonado esta condición mayoritaria, de la ciudadanía y mía, bastiones tradicionales del régimen militar, de la derecha y la libertad, como los partidos RN y UDI y los diarios históricamente derechistas como El Mercurio y La Tercera. Se han pasado todos, inexplicablemente, al bando hoy minoritario de la izquierda y centroizquierda, empeñadas en derogar la Constitución y reemplazarla por otra que no tenga el "estigma" de haber nacido bajo la presidencia constitucional de Augusto Pinochet (1981-1990). "Estigma" que es inexplicable pero persiste, pese a ser, la actual, la Constitución más ratificada popular y democráticamente de nuestra historia. Pues no sólo nació de un plebiscito en 1980, sino que fue ratificada por otro, tras ser reformada en 1989, donde obtuvo el 91,25 % de confirmación; y vuelta a apuntalar por los poderes Ejecutivo y Legislativo en 2005 (lo que hizo innecesario un plebiscito).

Inexplicable resulta este alejamiento del sentir popular de las élites habladoras políticas y periodísticas, como las calificaba Paul Johnson. Pues en reciente twitter José Antonio Kast, líder del Partido Republicano y no incurso en el mismo renunciamiento, ha probado, desmintiendo al periodista Daniel Matamala, tras haber éste afirmado que durante 30 años la mayoría pedía una nueva Constitución, que esta inquietud fue siempre muy minoritaria, según la encuesta anual del Centro de Estudios Públicos.

Cómodamente instalado en esta condición mayoritaria, me apresto a observar cómo salen del atolladero en que se han metido quienes, de manera tan inconsulta e inexplicable, se han entregado a sus adversarios de siempre, renunciando a defender los principios y posiciones que tradicionalmente sustentaron.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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