8 DE AGOSTO DE 2021 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


La Convención cumplió un mes sin haber redactado un solo artículo de la nueva Constitución, su única tarea. Para completar en nueve meses 143 artículos, como tiene la actual, debería generar 16 mensuales. No lleva ni uno. Me recuerda las vacaciones de invierno del colegio, en que nos daban como tarea una composición de 30 líneas y uno decía: "Haré dos líneas diarias y así no me va a costar nada". Pero llegaba el último día a las once de la noche y uno estaba recién empezando a escribir las 30 líneas a toda carrera, furioso y muerto de sueño. Un amigo llamaba a eso "la cosa chilena".

Sus efectos pueden ser peores que ése. Pues están haciendo todo en la Convención --salvo escribir una Constitución-- de la peor manera, es decir, según lo que mandan los comunistas: días atrás los convencionales colectivamente cantaron y bailaron una ronda al son de una canción antinorteamericana del compositor rojo Víctor Jara, titulada "Por la Paz". Fue compuesta con motivo de la guerra de Vietnam, donde el Norte comunista agredió e invadió al Sur capitalista. Así es que su título más apropiado debería haber sido "Por la Guerra". Pero en el mundo orwelliano de los '70 la paz estaba representada por el agresor y, como todavía lo está, según eso cantan y bailan los convencionales de todos los colores políticos hoy. ¡Qué grato espectáculo de confraternidad social! Así se construye la "casa de todos", que será de color rojo, naturalmente.

¡Y qué imbecilidad!

En los años '70, con el apoyo de los mayores imbéciles occidentales, como Bertrand Russell, los norteamericanos se vieron inhibidos de usar sus armas más poderosas (para no violar los DD. HH.) y por consiguiente perdieron la guerra, que les provocó 50 mil muertos, 500 mil millones de dólares de pérdida, la contratación de periódicos viajes de Bob Hope a animar a las tropas y, "last but not least", la pérdida de una nación completa a manos del comunismo…

Por eso, cuando los EE. UU. castigaron a Chile después por haberse deshecho del comunismo sin un solo soldado norteamericano caído, sin gastar una sola bala yanqui y sin financiar ninguna gira de Bob Hope, el agregado militar de ese país acá, coronel Patrick Ryan, les preguntaba a sus compatriotas si estaban locos, imponiéndonos sanciones como la "Enmienda Kennedy". Ésta fue obra de uno de los sujetos más miserables de la política del siglo XX, Ted Kennedy, que con eso se ganó una condecoración de Michelle Bachelet, en agradecimiento por el apoyo norteamericano a la causa de Fidel Castro, el héroe máximo de ella. "La cosa chilena" bajo el comunismo: premia al que castiga a los salvadores de la libertad.

Días atrás, dentro de la Convención, voces extremistas vetaron la presencia del convencional electo con alta votación, almirante (r) Jorge Arancibia, en la comisión de DD. HH. porque, explicó su coordinador, el abogado de DD. HH. (y por tanto ahora miembro del decil de más altos ingresos) Roberto Celedón, "nunca se ha pedido perdón".

Ese abogado obtuvo hace 14 años la condena del carabinero Primitivo Castro Campos, que en 1974 sorprendió a un terrorista con un maletín lleno de explosivos en Talca. Este le arrebató su fusil y lo gatilló, pero el tiro afortunadamente no salió y antes de que sacara su revólver, Castro Campos le dio muerte con el suyo. Fue felicitado por sus superiores, dejándose constancia en su hoja de vida, y naturalmente resultó absuelto en el respectivo proceso judicial.

Ya 33 años después, en 2007, Chile era otro país, con el Poder Judicial en manos de los rojos, encubiertos por la DC, Piñera y la "centroderecha", y derogado por completo el estado de derecho ("rule of law") en los juicios contra exuniformados. Ya no se respetaban la amnistía, la prescripción, la cosa juzgada ni el debido proceso. Luego, los hijos del terrorista aprovecharon de querellarse, el abogado Celedón los defendió y el policía ejemplar debió cumplir cinco años y un día de presidio en Punta Peuco por homicidio, en un caso más de prevaricación judicial, millonaria indemnización mediante (parte de la cual va al abogado).

Ahora éste quiere que el almirante (r) pida perdón por "atropellos a los DD. HH." como ésos.

Ergo, "la cosa chilena" de hoy tiene como ingredientes una mezcla de dejación, comunismo rampante, prevaricación, traición a los uniformados y doble dosis de imbecilidad.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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